“Cuando accedí a mi primer trabajo aquí en el periódico Lanza se daba un hecho muy discriminatorio: a las mujeres nos hacían un primer contrato de auxiliar de redacción aunque tuviéramos la misma titulación que los hombres, ellos automáticamente eran redactores”. Lo cuenta la periodista Julia Yébenes, que este martes 8 de marzo recibe el premio Empoderamiento y Liderazgo del Ayuntamiento de Ciudad Real. Pese a todo cuenta que el periodismo “es uno de los oficios menos machistas”, en esta entrevista para el periódico al que está ligada desde hace treinta años.
Pregunta .- ¿Qué supone para ti el premio Empoderamiento y Liderazgo del Ayuntamiento de Ciudad Real?
R.-Para mí es una gran satisfacción que me reconozcan por mi compromiso con el feminismo y la igualdad, o lo que yo pueda representar. Tengo que dar las gracias a Pilar Zamora, primera teniente de alcaldía, exalcaldesa y una política comprometida con la igualdad y el feminismo, que lo ha demostrado con su trayectoria. Mi nombre ha sido una apuesta de Zamora que ha derivado en que el grupo socialista me propusiera al Consejo Local de la Mujer de Ciudad Real.
P.- ¿En qué momento de tu vida fuiste consciente de las desigualdades hombre-mujer?
R.- No sabría decir un momento concreto. Vengo de una familia rural, de pueblo, somos cinco hermanas, mi padre ha sido agricultor, pero no he vivido un machismo exacerbado en mi casa. Todas hacíamos de todo. Siempre he tenido claro, aun viniendo de una familia humilde, muy normal, que quería formarme y tener una profesión, empoderarme por así decirlo. Tanto mis hermanas como yo nos hemos empoderado a través de los estudios.
P.- ¿Has sentido la discriminación, en qué momento de tu vida personal o laboral?, ¿te sigue pasando ahora?
R.- Los recuerdos de discriminación son de más adulta. Cuando estudiaba en Madrid tampoco sentí la discriminación, vivía con un grupo de chicas, al lado de un piso de chicos; íbamos, veníamos, nos relacionábamos en condiciones de igualdad. También estuve en una banda de música en la que solo éramos dos chicas y no sentí ninguna discriminación, a lo mejor una actitud paternalista.
Sin embargo cuando accedí a mi primer trabajo aquí en el periódico Lanza, en el que llevo más de treinta años, se daba un hecho muy discriminatorio: a las mujeres nos hacían un primer contrato de auxiliar de redacción aunque tuviéramos la misma titulación que los chicos, pero ellos automáticamente eran redactores, aun haciendo la misma labor o incluso más. Yo por ejemplo estuve seis años y medio como auxiliar de redacción. Ahí sí sentí la discriminación.
P.- ¿Desde cuándo te consideras feminista?, ¿tienes referentes, personas conocidas o desconocidas que te hayan abierto los ojos respecto a las desigualdades?
R.- Me considero feminista desde siempre, pero con más conciencia desde los últimos años. Soy una persona muy inquieta y siempre he estado en movimientos asociativos en los que he intentado trabajar por la igualdad. Fui presidenta de la Asociación de la Prensa de Ciudad Real ocho años, de 2000 a 2008, y de la Federación de Asociaciones de la Prensa de Castilla-La Mancha otros cuatro; de hecho formé parte de la creación de esa federación. También formé parte en FAPE, que es la Federación Nacional de Asociaciones de la Prensa, de una comisión de asuntos deontológicos, y fui secretaria de la Comisión de Mujeres cuyo mayor hito fue el reconocimiento de las mujeres periodistas en un documento en el que reivindicamos nuestros derechos como profesionales y como sujetos de la información. Ese decálogo lo leímos en Cádiz en 2008, en la cuna del constitucionalismo, delante de la primera ministra de Igualdad que ha habido en España, Bibiana Aído. Pienso que ahí hubo mucha semilla de la contribución que hemos hecho las mujeres periodistas a visibilizar el feminismo, antes del MeToo, movimiento en torno al que surgió en 2018 un chat de Telegram en la que estábamos 2.500 periodistas que a día de hoy sigue existiendo. Las mujeres periodistas hemos aportado mucho a la visibilidad del feminismo y seguimos muy activas.
Estando en esa Comisión de la Mujer hice un estudio del tratamiento de la violencia de género en los medios que se aprobó en una asamblea de FAPE en Madrid, con Urbaneja de presidente, y ahora formo parte de la Asociación de Agentes de Igualdad de Castilla-La Mancha (APAIO).
P.- ¿Quiénes son tus referentes en feminismo?
R.- Aparte de Amaya de Miguel, la primera mujer que dirigió el Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro, mi hermana mayor Sagrario (Ito), que ha sido un ejemplo de abrirse camino como profesional, como mujer empoderada, con formación, que empezó a trabajar muy joven como abogada.
Las redacciones de hace treinta años
P.- Eres una de las periodistas más veteranas de Ciudad Real, con una trayectoria de más de treinta años, ¿cómo eran las redacciones y el trabajo en esta profesión cuando empezaste?
R.- El periodismo es una profesión muy precarizada en general, y las mujeres en particular, como pasa en muchos sitios las mujeres somos la base de todas las redacciones, hacemos de todo. Cuando empecé a trabajar me asignaron cultura y universidad, que eran secciones feminizadas, mientras que política y economía las hacían hombres. También se notaba el ‘reparto femenino’ del trabajo, las procesiones, el carnaval, cualquier evento social menos valorado informativamente, por así decirlo, lo hacíamos las mujeres, que luego a lo mejor era lo que más se leía. Eso se ha ido corrigiendo con el tiempo.
P.- ¿Crees que el periodismo es una profesión machista?, ¿lo es menos que otras profesiones?, ¿cómo lo ves desde el punto de vista de las oportunidades profesionales y la igualdad?
R.-Yo creo que es una de las profesiones menos machistas, excepto a lo mejor a nivel de los puestos de alta dirección en corporaciones muy grandes. Aquí en Ciudad Real tuvimos una época en la que se publicaban tres periódicos y los tres estaban dirigidos por mujeres. El periodismo es una de las profesiones menos machistas. No hay diferencia de género para las oportunidades profesionales, y en las empresas públicas menos. Incluso eso de contratar menos mujeres por la maternidad se está corrigiendo. Hace no muchos años eran las que se han sacrificado con bajas maternales, ahora lo hacen de manera indistinta hombres y mujeres también porque la ley lo contempla y ya es obligatorio.
P.- ¿Qué aspecto es el que más te preocupa en estos momentos de la desigualdad hombre-mujer, en qué debemos ser más combativas?
R.- El retroceso por los peligrosos discursos ultras, fruto en mi opinión de la reacción a la mayor concienciación social del feminismo. Es como si las fuerzas reaccionarias se hubieran puesto en guardia y salen diciendo a ver qué pasa aquí. Me preocupa que haya partidos políticos que quieran la involución. No olvidemos que el feminismo es una filosofía de trescientos años, pacifista, que nunca ha causado bajas. Para mí el feminismo no es una ideología política, es un derecho humano de igualdad de oportunidades.
P.- La profesión de periodista ofrece oportunidades para conocer, aunque sea someramente, a personas muy relevantes de la política, el arte, el cine, la literatura, y más cuando has seguido acontecimientos como el Festival de Teatro Clásico de Almagro, ¿a quién destacarías para bien o para mal por su actitud frente al feminismo y el machismo?
R.- Para mal a nadie. Eventos como el festival me han dado la oportunidad de conocer a personas como Carmen Alborch que era una gran feminista, fue una de las primeras mujeres que llevó el feminismo de una forma transversal a la política y rompió muchas barreras. Me acuerdo de haberla entrevistado cuando fue ministra de Cultura. En el ámbito del festival de teatro he conocido a grandes mujeres como Nuria Espert o la también actriz Pepa Pedroche, de mi generación, un valor en alza que ha destacado en un mundo artístico. También me sorprendió mucho por sus valores feministas y rompedores la exdirectora del Festival de Almagro Amaya de Miguel. Ella cuenta que cuando llegó al festival acababa de dar a la luz a su hijo y alguien le recriminó que estuviera al frente del certamen con su bebé. Fue la primera directora, trajo una programación muy buena y fue pionera en programar obras escritas por mujeres.
P.- ¿Cómo ves la evolución del feminismo en la provincia?
R.- Con una salud de hierro, tanto en la provincia como en Castilla-La Mancha y en España. En esta comunidad ha habido gobiernos que han marcado el camino por la igualdad. La legislatura pasada, por ejemplo, recuerdo la figura de Araceli Martínez, directora del Instituto de la Mujer de Castilla-La Mancha, otra referente en política feminista.
La huelga feminista de 2018 marcó un antes y un después en el movimiento en Castilla-La Mancha, me llamó mucho la atención el despertar de muchas mujeres, sobre todo muy jóvenes, educadas supuestamente en más igualdad. Y no solamente ellas, sino que hayan surgido movimientos como Feministas de Pueblo, compuesto por profesionales liberales de más edad que están poniendo el foco en la discriminaciones más agudizadas en los núcleos rurales. Además, en las administraciones hay comisiones de género y planes de igualdad. Hay mucha fortaleza de las mujeres, incluso las que dicen que no son feministas, lo son. La mayoría de personas estamos sensibilizadas, ahora cuando vemos actos en los que no hay mujeres nos llama la atención.
P.- ¿En qué ámbito destacarías el avance de las mujeres?
R.- Desde luego en participación política ha habido un enorme avance en España, todavía no hemos tenido presidenta del Gobierno pero llegará, ya hay muchas presidentas autonómicas y portavoces de partidos. También ha sido muy importante la progresión en justicia o en sanidad, y ya no por cuotas. Poco a poco va calando y se tiene más en cuenta la opinión de las mujeres, su valía y su talento. De hecho en Ciudad Real llevamos quince años encadenando alcaldesas.
P.- Razones para salir a la calle el próximo 8 de marzo
R.- Sigue habiendo motivos para salir a reivindicar. La voz de una mujer no vale lo mismo que la de un hombre en el espacio público. El caso de Rocío Carrasco, por ejemplo, una mujer que sufre un maltrato de veinte años y ahora que sale contándolo la machacan. Las agresiones sexuales siguen ahí y van a más, hay que ocupar la calle ya que no la podemos ocupar con la misma seguridad en horas nocturnas en todas las ciudades. Las agresiones sexuales siguen dándose, ahora además con sumisión química, muchas sin violencia física, más perversas. También hay que pedir a los hombres que se impliquen más, somos la mitad y la lucha es de todos, ellos también tienen que salir a la calle este 8 de marzo. No se trata de excluirlos, todo lo contrario, sino de ir de la mano hacia la igualdad real.
