Geometrías a partir de la línea recta, ‘infinita’, que tienen mucho de arquitectura, pero también de naturaleza, copan el protagonismo de la muestra que la artista cordobesa, residente en Valdepeñas, Aurora Cid expone en el Museo del Quijote.
Cuadrados, paralelepípedos y sobre todo triángulos, perfectamente delineados y conviviendo a través de una tan diversa como armónica conexión del color, se hallan en sus cuadros creados en cartón de embalaje. Sobre la exterior parte lisa traza precisas formas, cortantes y en buena parte puntiagudas al destacar las esquinas o vértices de las formas geométricas, y con el cúter se deshace de ‘la piel’ de este material para mostrar la ondulación de su interior, unos relieves del papel kraft que, además de cambio de textura, contribuyen a proporcionar profundidad a las composiciones.
Mediante sombras en las tonalidades de las geometrías también genera esa profundidad en unas obras de cartón que parecen “levantarse” y salir del marco para alzarse en esculturas de metal, con pliegues de planos que recuerdan a la papiroflexia, un origami de sugerentes y elegantes figuras que cobran vida en tres dimensiones.
En la muestra, que se puede presenciar hasta el 25 de junio, hay polípticos de cuatro obras que podrían situarse de manera diversa encajando perfectamente el equilibrio en una nueva disposición, otros que siguen la variación de tonalidades warholianas, composiciones que recuerdan a eternos paisajes de pirámides y dinámicas sucesiones de formas que podrían emular la fuerza de los mares o los vientos, así como, en una de las instalaciones, parece revolotear una bandada de pájaros, con piezas en blanco y negro de metal mecidas por un ventilador.
Jesús Cámara, comisario de la exposición, habla en el catálogo de la muestra de la precisión, pureza, equilibrio y belleza de la obra de Cid y de cómo la realidad la conduce a la geometría que la lleva, a su vez, a mostrar su otra realidad, su mundo particular, por el que, a partir del cálculo, corre su fantasía.
Es una geometría estrechamente ligada a la arquitectura “pero trastocada en una especie de figuración mágica: los poliedros se urbanizan transformándose en ocasiones en estructuras ciclópeas, otras en rascacielos desafiantes al futuro. No faltan tampoco en sus obras referencias finales que nos podrían conducir a alusiones intelectualizadas de la naturaleza, y es que en ese vacío, casi de abismo, después del color plano en busca de una tercera dimensión, pueden encontrarse las huellas de paisajes que, en continua dialéctica con la escala, pueden remitirnos a ondulaciones de las dunas del desierto o la cartesiana disposición de los liños de vides del campo manchego”.