8.28 horas de la mañana. No ha pasado ni media hora desde que el equipo de la Unidad Móvil de Emergencia (UME) acaba de relevar al anterior, cuando reciben una llamada del 112 que hace pasar rápidamente al médico, la enfermera y los dos técnicos sanitarios del estado de alerta al de alarma, de forma que en menos de dos minutos cada uno ha ocupado su puesto en la UVI móvil y se dirigen al domicilio desde donde han llamado explicando las dificultades respiratorias y ligera pérdida de consciencia de un hombre de 83 años.
Y es que la efectividad, la coordinación y la rapidez son las características básicas de este servicio sanitario, pionero en España hace 30 años y uno de los mejores del país en la actualidad por resultados y por ratio de población atendida, que en el caso de la capital suma unos 160.000 llegando a municipios como los de la zona de los Montes, Los Pozuelos, Corral de Calatrava, Aldea del Rey, Almagro, Malagón y Fuente El Fresno, además de que a veces los requieren también desde Daimiel, Villarrubia y Bolaños.
Así lo explica a Lanza el médico Enrique Sánchez García-Pardo, quien lidera uno de los equipos de la UVI móvil de Ciudad Real, compuesto además por la enfermera Nieves Sanroma y los técnicos Ángel Díaz y Miguel Ángel Camacho.
Tras la llamada y la rápida activación del servicio, el equipo se dirige al domicilio en el que se encuentra la urgencia y durante el trayecto de ese primer aviso -que dura tan sólo cuatro minutos- Camacho transmite al médico los síntomas y patologías del paciente que previamente ha recabado el Centro de Coordinación “pese a que en ocasiones no es fácil porque el alertante está nervioso, pero la experiencia de quienes le atienden lo hacen posible”.
Esa es la argumentación del doctor Enrique Sánchez, quien, en cuanto la ambulancia se detiene se baja para coger el maletín de material para las vías respiratorias, seguido de Nieves Sanroma con el de circulatorio, mientras que Miguel Ángel Camacho se ocupa del monitor desfibrilador y Ángel Díaz con la bala de oxígeno.
Todo está milimetrado, no son necesarias las palabras entre ellos porque cada miembro sabe qué debe hacer hasta el momento en el que el médico llega con el paciente y entonces han de seguir sus instrucciones, siempre de forma rápida.
Y es que la UME de Ciudad Real, de la que existen un total de siete en la provincia, es un auténtico box vital de urgencias del hospital en la calle, preparado para atender todo tipo de urgencias, estabilizar pacientes y salvar sus vidas como hacen varias veces al día en una sola jornada laboral, donde realizan una media de entre cinco y siete avisos que tienen una duración mínima de una hora, aunque en el caso de una parada cardiorrespiratoria o un atropello, por ejemplo, se pueden prolongar durante varias horas.
De hecho, pese a lo que en muchas ocasiones se piensa de que se desplaza el helicóptero en los casos más graves, Enrique Sánchez señala que ambos son exactamente iguales tanto en lo que a equipo humano se refiere como al material, siendo la única diferencia que el helicóptero se envía si la distancia a la que se encuentra la urgencia está a más de 35 minutos de distancia de la base de la UVI móvil o si ésta está ocupada.
Después de que el médico dé el alta en domicilio al paciente, tras diagnosticar la dolencia e informar a la familia de los pasos a seguir porque en este caso no ha sido necesario su traslado al hospital, la ambulancia regresa a la base donde todo el equipo repone el material que haya podido utilizar en la urgencia, limpia o desinfecta, según cada caso. “Hay que tener cuanto antes operativa la unidad por si nos llaman otra vez” recuerda el doctor Sánchez.
La emergencia se da por finalizada cuando el médico concluye en la base los trámites administrativos necesarios porque con cada servicio hay un informe médico y otro de enfermería que se escanean y se envían al centro de coordinación, además de que en otros casos se pudieran requerir trámites adicionales como partes para el juzgado en caso de accidentes, por ejemplo.
La UME de Ciudad Real se caracteriza por ser un servicio sanitario en el que las decisiones se han de tomar de forma muy rápida porque no es lo mismo que en una consulta de primaria que se pueden ver los síntomas más despacio o un hospital en el que se pueden hacer diversas pruebas en el paciente.
“Nosotros no vamos a hacer un diagnóstico fino, sino a detectar un síndrome. Vamos a determinar que al enfermo le pasa ‘esto’ y yo le tengo que resolver el problema para evitar que no vaya a más” afirma el médico de la UVI móvil, quien detalla que “a tomar esas decisiones rápidas contribuye tener un carácter más aguerrido, no asustarse y estar tranquilo, aunque eso no significa no salir con nervio, porque es necesario llevar tensión y adrenalina para que tu cerebro sea rápido”.
Y ha de serlo porque los casos a los que se enfrentan cada día son muy distintos, aunque el profesional médico asegura que lo más complicado es siempre una catástrofe, “que se convierte en tal cuando se sobrepasan los medios que tú tienes a tu alcance”, como un accidente de autobús o una colisión múltiple porque hay que priorizar y elegir las víctimas a las que se atiende primero para evitar fallecimientos.
“Por ejemplo, mientras que si llegamos a un tráfico en el que sólo hay una víctima que tiene una parada nuestra prioridad es intentar recuperarla, en el caso de uno de autobús en el que hay varias graves, los pacientes con parada dejan de ser la prioridad para centrarnos en los más graves y evitar que mueran”.
Afortunadamente, continúa, Ciudad Real -al igual que el resto de la región donde hay 25 UME y cuatro helicópteros- está muy bien preparada para afrontar cualquier catástrofe sanitaria, en parte gracias al gran equipo de profesionales con el que cuenta.
“Cuando hay una catástrofe como, por ejemplo, la del avión de Spanair con más de 170 muertos además de los heridos, el tema sanitario estaba resuelto en menos de una hora y media, al igual que en el atentado del 11-M en Madrid. El tratamiento sanitario de la catástrofe suele estar resuelto en una hora y media, otra cosa es coordinar el traslado a los hospitales para no colapsarlos o que sea una catástrofe como un terremoto o un tsunami, en el que hay que encontrar a las víctimas” matiza.
Para garantizar esa eficacia, recuerda Enrique Sánchez, cuentan también con códigos de actuación que buscan una coordinación entre los diferentes niveles asistenciales para que cuando un enfermo requiere una atención muy urgente, todos los profesionales sanitarios se pongan de acuerdo para que la reciba lo más rápido posible.
A modo de ejemplo se refiere al código ictus a través del que, una vez diagnosticado por el médico de la UVI móvil, se activan los recursos necesarios en el hospital con el objetivo de determinar su causa antes de unas cuatro horas y media ya que, si es causado por un trombo, se puede inyectar una medicación antes de que se cumpla ese tiempo que disuelve el trombo y a veces no queda lesión.
“Pero este medicamento sólo se puede poner en las cuatro horas y media primeras desde que se ha producido el ictus porque de lo contrario no es efectivo, por lo que es básica la rapidez en la detección de esa causa”.
Lo mismo ocurre con el código CORECAN -Código de Reperfusión Coronaria- para las personas a las que les da un infarto cuando una arteria se les bloquea. En algunos casos, si la angioplastia se hace en las dos primeras horas puede desatascarse la arteria y que no quede lesión en el corazón, por lo que de nuevo es vital que, tras poner los primeros tratamientos en el domicilio y estabilizar al paciente, todo el equipo del hospital esté preparado para hacer la coronoplastia y la angioplastia y colocar los muelles.
Sin embargo, “y aunque la patología psiquiátrica se intensifica en otoño y primavera y las enfermedades respiratorias y cardíacas en invierno y verano por las temperaturas más extremas”, el doctor Sánchez reconoce que la patología “estrella” de la UME es la parada cardiorrespiratoria ya que son expertos al ser los primeros sanitarios en atender a los pacientes. Sin embargo, el médico llama la atención sobre que el cerebro sufre lesiones irreversibles tras 8 o 10 minutos sin oxígeno, por lo que puso de relieve la importancia de que existiera una asignatura para alumnos de 13 y 14 años sobre primeros auxilios “porque el primer testigo de la parada es el eslabón con el que empieza la cadena de la supervivencia”.
Comienza la noche…
23.45 horas, primer aviso de la noche desde un domicilio por una insuficiencia respiratoria que obliga a trasladar al paciente al hospital, una persona mayor a la que este equipo sanitario atiende con serenidad pese a la gravedad del caso “porque debemos hacer sentir al paciente seguro mientras tratamos de salvarle la vida”, concluye el doctor Sánchez.
Después de verlos actuar y conocer su trabajo durante 24 horas, les aseguro que uno puede estar tranquilo en caso de que ocurra algo o una emergencia haga que necesiten de su ayuda.
Pioneros
El empeño del primer gerente de Emergencia Ciudad Real por traer a la región un modelo de urgencias sanitarias similar al de EEUU -aunque no con paramédicos y pionero en Europa-, así como el apoyo del presidente de la Diputación, Francisco Javier Martín del Burgo, hizo posible que naciera en la provincia el germen del actual sistema integral de emergencias, una organización con medios materiales y humanos que funcionan las 24 horas de los 365 días del año a partir de un número de teléfono fácil de tres cifras.
Así, cuando Ciudad Real contó con su primera UVI, el 1 de julio de 1987 y en la que comenzó a trabajar Enrique Sánchez, no había ninguna similar en el país, tan sólo un esbozo en los bomberos de Zaragoza y dos en los de París, aunque no era un sistema integral.
Fundamental en la creación del modelo, recuerda Sánchez, fue la colaboración del que fuera el jefe de la UVI del hospital provincial Julián Ortega -con gran prestigio nacional e internacional- quien dijo que en las ambulancias debían ir médicos, por lo que los primeros equipos se componían de médico y un técnico que era bombero.
Este sistema empezó a funcionar el 1 de julio de 1987 con 250 bomberos y 35 médicos que, como anécdota, también tuvieron que superar pruebas físicas.
El 1006 acabó integrándose en 2002 en la estructura regional creada en 1998,y los equipos quedaron integrados definitivamente por médico, enfermero y dos técnicos.
w Sacar de una parada cardiorrespiratoria a los pacientes son, sin duda, los casos que más permanecen en la memoria de Ángel Díaz y Miguel Ángel Camacho, al igual que en la del doctor Enrique Sánchez, quien recuerda que ahora mismo hay dos personas en Ciudad Real, uno de 63 años y otro de 49, que tras la intervención del equipo han sobrevivido y, además, haciendo una vida normal.
Casos en el recuerdo
Otro caso frecuente que les produce especial satisfacción es el de los partos, “de los que solemos tener al menos uno al mes”, apunta el facultativo, al tiempo que la enfermera Nieves Sanroma apostilla que “es la otra cara de lo que vemos, que en principio es la enfermedad. Esto es el inicio de la vida”.
Entre los casos que recuerda especialmente el doctor Sánchez de su trayectoria profesional está el traslado a Madrid de un niño con más del 40% del cuerpo quemado, que debía viajar sedado e intubado. Sin embargo, el relajante muscular que le facilitaron en un centro hospitalario no había seguido la cadena de frío y eso provocó su pérdida de actividad, por lo que el pequeño se desintubó dos veces hasta llegar a Madrid. De hecho, la ambulancia no llegó a La Paz -que es hacia donde se dirigían- porque tuvo que parar en el 12 de Octubre.
Enrique Sánchez recuerda también otras con un final feliz, como el de otro menor -“al final resultan siempre casos muy emotivos los de niños”- de unos seis años en Bolaños que tenía una crisis asmática que le provocaba paradas respiratorias. “Lo intubamos, lo llevamos al hospital y se salvó. Después la madre lo volvió a bautizar, tras haberlo visto parado varias veces, y le puso de segundo nombre Enrique”.
Son curiosas las cartas, placas y notas que hay en la base de la UME de agradecimiento de pacientes a los que les han salvado la vida, brindándoles una segunda oportunidad.