Comenzaba la celebración, al filo de las diecinueve horas, treinta minutos con una breve oración, -de acuerdo con un sencillo esquema a base de cantos, lectura bíblica y peticiones-, dirigida por el sacerdote presidente del Cabildo Catedralicio, Bernardo Torres Escudero y seguida por los casi doscientos fieles, entre niños y adultos, que ocupaban el templo.
Al finalizar la misma, las familias fueron pasando con sus hijos, -que previamente habían sido cubiertos con una toquilla de la imagen de la Virgen-, por la carroza donde se encuentra instalada, recibiendo como recuerdo del momento una estampa de la “Morena del Prado”, previamente pasadas por su manto, inmortalizando el mismo con un beso a una medalla de la misma, que pendía, -mediante una cinta-, de una de las manos de la Señora.
Tras la lectura bíblica, -en la que se nos recordaba el momento en que Jesús es avisado de que estaban allí “su madre y sus hermanos”, Bernardo Torres nos exhortaba a vivir siempre al estilo de María, como intercesora nuestra ante el Hijo y ante Dios, Padre, a la vez de recordarnos que no sólo está la Virgen en la Catedral en estos días, sino durante todo el año, dispuesta a escucharnos, a recibirnos,… cómo hijos que somos, siendo ésta una hermosa costumbre que sería bueno enraizar en los más pequeños.
Queremos felicitar, por último, a la Ilustre Hermandad de la Virgen del Prado, y a su Corte de Honor, por tan hermosa iniciativa.