En primer lugar, siempre que hablemos de instrumentos tradicionales, conviene diferenciar entre dos grandes grupos:
1.- Instrumentos musicales como tales que eran utilizados el resto del año en otras celebraciones o que eran construidos específicamente para esas fechas sin más uso que el musical propiamente dicho: zambombas, panderetas, panderos, rabeles, hierros, hueseras, guitarras, bandurrias, violines, etc… La mayoría de ellos eran tocados por gente sin conocimientos musicales, pero en el caso de guitarras, violines y bandurrias podían ser músicos especializados.
2.- Objetos de uso común que no siendo instrumentos musicales eran utilizados para hacer música, acompañando a la voz con algún tipo de percusión: sartenes, cucharas, botellas, calderos, cascabeles… en fin, cualquier cosa que hiciera ruido y estuviera en casa podía ser utilizada para la música. La razón de ser de estos instrumentos se basa en la necesidad humana de hacer música con lo primero que se tuviera a mano y en el momento que fuese, de forma espontánea y sin utilizar los servicios de un músico especializado (guitarreros, tamborileros, gaiteros, etc…).
Es en la ejecución de músicas populares con esta clase de instrumentos donde se encuentra el máximo exponente del ingenio tradicional, ya que se tocan ritmos que van desde lo más sencillo hasta rozar el virtuosismo.
La zambomba
Aunque se le identifique con la Navidad, este instrumento también es utilizado en otras épocas del año en diversos lugares de España, como en Andalucía, La Mancha, Madrid, etc…, acompañando rondas y otros cantos. Se hacía con un recipiente desfondado (cántaro, barril, tinaja o lata) atando en uno de sus extremos una piel tensa que a su vez tenía una caña amarrada perpendicularmente en el centro. Humedeciendo una mano y frotando la caña, el recipiente amplifica el sonido que genera la vibración de la piel. También se hacían zambombas (más como juguete infantil que otra cosa) con la vejiga inflada de un cerdo y una caña, ya que era tiempo de matanza y se les daba a los niños para que jugaran. En otras ocasiones era un trozo de tripa de dicho animal, un bote de leche condensada y una pajita lo que se usaba para hacer otro tipo de zambomba “de juguete”.
Se utilizaba y utiliza en estas fiestas para pedir aguinaldos por las calles y para acompañar el canto en las pastoradas y autos sacramentales de algunos pueblos, que eran representaciones de la Natividad que se hacían en la Iglesia por parte de los pastores.
Panderetas, panderos y sonajas
Estamos ante instrumentos que eran tanto o más utilizados por el pueblo durante todo el año independientemente de que fuera o no Navidad. El supuesto origen de pandereta y pandero se cree árabe u oriental.
La pandereta, muy utilizada todavía en España como instrumento tradicional, consta de un bastidor estrecho circular horadado de diversos agujeros en los que se fijan una serie de piezas metálicas de hojalata o sonajas y que soporta una piel tensa clavada en su parte superior. Al golpear la piel con la mano, se produce un sonido brillante causado por las sonajas simultaneo al sonido grave que genera la mano en el parche de piel. Todo tipo de manifestaciones musicales se acompañaban y acompañan por la pandereta en las fiestas de Navidad, como aguinaldos, villancicos, pastoradas, etc.
El pandero es parecido a la pandereta, pero a diferencia de esta suele ser de mayor tamaño y no posee sonajas en el bastidor, además la piel está fijada a este por ambos lados. La forma de dicho bastidor puede ser tanto circular como cuadrada. Puede llevar semillas, chapas, cascabeles, piedrecitas o cualquier otro pequeño objeto dentro de él con el fin de enriquecer el sonido grave de la piel. Se toca con los dedos o golpeándolo con la palma de la mano. En nuestros días el pandero se sigue utilizando en el norte de España y hasta hace unas décadas era también muy común en algunas comarcas de Cataluña.
Hay que aclarar que en algunos lugares de España se suele llamar a la pandereta “pandero”, indistintamente.
La sonaja es otro instrumento muy rudimentario, que consta de un soporte de madera de formas variadas (desde una “Y” hasta un círculo o un rectángulo) el cual es atravesado de alambres o cordones fuertes donde van ensartadas un número variable de chapas semejantes a las de la pandereta. Al agitar este soporte y golpearlo contra la mano o el muslo se produce un ruido estridente y brillante a causa del choque de las piezas metálicas o “sonajas”, que dan nombre al instrumento.
El rabel
El rabel es otro instrumento que se utilizaba en pastoradas poco conocido fuera del ámbito de la música tradicional. Aunque su origen no está claro, como ocurre con la mayoría de los instrumentos tradicionales, todo hace indicar que también fueron los árabes los que lo trajeron a la península, descendiendo del “rabab”. Se trata de un instrumento de cuerda con una pequeña caja de resonancia de diversas formas cuya tapa armónica solía ser una piel tensa de cordero o una lámina de hojalata. El número de cuerdas era variable, entre una y tres o cuatro. De todos modos para ejecutar la melodía solo se usaba una de ellas, haciendo las demás de acompañamiento. El material de las mismas solía ser tripa, crines de caballo o metal. Se hace sonar con un arco de crines de caballo untadas en resina. Aparece en multitud de letras de villancicos tradicionales ya que es un instrumento pastoril por excelencia, y no es necesario repetir el papel fundamental de estos en el nacimiento de Jesús y sus celebraciones.
Huesera o arrabel
La huesera o arrabel, como también se le conoce en gran parte de la zona centro de la Península Ibérica, es un instrumento de percusión frotado, hecho con una serie de huesos (tibias de cordero o cabrito) unidos entre sí por medio de cuerdas o incluso alambres. Colgado al cuello del que lo toca, y sujeto por la parte inferior con la mano, es frotado con una castañuela de arriba hacia abajo, lo que genera un sonido con el que se ejecutan diversos ritmos. Es un instrumento que también se ha usado en rondas el resto del año, sobre todo en algunos pueblos de Madrid y La Mancha además de en las fiestas navideñas. En ocasiones en lugar de huesos está construido con trozos de caña endurecidas con fuego. También recibe el nombre de ginebra.
Instrumentos en la cocina
Son una serie de instrumentos de música que no son tales, sino otro tipo de objetos empleados ocasionalmente para producir sonidos de acompañamiento a canciones o a otros instrumentos. Se trata de objetos habituales en el hogar y el campo cuyo fin primordial es el de herramienta, apero o útil de uso cotidiano en las labores diarias, pero que, llegado el caso, es utilizado como instrumento musical y posteriormente devuelto a su función más común. También incluiremos algunos instrumentos fabricados con los restos de objetos desechados, rotos o inservibles para su fin inicial y por último, igualmente relacionados con la cocina aquellos instrumentos fabricados con restos de alimentos consumidos, como un ejemplo mas del sentido del reciclaje de la vida tradicional.
Se trata en su mayoría de instrumentos rítmicos, idiófonos percutidos o golpeados, y que por sus características y forma permite obtener de ellos diferentes ritmos de mayor o menor complejidad dependiendo de la habilidad del ejecutante. Como es fácil de deducir estaríamos ante alguno de los instrumentos más antiguos conocidos por el hombre, que inicialmente tendería a emplear elementos de su entorno, palos o piedras golpeadas entre sí y por supuesto su propio cuerpo. Según algunos musicólogos consistiría en golpear los muslos y el pecho con las manos y éstas entre sí, es decir dar palmas, acto que ha llegado hasta nosotros e incluso con técnicas muy depuradas, pensemos en el flamenco, aunque como es natural las palmas se han empleado en todo tipo de culturas y músicas. En éste mismo sentido estaría el ‘hacer pitos’ que consiste en friccionar el dedo medio contra el pulgar de forma que el primero choque contra la palma de la mano y el segundo contra el índice produciendo un chasquido característico. De hecho unas pequeñas castañuelas que se colocan en el dedo medio con objeto de potenciar ésta acción se denominan igualmente pitos.
La acción de golpear con los pies sobre superficies sonoras o sobre el suelo es otra forma de obtener ‘música’ al andar o al danzar se obtienen sonidos rítmicos, muchas manifestaciones tradicionales lo hacen desde primitivas tribus hasta folclores más actuales.
Es también muy conocido el empleo como instrumento de los útiles de majar o machacar las especies y condimentos. El almirez, El Mortero y el morteruelo. Consisten en dos piezas, un recipiente en el que se introducen los ingredientes y un mango, ensanchado en su extremo con el que se trituran aquellos. El almirez es metálico, de bronce casi siempre, mientras que el mortero es de madera, normalmente dura, como olivo o encina. La forma más habitual de tocar es sujetando el mango por el ensanchamiento y golpeando alternativamente en el interior el fondo y las paredes.
El timbre es muy diferente, el sonido del almirez es mas fuerte y metálico, dicen que algunas aleaciones de bronce contenían algo de platino, y estos eran los que mejor sonaban, (por supuesto ya quedan pocos de éstos), los almireces tienen un sonido más suave y hueco. El morteruelo o morterillo es una especie de mortero muy pequeño, usado por pastores, el mango es doble, es decir tiene ensanchamiento por ambos lados, al ser pequeño es difícil de tocar en las paredes, por lo que se suele golpear en la base o en el fondo interior. Los calderos de cocina, de fondo redondo y con asa semicircular, suelen ser de cobre y se tocan moviendo ésta de forma que golpee en el interior de las argollas que la sujetan al borde. También muy extendido es el uso de las sartenes de mango largo y trebederas (con tres patas que se colocaban directamente sobre el fuego del hogar) golpeadas en su mango, borde y fondo mediante una llave grande. Algunas de ellas tenían, como adorno muescas en el asa, lo que permitía usarlas como rascadera al pasar sobre ellas el mango de un cubierto de una cuchara o tenedor metálicos. Y ya que estamos con los cubiertos está muy extendido el empleo de las cucharas para tocar. Se prefieren las de madera, generalmente dura, aunque han sido ya sustituidas por las metálicas y más modernamente de acero. Hay diversas maneras de tocarla, normalmente de dos en dos sujetas, pero libres, entre los dedos con las partes convexas de las palas enfrentada y haciéndolas entrechocar al golpear alternativamente el muslo y la palma de la mano, y, según la habilidad, el pecho u otras partes de cuerpo. Otra forma es apretando ambas entre sí y haciendo pasar el filo de un cuchillo o el mango de otro cubierto entre las palas. Los platos y las tapas de las ollas, especialmente las metálicas también sirven para hacer música, de hecho eran empleados como sustituto de la pandereta y en ocasiones se tocaba con una técnica semejante. Cuando se rompía un plato de loza, la solapa curva convenientemente trabajada podía ser empleada para fabricar unas rudimentarias tejoletas.
Palos de escoba
También los palos de escoba rotas, antiguamente de caña, eran empleados para hacer rascaderas, haciendo muescas y rascando con otro objeto, cañas, haciendo un corte longitudinal, pero sin llegar a cortarlas del todo, dejando un mango y rebajando la parte inferior en uno de las secciones para mejorar el movimiento se hacía repicar golpeándolo contra la palma de la mano o entre los dedos pulgar e índice. También era empleada para fabricar pitos de caña, es decir, flautas de pico y pequeñas flautas traveseras, muy populares en nuestra península. Estas cañas se producían en gran cantidad en la costa Mediterránea y Aragón, pero gracias a la industria de la escoba se distribuyeron por todas las comarcas, proveyendo, además del artículo de limpieza también del material para instrumentos incluso a lugares en donde no crece éste vegetal.
En 1870, una conocida marca de anís introdujo una botella con unos característicos relieves en su superficie, que nos han llegado hasta hoy. Su fin inicial era facilitar su sujeción y que no se resbalase de las manos. Que poco se imaginaban que se iba a convertir en uno de los instrumentos más populares. La inventiva tradicional no desaprovechó ésta oportunidad y la botella de anís se extendió rápidamente. Sujetándola por el cuello con la mano izquierda apoyada sobre el pecho, se raspa con un tenedor metálico sobre las estrías de vidrio. Si se golpea la boca de un cántaro con una alpargata de esparto, produce un sonido grave y profundo, éste ‘instrumento’ es empleado para hacer bajos. No permite muchas posibilidades de lucimiento del músico, pero es un excelente acompañamiento. El sonido es mas profundo cuanto mayor sea el cántaro.
Comida reciclada que suena
Los restos de comida pueden también servir en ocasiones para hacer instrumentos musicales, y es bastante corriente encontrar flautas, silbatos o rascaderas fabricadas con huesos de animales que han servido de alimento. La mayoría de los niños han fabricado silbatos con las pepitas de los albaricoques, raspando por una de sus aristas, haciendo un agujero y vaciándolo de la pulpa interior, o bien realizando dos agujeros en las caras más planas. Se tocan soplando por dichos orificios. Con media cáscara de nuez, limpia y seccionado el extremo más agudo se hacen los carajillos, que se hace sonar mediante un palito introducido en una cuerda, que retorcida sirve de muelle. Al pulsar en uno de los extremos, el regreso del otro golpea contra el borde de la cáscara.
Estos son sólo algunos ejemplos de instrumentos de éste tipo. Sin duda ha habido muchos más, ya que la inventiva popular ante la necesidad de música no se detiene ante la falta de instrumentos mas elaborados.