Julio de la Cruz, el psicólogo coordinador del centro de la mujer de Ciudad Real, recuerda sus experiencias dando charlas sobre nuevas masculinidades programadas por distintos ayuntamientos de la provincia, “solo iban mujeres, como mucho uno o dos convencidos de cambiar”, comenta, “¿dónde estaban los hombres en esos pueblos?, jugando a las cartas en el bar o pasando la tarde en otras cosas”, dice. Si le preguntan qué hacer para frenar el insoportable número de asesinadas su punto de vista es claro: “Trabajar con los hombres, cuanto más jóvenes mejor”.
De la Cruz es consciente de que no se puede obligar a nadie a asistir a una charla, pero cree que lo más efectivo para educar en igualdad es trabajar con los chicos, “el avance del hombre en igualdad es superlento, por no decir que retrocedemos”, opina.
Ante eso considera que las campañas fallan en no diferenciar, “no puedes llevar las mismas campañas de adultos a los institutos, para trabajar con jóvenes hay que emplear herramientas que les lleguen, Tik-Tok, Twitter, Instagram, hasta que llegue un punto en el que el maltratador se vea mal”.
Insuficiente informar de los antecedentes
En cuanto a la medida de informar sobre los antecedentes de los maltratadores a sus nuevas parejas, que ha puesto sobre la mesa el Ministerio del Interior a raíz del repunte de asesinatos en 2022, De la Cruz la considera insuficiente. “En nuestro centro tenemos mujeres maltratadas que se vuelven a relacionar con maltratadores. Cuando les preguntamos por esto nos encontramos con dos tipos de respuestas, o bien nos dicen que ha conocido a otro hombre con su mismo problema, que su mujer [la que lo ha denunciado] está loca, que no le deja los niños, y luego se dan cuenta de su error; o directamente lo asumen y te dicen, ‘sí, lo sé, pero dónde voy yo’. La dependencia económica e incluso de vivienda hace soportar un maltrato”.
La violencia que se denuncia es poquísima
Asumiendo que después la pandemia, cuando las maltratadas estuvieron encerradas y bajo el control de sus maltratadores, las denuncias por violencia de género han subido, el psicólogo insiste en que seguimos en unos niveles bajísimos. “Lo que vemos en cualquiera de los 26 centros de Ciudad Real y los 84 de Castilla-La Mancha es que las denuncias no se corresponden con la cantidad tan enorme de mujeres que sufren violencia. Las víctimas tienen muchas dudas a la hora de denunciar no lo hacen por miedo, por vergüenza, por el qué dirán. En casi ocho años que llevo especializado en maltrato no he visto ninguna denuncia falsa, sigue costando mucho dar el paso”.
Más casos de mujeres jóvenes
Y dentro del repunte general de la violencia de género a De la Cruz le preocupa sobre todo el aumento de la violencia machista hacia las mujeres más jóvenes (precisamente la asesinada el domingo en Piedrabuena solo tenía 24 años y su presunto homicida 30), algo que personalmente le resulta “desagradable” y atribuye al negacionismo, a la normalización de la violencia machista, y a la creencia de que los celos son buenos.
“Hay un porcentaje excesivamente alto de chicos que creen que la violencia sobre la mujer es una cuestión de ideología, y que incluso los celos son una demostración de amor. Todo esto, unido a esos mensajes negacionistas que se extienden por las redes, influyen más que la familia, yo pienso que está relacionado con los asesinatos”.
Corriente de opinión contra el feminismo
El experto también plantea que en estos últimos años, a raíz del éxito del feminismo entre las mujeres, ha proliferado otra corriente contraria, “incluso en ciertos medios de comunicación, dándole una fama al feminismo de radical que no es real, y parece que ha calado que esto de la violencia de género no es para tanto”.
Para intentar justificar por qué, pese a los recursos públicos que se destinan, el año pasado fueron asesinadas 49 mujeres por sus parejas o exparejas –una de las cifras más altas desde que existen registros, en 2003- algunos entendidos hablan del efecto imitación, “también se está dando, algo que no hace nadie es más improbable que ocurra, pero algo que si hacen otros se ve y reproduce”.
“Los hombres partimos de una posición de poder”
Acabar con este problema social o al menos reducir al mínimo la violencia que ejercen los hombres hacia las mujeres es complejo, y solo pasará de verdad, en opinión de De la Cruz, si los que cambian la forma de relacionarse en pareja son los hombres, aunque entiende que no es fácil, “los hombres partimos de una posición de poder desde nuestro nacimiento. Muchos dicen que no tienen la culpa de haber nacido hombres y no creen que tengan un problema con la igualdad ni la violencia, otros militan contra el feminismo y luego existe una pequeña minoría que ha dado un paso adelante, mientras que la mujer ha avanzado muchísimo en conquistas y cambios sociales”.