Los nuevos vinos de la cosecha 2023 de La Mancha han empezado la comercialización con fuerza, coincidiendo con la campaña de Navidad y la subida de la demanda tanto nacional como internacional.
Carlos David Bonilla, presidente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen ‘Mancha’, comenta el buen momento de las marcas vinícolas bajo esta figura, elaborados de las variedades más autóctonas como la blanca airén, que en la comarca manchega supera el 50% de los viñedos, a la tinta tempranillo (también cencibel). Sin olvidar los toques organolépticos que aportan los numerosos varietales como los blancos chardonnay, sauvignon blanc, verdejo o moscatel, hasta los tintos de gran renombre como el cabernet sauvignon, merlot o syrah.
“Partimos de una cosecha excepcional”, sostiene el dirigente vinícola, que ha dado paso a una añada “que será excelente” y unos embotellados “con muchísima fruta en boca” que, a su juicio, “hay que aprovechar para conseguir acreditar nuestros vinos y buscar el valor añadido en la botella”.
En la producción, que podría quedarse por debajo de los más de 68 millones de botellas expedidas (casi 60 millones de litros) en la campaña 2022-2023, seguirán teniendo protagonismo los blancos, una tendencia registrada a nivel mundial desde hace varios años y que el dirigente de la DO ‘Mancha’ celebra a tenor del mapa de la DO, con más hectáreas de esta variedad, sobre todo de la tradicional airén.
“Partimos con una ventaja”, como es la presencia mayoritaria de hectáreas de blanco en la comarca de La Mancha (la DO cuenta con 160.000 hectáreas). Se trata “de una posición” que “nos dará un empujón grande” en la producción de blancos, “con menos graduación”, y que garantizará años “halagüeños” a la hora de dar respuesta a la demanda de los consumidores.
La diversidad de varietales, además, también será positiva, para Bonilla, pues permitirán elaborar “coupages de gran calidad”.
Los jóvenes tintos de La Mancha, por su parte, también tienen grandes expectativas, al contener “muchísima fruta” por los efectos de las “muchas horas de insolación que no tienen en otras zonas de España” o de otros viñedos internacionales.
Mercados
Respecto a los mercados, Bonilla destaca la recuperación a nivel interno tras la incertidumbre generada por la guerra de Ucrania, con un incremento de las ventas, a pesar de seguir manteniendo una mayor presencia en las grandes superficies y tener menos cuota en el sector de la restauración. Es una dinámica que desde el consejo regulador están intentando invertir con acciones de promoción.
A nivel internacional, los vinos manchegos están consolidados en “numerosos países”, que se suma a la apertura de nuevas vías en los mercados latinoamericanos. También mantienen, según Bonilla, la fortaleza en China, aunque sus compras hayan bajado, dado que es un cliente afianzado.
El dirigente destaca los posicionamientos en todo el mundo de unos productos vinícolas, elaborados con cuidados procesos de transformación en las más de 240 industrias inscritas al consejo regulador.
Bonilla valora “los esfuerzos que están haciendo bodegas y cooperativas” para elaborar más vinos embotellados y menos graneles, que garantizan “más precio”.
Así lo reflejan los datos de exportaciones hasta septiembre, con más ingresos (en el total de la provincia) y menos volumen vendido en terceros países.
“Tener una marca consolidada es lo que te permite subir el precio”, reitera Bonilla, un camino iniciado “más tarde” en la zona de producción vinícola más extensa de Europa (respecto a otras denominaciones) que hay que mantener “para seguir creciendo en valor”.
Espumosos
En el caso de los espumosos, que se elaboran por el método tradicional de segunda fermentación en botella, todavía “nos queda camino por recorrer”, aunque hay marcas muy consolidadas.
“No son nuestro fuerte” porque “no somos muy competitivos”, agrega el dirigente, convencido de que en los próximos años serán los que “más van a crecer”.
Bonilla explica que su coste de elaboración es más alto y lleva a que una botella alcance precios de entre cinco o seis euros, frente a vinos similares fuera de los métodos tradicionales que se venden por entre 2 o 2,50 euros.
Con todo, hay emblemas que “funcionan muy bien” como los ‘Ojos del Guadiana brut’ y ‘Astrum’ de bodegas El Progreso, el Tomillar brut nature de Virgen de las Viñas o el Lahar Brut Nature Rosado de Bodegas Naranjo.
“Es un producto que se consume a lo largo del año, no solamente en todas las comidas, sino también antes”, indica Bonilla.