El aforo de ciento diez personas previsto en el Villaseñor para la puesta de largo del IV Salón del Poema Ilustrado se quedó pequeño. Varias decenas de personas no pudieron asistir, al estar todas las sillas ya ocupadas, al recital de los poemas que forman parte de la cuarta edición de este encuentro entre creadores impulsado por el Celcit, dirigido por Luis Molina, con la coordinación de Mayu Redondo y Diego Farto.
Buena parte de la treintena de poetas participantes en este Salón, acompañados en muchos casos por los pintores que han ilustrado sus versos, recitaron sus poemas, y todos ellos recibieron un diploma en un acto que contó con la asistencia de la alcaldesa, Eva María Masías, y el concejal de Cultura, Nacho Sánchez.
La lectura de sus obras, de estilos y temáticas muy diversas, dio paso a la inauguración de la muestra, en la galería superior del patio del Museo, con las treinta y seis creaciones en las que se fusionan poesía y pintura y que pueden presenciarse hasta el 29 de abril.
Este salón supone “un doble disfrute” ya que puedes quedarte prendado por la poesía o recrearte en la pintura, apuntó José Manuel Serrano, presidente del Grupo Literario Guadiana, que destacó la sintonía, en este caso en estéreo, de pintura y poesía. “Se llevan bien, caminan de la mano” y es que hay ciertas artes que “se encuentran con facilidad” como en este caso por las imágenes que contienen los versos y la poesía visual de las artes plásticas, ya que hay, como por ejemplo en paisajes, “instantes poéticos, que contienen poesía, la cual está en muchos sitios”.
“Qué es la pintura si no poesía visual”, agregó Cristina Galán Gall, que ha ilustrado con acuarelas relacionadas con el mar las obras de dos poetas y a quien le parece “maravillosa” esta “simbiosis” de disciplinas ya que “lo que a uno se le puede quedar corto, lo aporta el otro”.
Aunque reconoció que no podía ser objetivo, la muestra le “encanta, ha quedado preciosa”, aseguró, por su parte, Farto, que elogió “la implicación” de los poetas y pintores participantes, en torno a sesenta en total, colaborando en la elaboración de obras conjuntas, con una enriquecedora interrelación de autores cada uno desde su ámbito.
Así mismo, subrayó el relevante paso adelante dado por el Salón del Poema Ilustrado con más del doble de obras que en la anterior edición que estuvo conformada por dieciséis creaciones.
“Congenian muy bien poesía y pintura”, hay una larga tradición de conexión, agregó la escritora y socióloga María Antonia García de León, a quien le “encanta” que edificios históricos como el Villaseñor, “en vez de quedarse decadentes”, se llenen de vida con propuestas como este salón poético-pictórico en el que confluyen un amplio número de creadores.
Al escritor Juan José Guarda Polaino, muy contento con la ilustración de Nacho de la Rubia de su poema, le parece todo un acierto este salón con el que se incentiva las relaciones entre artistas, ofreciendo lo que “cada uno hace”, lo cual “enriquece al mundo”.
Se trata de un “punto encuentro”, en el que “aprender unos de otros”, con la presencia de autores consagrados y otros que empiezan, abriendo puertas a los nuevos creadores, apuntó Mayu Redondo, que expresó su alegría por el crecimiento de este salón, al que ya han ofrecido su obra nuevos artistas para la próxima edición.
El Villaseñor es un “lugar increíble” y la inauguración ha sido “un éxito”, lo que “nos da pie” al objetivo de conseguir un espacio estable para el Salón del Poema Ilustrado, con las obras de las distintas ediciones y que sea “una fuente permanente de ideas entre los creadores”, un lugar de conexión, aprendizaje y enriquecimiento mutuo, señaló Luis Molina.
