Pasadas las 22:00, Miss Caffeína hacía acto de presencia en el escenario del Auditorio Municipal ‘La Granja” de Ciudad Real para dar comienzo a los conciertos enmarcados en el programa de las Ferias y Fiestas en honor a la Virgen del Prado.
A la vez que los gigantes y cabezudos se aproximaban a las inmediaciones del Recinto Ferial, en la que sería la inauguración definitiva de la Feria, Alberto Jiménez, frontman y vocalista de Miss Caffeína, comenzaba a cantar con los neones de las atracciones de telón de fondo, en lo que sería un concierto de casi hora y media que pasó como un vendaval de energía abrasadora.
Jiménez, ataviado entero de cuero negro, enseguida coqueteó con el público y hacía guiños a unas primeras filas copadas por los fans más acérrimos de la banda madrileña. El setlist elegido por Miss Caffeína transitó por sus nuevas canciones -por las que Jiménez agradeció al público su gran acogida- y por los clásicos de la banda como ‘Reina’, ‘Hielo-T’ o ‘Modo avión’.
El potente directo de la banda, siempre afinada y empastada con la voz de Alberto Jiménez, con melodías deudoras de jugueteos con sintetizadores y bajos, transmite una fuerza vibrante. No hay descanso entre canción y canción, y así el público fue entrando en el juego propuesto por la banda y acabó saltando y bailando todos los temas interpretados.
Alberto Jiménez, talaverano de nacimiento, bromeó con los presentes acerca del calor en la ciudad: “Mira que yo soy manchego y estoy acostumbrado, pero esto de hoy es demasiado”. Además, manifestó el gran cariño que le tiene a Ciudad Real por diversos motivos.
Con esto acabó de meterse al público en el bolsillo y encaró las últimas canciones con una energía desbordada y una exhibición vocal muy notable. Jiménez hizo partícipe al público en varios momentos, con los típicos juegos de palmas y luces y mantuvo a los presentes en vilo a la espera de sus temas más conocidos.
La buena actitud de toda la banda y en especial de Alberto Jiménez llevaron el concierto hacia una conjunción inevitable con el público. Ellos lo buscan, lo provocan, porque así lo sienten. El frontman explicó al público por qué compuso algunas de las canciones interpretadas mientras confesaba sus intrahistorias. Cercanía y empatía que, definitivamente, catapultan el show a una simbiosis entre banda y asistentes.
Y así, con la noche en un crescendo imponente desde su inicio, llegó la canción más conocida de Miss Caffeína, un himno generacional que ha liderado plataformas de streaming, que suena en discotecas y que casi todo el mundo entre 15 y 35 años ha escuchado alguna vez: ‘Mira cómo vuelo’. El delirio se apoderó de los asistentes, que se fundieron en saltos y aplausos al unísono.
Ellos mismos dijeron que al estar solos en el concierto, se ahorraban el paripé de irse del escenario para volver, así que afrontaron estas últimas canciones como el resto del concierto: un frenesí imparable de guitarreo y buen hacer de Jiménez vocalmente hablando.
No hubo bis, ni falta que hizo, porque todos los allí presentes se quedaron satisfechos -igual hasta volaron y flotaron- con un concierto de Miss Caffeína, quizás corto, pero indudablemente intenso. Dicen que lo bueno si breve, dos veces bueno.