El cultivo de judía pinesa, la variedad característica de la localidad de Malagón, ha reducido en un 40% su extensión en la presente campaña, debido a la falta de precipitaciones que afecta directamente al desarrollo de la leguminosa, y al estado de las tierras donde se planta.
- En concreto, los productores han plantado 15 hectáreas, frente a las 25 de una campaña normal, ante la necesidad de riego para su crecimiento por la escasez de lluvias registradas en los últimos meses.
El secretario de la agrupación de productores de judía pinesa, Víctor Durán, ha lamentado la climatología “seca” de mayo y junio, meses en los que se sembró la legumbre, y que hizo replantear y reducir las previsiones de cultivo y el uso de agua de riego desde el inicio.
En estos días con altas temperaturas, el cultivo está cuajando la flor y a la espera de que no haya más contratiempos atmosféricos para que la recolección a finales de septiembre sea productiva y rentable.
Durán ha destacado la calidad de una legumbre “única”, no sólo por la variedad, sino por el cultivo tradicional en tierras nutridas, este año fallido por “el bajo nivel de los pozos”, y por su recolecta “a mano”, y su posterior desgrane (tras el secado de las matas) y la selección de las judías.
La producción es limitada y cuenta con una media, según Durán, de entre los 25.000 y los 30.000 kilos, que son vendidos en el mercado local, provincial y nacional de manera preferente, por “su finura”, su pequeño tamaño, su forma de riñón y “su ternura”, dado que no necesita ser ablandada en agua antes de cocinarla.
El productor también destaca el cultivo en ecológico y “natural” de la legumbre, sin abonos minerales, y el control malas hierbas “a mano”.
Indicación Geográfica Protegida
Respecto a la Indicación Geográfica Protegida del producto, la figura de protección para esta distintiva alubia blanca malagonera promovida desde hace varios años por los hortelanos locales, Durán ha explicado que se encuentra en un impás, ante los cambios administrativos para la autorización del sello de calidad, que ahora les tiene que conceder la UE.
“Ya teníamos cerrados los trámites, y ahora nos han derivado a Bruselas”, ha señalado, a la vez que ha destacado la colaboración con el centro agrario ‘El Chaparrillo’ y el INIA para definir el perfil genético de la judía y conseguir el registro de variedad vegetal autóctona.
Es uno de los productos que la Junta de Comunidades apoyará con ayudas a las variedades vegetales autóctonas en riesgo de erosión de la región.