La crisis del coronavirus ha dejado tirados en mitad del mundo a miles de españoles que salieron hace unos meses en busca de aventuras con permisos de residencia limitados. Carolina Espartero es una de las ciudarrealeñas que voló en octubre a Australia con la visa ‘Work and holiday’ (trabajo y vacaciones).
Va a cumplir los 30 y, después de pasar varios años en Oxford, decidió que esta opción era perfecta para poner el “broche final” a su estancia en el extranjero. “La idea de todo esto era conocer mundo”, ganar algo de dinero y viajar por Australia, Nueva Zelanda y parte de Asia durante el año que permite este visado.
La primera vez que supo del coronavirus fue en Navidad, “supongo que como todo el mundo”. Desde Melbourne, su lugar de residencia actual, Carolina pensó que su ciudad sería una de las más afectadas, “porque más del 60% de la población es asiática y hay muchísimos vuelos a China”. Pero no ocurrió así.
Cuando España llevaba una semana de confinamiento fue cuando empezaron a aumentar los casos, y aún solo tenían “unos 400 en este país que es más grande que toda la Unión Europea”. Fue entonces cuando el gobierno de Scott Morrison empezó a aprobar restricciones y empezaron los problemas.
Cancelaron el Gran Premio de Australia de Fórmula 1 en Melbourne y siguieron el resto de eventos y reuniones. Luego fue el cierre de negocios y de restaurantes, incluido el establecimiento donde trabajaba ella y su pareja. Así es como esta trabajadora social, que viajó hace unos meses a un país de ensueño se ha quedado sin ingresos y sin poder viajar.
Scott Morrison da la espalda a los inmigrantes: ‘Must go home’
“Australia es para los australianos”. Carolina Pareja es una de las muchas españolas a las que el gobierno australiano dice que vuelvan a su país, a las que ha negado las ayudas económicas aprobadas para la población en general como consecuencia de la crisis sanitaria, pero que tienen grandes dificultades para llegar a España.
En Australia han aprobado dos paquetes de ayudas importantes, unas destinadas a los desempleados y otras las empresas. En ambas están excluidas todas las personas que tienen visados temporales. “Es una situación muy injusta, porque amigas colombianas que llevan 4 o 5 años aquí sienten que el Gobierno les ha dado la espalda”, explica.
Muy dura es Carolina con el Ejecutivo de Scott Morrison, al que tacha de “discriminatorio, excluyente, conservador, clasista y xenófobo”. No es para menos, pues el primer ministro invitó hace unos días a la gente que no pueda mantenerse en los próximos seis meses a irse a casa. ‘Must go home’, dijo.
La ciudarrealeña destaca que los inmigrantes mantienen dos de los sectores más importantes de la economía en Australia: la agricultura y la restauración. Todos pagan sus impuestos, sin embargo, no tienen los mismos derechos laborales que los australianos. “Así no prime minister, así no”, apostilla.
Tirados en aeropuertos después de gastar los ahorros
Hasta el momento, lo único que han conseguido los migrantes es acceder a la pensión que les extraen de sus sueldos, una especie de seguro acumulativo que no puede exceder los 10.000 euros al año y que en su caso es pequeño porque llevan poco tiempo. Además, el casero del piso les deja pagar solo el 50% de la vivienda mientras dure la situación.
En el consulado de España también la recomendaron volver, pero el problema es que de momento no ha habido ningún vuelo de repatriación, directo entre España y Australia. El resultado es que muchas personas, que tienen visas temporales o estudiantes, algunas a punto de finalizar y por tanto con el riesgo de acabar en una situación ilegal, “han acabado tiradas en aeropuertos”.
Así pues, Carol indica que “no hay casi vuelos disponibles, el 90% los cancelan en el mismo día, los precios son muy altos y muchos países en los que haces escala te piden un test del Covid-19 que el seguro médico no te cubre”.
Cuenta que hay “historias muy tristes” de personas que han dejado su casa y han pagado mucho dinero por un billete de avión, y que se han visto con vuelos cancelados, sin un duro, ni casa. Si cancelan un vuelo, “hasta que te devuelven el dinero pueden pasar dos meses”.
A través de diferentes plataformas online y diarios como el latinoamericano SBS, españoles de todo el mundo cuentan en estos días que han gastado sus ahorros en billetes de avión y que están abandonados a su suerte debido a la cancelación de vuelos y el cierre de fronteras. Carolina sabe de casos en Tailandia y ha visto vuelos de hasta 25.000 dólares.
Aparte, la gente tiene miedo a viajar y enfermar. Carolina explica que “el riesgo de contagiarte es muy alto”, ya que todos los vuelos a España en estos momentos tienen tres escalas. Además, al llegar al país tendría que cumplir la cuarentena en casa de sus padres, con el consiguiente riesgo de contagio.
La situación en España es “jodida”
Con más de 160.000 infectados y 16.000 muertos, la ciudarrealeña confiesa que ve “jodida” la situación en España. Piensa que el gobierno actuó tarde, “muy tarde, permitiendo muchas cosas, pero no solo el 8-M, pues hubo muchos eventos, menos importantes que la manifestación del Día de la Mujer, que no se deberían haber hecho”.
Le preocupa mucho la situación en general del país, “la economía, pensar cómo va a volver a la normalidad sin que repunten nuevos casos”, y también sus padres, le da miedo que enfermen. También está abrumada por lo que le cuentan sus padres, sus amigas, “que parece que están viviendo una guerra, cuando salen a la calle y hay tanta policía”. “La gente tiene miedo”, añade.
En Australia, noticias de España hay pocas, normalmente hablan de Italia, Estados Unidos y Reino Unido, aunque siempre hacen mención en los recuentos de los noticiarios. Carol cuenta que en un programa que ha visto decían que el Gobierno “no actuó pronto”, hablaban del material sanitario y afirmaban que “España tiene uno de los sistemas sanitarios más fuertes del mundo”, lo que la enorgullece.
De paisajes paradisiacos a calles con patrullas de limpieza
De momento tiene más razones para quedarse que para irse, aunque ha estado en las últimas semanas “muy estresada” sin saber qué hacer. Las trabas para volar y el riesgo de contagio, la echan para atrás. Ahora tienen ahorros, porque iban a empezar a viajar el mes que viene, pero no tenían pensado gastarlos de esta forma. Su prima, sus padres y sus amigas también tenían pensado visitarla, y ya no es posible.
Entre mil y una noticias del coronavirus, sobre todo de España, Carolina ahora dedica sus días a pasear, salir a correr, al río o al parque. En Australia todavía pueden salir, por lo que da paseos por la mañana, hace la comida y ve mucho la tele. “Hemos comprado para pintar y leer; lo típico, mucho comer y mucho dormir”, cuenta.
En Australia, de momento el Gobierno solo ha hecho hincapié en la distancia social y que la gente no salga de casa si no es necesario. Hay abiertos take away, la universidad es a distancia, existen colegios para los padres que no se pueden permitir pagar una niñera y las playas están cerradas –hace una semana pasó lo mismo que el fin de semana del 14 de marzo en España-.
A día de hoy tienen 6.000 casos positivos en coronavirus repartidos por toda Australia, aunque los estados más afectados son Sidney y Victoria. “Están intentado controlar la situación para que la sanidad no se colapse, como ha ocurrido en Europa”. Así, los paisajes urbanos y naturales han desaparecido ante los ojos de Carolina, que ahora ve patrullas de limpieza en las calles y muy poca gente en la “gran vía” de Melbourne.