La Sección Primera de la Audiencia Provincial tiene previsto enjuiciar el martes otro oscuro asunto de escopetas en la comarca de los Montes de Toledo. Sucedió en El Trincheto, pedanía de Porzuna, en el verano del año 2010: un hombre pretendía matar a otro con el que estaba enemistado de modo que lo acechó en un camino con su escopeta y disparó a poca distancia. Sólo que cuando lo hizo, a un Renault Clio blanco, en realidad quien lo conducía era otro vecino de la pedanía con un coche del mismo modelo y color que sobrevivió al disparo (sufrió heridas) y que terminó ayudándole a urdir un plan para no levantar sospechas policiales. Sin embargo la Guardia Civil detectó que ambos incurrieron en contradicciones y cuando les citó a declarar terminó desmontando la explicación y el principal protagonista confesó.
Esa es en síntesis el relato de hechos de la fiscalía que pide en su calificación provisional del caso once años de prisión por intento de asesinato para el autor del tiro, L.G.S, de 43 años y en prisión provisional por estos hechos desde el 17 de julio de 2010.
La víctima, A.P.C., que sufrió heridas por el impacto de los cristales de la luna delantera del coche que conducía, pero no por la bala que disparó el principal acusado, también está procesado: el ministerio fiscal lo considera autor de un delito de encubrimiento y solicita por un lado una condena de un año y medio de prisión, por un lado, y por otro que el autor del disparo le pague 823 euros por los días que tardó en curarse (ocho) y los daños en el coche.
La fiscalía considera probado que poco antes de confundirse de persona, a las cuatro de la tarde del 12 de julio 2010, el acusado pasó cerca de la casa de campo propiedad del hombre con el que estaba enemistado, T.P.P., que estaba en la puerta, y le amenazó de muerte: “te tengo que matar”, le dijo. Al poco lo esperó en el paraje denominado Cuesta Bermejo -por el que T.P.P. tenía que pasar para regresar a Porzuna- con una escopeta del calibre doce cargada con una bala y encaramado a un olivo desde el que lanzó una rama al camino cuando creyó que pasaba T.P.P en su Clio blanco.
Pero en realidad era A.P.C., con un coche del mismo color y modelo, que recibió el tiro, aunque la bala no le dio, pese a que atravesó la luna detantera del vehículo.