El escenario no podía ser otro: el Corral de Comedias, el único del Siglo XVII que mantiene su estructura intacta. Y tampoco la obra: Desengaños amorosos, el discurso, el legado y el revelo feminista de la escritora del Siglo de Oro, María de Zayas y Sotomayor. Una combinación perfecta necesaria entonces y necesaria también ahora. La música de una viola hará que el Siglo XVII se instale de nuevo en Almagro.
Nise, la culta; Octavio, el conquistador; Beatriz; la vengativa; y Manuel, el reprimido. Cada uno con una historia personal, íntima y guardada en su cuerpo, que terminan confesando por culpa de la peste. Un deseo de libertad, una ambición, una huida y un amor prohibido son los ejes que se muevan sobre las tablas para renacer la denuncia social de Zayas.
Una representación que tiene lugar en el Siglo XXI, pero que nos transporta al Siglo XVII con total facilidad. Será por eso por lo que, esta obra, esta denuncia que en ella se hace, sigue estando presente en la realidad contemporánea. Será que existen muchas mujeres como Nise que desean vivir solas, sin la compañía de por vida de un hombre. Y que Octavio no es el único que con sus engaños y su picardía busca la conquista perfecta. La venganza de Beatriz, una mujer valiente que pone fin a una etapa de sufrimiento, nos hace reflexionar. Y el mundo de Manuel y de su amor prohibido deja en el público el deseo de crear un mundo de igualdad, de respeto y de libertad.
Fiel reflejo de la realidad
La necesidad de que una mujer sea culta, que sepa leer y escribir; pueda manejar armas y tener conocimientos sobre las ciencias. Nando López ha sido capaz de adaptar el legado protofeminista, el feminismo anterior al Siglo XVIII, de las narraciones de Zayas y crear una trama única dirigida por Ainhoa Amestoy.
Un legado del que aprende el presente para servir de ejemplo al futuro y donde se defiende que “las almas no son hombres ni mujeres”. Soñemos alma, soñemos otra vez, por un mundo mejor.