Casi diecisiete meses han pasado desde que la perchelera Parroquia de Santiago, Apóstol, de nuestra capital, -cómo muy bien informábamos hace unos días-, cerraba sus puertas por restauración. Era el cuatro de febrero del año pasado y ayer, día seis de julio de este 2020, las volvía a abrir con una imagen totalmente renovada.
Lo hacía, tras el comunitario rezo de la hora litúrgica de Vísperas, acogiendo la primera Eucaristía, tras este periodo de tiempo, presidida por Pedro López de La Manzanara Núñez Barranco, uno de los presbíteros que atienden la comunidad parroquial, con quien concelebró, ante un numeroso grupo de fieles, Antonio Guzmán Martínez, que actualmente presta los servicios que le son solicitados y que entre 2003 y 2009 se ocupó, fundamentalmente, de Cáritas y de la Legión de María.
Homilía
Tras la proclamación de la Palabra, López de La Manzanara pronunció una breve homilía que nos atrevemos a resumir en los siguientes términos. Reluce, -venía a decir el sacerdote-, el templo recién restaurado, tras casi un año y medio de obras, y nosotros, -apuntaba él-, que somos la Iglesia, nos debemos sentir también transformados a través de la presencia de Cristo en el Sagrario. Siguiéndole a Él hemos de ser conscientes de que la Verdad, la Justicia, la Misericordia…, deben ser nuestras características cómo Cristianos. Terminaba su alocución el presbítero haciéndonos caer en la cuenta de que al igual que el templo, renovado, también nosotros hemos de renovarnos cómo Cristianos.
Satisfacción
La feligresía tenía ganas de “volver a casa”, sobre todo las personas mayores que han tenido más dificultad para acceder estos meses a la Capilla del Colegio de San José, y así lo manifestaron al término de la celebración litúrgica.