El vocalista de Maldita Nerea, Jorge Ruiz Flores, define este tipo de momentos como “una cita con alguien especial” y, en el caso de Argamasilla de Calatrava, confiesa que la cita sucederá en un “lugar emblemático” y el “momento será irrepetible”. Tras este maravilloso encuentro, los murcianos abandonarán la provincia de Ciudad Real y recorrerán el resto de España hasta septiembre, mes en el que lanzarán su nuevo single (de título desconocido por el momento).
Nuevo single
La canción, adelanta el músico, es una de esas que marcan un antes y un después en la vida. “Es básicamente mi manera de explicar lo que el amor significa. No sólo el amor romántico, sino el amor con mayúsculas”. Ser capaz de definir este sentimiento es un gran reto al que se ha dedicado toda su vida.
Elegir single, a su vez, no es tarea fácil. Cada artista tiene su método, el de Maldita Nerea se basa en la intuición. “Me enfoco en una canción porque pienso que va a generar mucha energía y mucho valor. No sé por qué lo sé. Sencillamente lo intuyo. Lo cierto es que nunca se está seguro del todo. Ésa es parte de la magia, que las circunstancias decidan por ti”.
Hasta la fecha su forma de selección parece estar funcionando puesto que el grupo ha vendido más de 2 millones de discos y ha ganado numerosos premios. A pesar de sus logros, Ruiz señala que “lo importante no son los trofeos sino el disfrute de la gente”. “Lo que más me gusta es cuando te nombran antes de revelar al ganador y el público, sólo con decir tu nombre, ya te vitorea. Éste para mí es el mayor premio. He vivido situaciones en las que aplauden a la mayoría de los nominados menos al premiado y creo que es tristísimo. El reconocimiento viene siempre de la audiencia”. En ese aspecto el cantante también se siente “afortunado” al contar con casi un millón de oyentes mensuales en Spotify y seguir llenando estadios con el paso del tiempo.
Las desventajas de la fama
Su objetivo como artista es “ser apreciado por el arte”, independientemente de su persona. Dice que, aun teniendo baladas que gozan de gran popularidad, él mantiene cierto anonimato. “Tengo la suerte de tener un proyecto musical al que le va muy bien desde hace muchos años y no sufrir el problema de la fama. ¿Por qué? Porque mi cara no está presente. No es lo principal y puedo tener una vida tranquila”.
La fama, afirma, “me generaría mucha ansiedad y estrés. Son sensaciones que prefiero evitar”, pese a ello, irremediablemente, la siente cada vez que se sube a un escenario. Si fuera por él, “ni siquiera cantaría mis propias composiciones”. “En el fondo lo que quiero es que los demás canten, no cantar yo. Mi sueño de pequeño era ése. Al final es lo que ha terminado sucediendo, pero con el pequeño detalle de que yo tengo que estar encima”, por esta razón sueña con “algún día poder dejar el escenario y que sigan entonando sus melodías”.
La faceta más importante de su música no es el canto sino la letra. Ruiz es un firme creyente de que “la pieza se hace sola”. “La obra te escribe a ti, no tu a la obra”, sentencia. Desde esta visión, lo que tienes que conseguir es “cultivarte mucho y proteger la creatividad”. Un modo de resguardarla en su caso es a través de la meditación ya que le ayuda a “apartar el ego para que salga el creador que todos llevamos dentro”.
La meditación constituye, por tanto, una de sus muchas aficiones. Algunos pasatiempos que tiene son el ciclismo y la lectura. En relación con la última, en 2017 publicó su primera novela titulada Bailarina. La historia, que fue escrita a raíz del nacimiento de su hija, resalta la naturaleza femenina. “Me trastocó el conocer a una mujer desde el primer día. El cuento habla de mi fascinación por el lado femenino, que tenemos todos, no solo las mujeres”, cuenta.
El libro supuso un nuevo acierto para el compositor y, ahora escritor, al haber vendido miles de ejemplares. Como consecuencia, en un futuro cercano, aspira a crear más historias en prosa.
La familia: su fuente de inspiración
Su mayor inspiración, afirma, “es mi familia y, especialmente, mi pareja”. “De lo que más hablo en mis canciones es de la persona que más admiro, que es mi chica. Aunque la letra a veces no lo parezca, suelo enfocarme en ella y, luego, en mis hijos, que son muy inspiradores para mí”. El que se centre en aquellos a los que quiere y admira se refleja en las sensaciones que evocan sus melodías, con mensajes emocionales y positivos. Él mismo ha declarado que no le interesa el drama y, en su lugar, prefiere hacer versos “hacia el sí y no hacia en el no. No hago canciones de la ausencia, sino de lo que tengo. Eso diferencia a Maldita Nerea”, comenta.
La mayor parte de su tiempo restante la dedica a la labor de docente debido a que, en su opinión, “es primordial la educación y el desarrollo de los jóvenes talentos. Mi música tiene mucho que ver con eso [educar]. Colaboro con numerosas iniciativas y soy maestro de Audición y Lenguaje. Además, soy padre de tres hijos con lo cual llevo unos cuantos años enseñando en ese sentido”.
Asimismo, tiene un taller de desarrollo del talento con artistas jóvenes, que combina sus dos pasiones: la educación y la música. Los cursos pretenden animar a quienes asistan a perseguir sus objetivos y fomentar el amor propio. “Lo que intento es ayudarles a sentirse plenos. Te quieres a ti mismo o, al final, todo lo demás se va. El amor propio es fundamental”.
Sin embargo, en este tiempo estival, su tiempo vuela la mayor parte de las veces en los escenarios, justo como esta noche, cuando la tarde se marche y la noche invite a corear las letras de Maldita Nerea, uno de esos grupos que desde hace lustros llevan acompañando a su público y que hoy tendrán cita en Argamasilla de Calatrava.