Desde el lunes 16 su escaparate luce la esforzada lucha de Don Quijote y Sancho contra un virus al que tiene asustado.
Una pintura para levantar “el ánimo” y que casi le pudo haber supuesto una sanción cuando la Policía Local se lo encontró por la calle cuando regresaba a su casa tras finalizar el domingo por la noche el dibujo. “Tuve que explicar a los agentes de dónde venía y ellos ya me dijeron bromeando: anda tira pa´casa”.
Adaptación y responsabilidad
Naranjo explica que estamos en un momento en el que todos tienen que sumar y destacó como los farmacéuticos se están adaptando al nuevo panorama tras el desconcierto inicial. Primero marcaron la distancia de seguridad en sus establecimientos y después, tras un ‘brainstorming’, instalaron el pasado lunes las mamparas de separación entre farmacéuticos y clientes.
Poco a poco, dentro del temor que se estabiliza, las farmacias están consolidando una situación de cierta normalidad ante la lucha contra un enemigo invisible como es el coronavirus.
“Estamos haciendo nuestro trabajo con calma y precaución”, subraya Naranjo, que destaca la responsabilidad de todos los clientes, respetando su turno y las distancias de seguridad, “aunque a veces se abalanzan a la mampara”, bromea el farmacéutico.
Material
Donde mayor preocupación hay es respecto al material de seguridad, como mascarillas y guantes. Por el momento cada uno de los empleados sólo dispone de una mascarilla para todo este periodo de pandemia, a la espera de que dentro de unas dos o tres semanas pudiera llegar más. Al igual que los guantes. No cuentan con demasiados y cuando se acaben… “pues ya veremos”.
El farmacéutico espera que pronto pueda llegar más material, aunque no descarta que pudiera ser confiscado por las autoridades sanitarias para destinarlo a los centros hospitalarios. “Lo más importante es doblar esa curva de afectados y que empiece a bajar, que nuestros mayores no estén expuestos y los hospitales se descarguen”, concluyó Gaspar Naranjo.