El poeta, escritor y crítico literario, Pedro Antonio González Moreno, ha ofrecido una exquisita conferencia sobre la vida y obra de Eladio Cabañero a los alumnos del Instituto que lleva su nombre. El acto ha sido organizado por el Instituto junto a la Biblioteca Municipal “Francisco García Pavón”. Estudioso de la obra del gran poeta y autor de un libro sobre su figura, González ha ido diseccionando de forma magistral la trayectoria de un hombre al que ha definido como “un poeta grande que nació en un pueblo grande, levantado a fuerza de azadón y madrugones”.
En el Día del Libro que se celebra hoy, los alumnos han sido teloneros del acto recitando los versos que el poeta dedicó a los fundadores de Tomelloso, “Se llama Tomelloso aquel pobre tomillo…” y han dado lectura al gran curriculum del conferenciante que se ha mostrado cercano y solícito en todo momento.
“La añoranza de su pueblo es una constante en la obra de Eladio, alguien que tuvo una corta infancia, cortada por la llegada de la guerra”, ha empezado diciendo. Para González “Eladio era un hombre bueno, en el sentido machadiano de la palabra. El niño Eladio fue feliz antes de que todo se perdiera por los ruidos de los fusiles de la guerra”. Así, ha ido contando como a los nueve años tuvo que crecer de golpe, “porque el mundo ruinoso que había quedado exigía esfuerzo y sacrificio. En el campo escuchaba las coplillas que recitaba su tío Candelas y veía pasar los trenes de Záncara que le hacían trasladarse imaginariamente al mundo de la ciudad, con el que soñaba con marcharse”.
Ha explicado que Eladio soñaba con “otro mundo donde fuese posible la esperanza, pero le tocó seguir doblando el espinzado. Después de trabajar en el campo fue albañil y de este modo pudo conocer el esfuerzo, el sacrificio y el cansancio de los que habló en su primer libro escrito en el año 1956. Los campesinos, los jornaleros, los obreros eran unos héroes anónimos y vienen a encarnar un sufrimiento que para el poeta es una forma de purificación humana”.
No pudo estudiar Eladio Cabañero, pero su avidez por los libros le hacía acercarse cuando podía a la biblioteca que entonces dirigía Francisco García Pavón. “Iba solo o en compañía de Félix Grande, leían todo lo que caía en sus manos y se llevaban muchos libros a casa. En los libros encontró la salvación Eladio Cabañero y gracias a ellos pudo salir el poeta que llevaba dentro”, ha seguido explicando González.
Tras analizar su pertenencia al grupo de poetas de la postguerra o de poesía social que denunciaba la injusticia y los abusos de poder, González se ha referido al primer certamen literario que ganó Eladio gracias a un poema titulado “El pan” “y que provocó que subiera su autoestima y que pudiera coger uno de esos trenes que veía de niño en dirección a Madrid”. En la capital estuvo empleado en la Biblioteca Nacional, trabajó en una editorial y dirigió una revista literaria. “Los libros le acompañaron siempre y en 1958 apareció Una señal de amor, centrado en un amor que no llegó a cristalizar”. González ha ido recitando magistralmente versos de este libro que “demuestran la emotividad, sencillez y autenticidad de su poesía”.
“Recordatorio”, su mejor libro
El conferenciante ha llegado al año 1961 fecha en la que aparece su tercer, y según los críticos, su mejor libro, “Recordatorio”, en el que evoca y rememora su mundo perdido, “una inmersión en la fatal colmena de los recuerdos”, donde añora a esa novia que pudo tener en Tomelloso. Dos años después aparece su último libro Marisa Sabia, titulo que entraña algo de misterio sobre la existencia o no de esta mujer en la vida de Eladio. En el libro aparece el deseo de Eladio de regresar a Tomelloso, su pueblo. “Quiere irse de Madrid y su presente doloroso”.
Recapitulando, porque el tiempo apremiaba, Pedro Antonio González ha recordado que Eladio escribió 4 libros en nueve años, obras que le valieron para recibir el Premio Nacional de Lenguaje y el Premio de la Crítica, que era a lo más que podía aspirar un escritor. “Sin embargo, decidió dejar de escribir, pensaba que ya lo había dicho todo y se calló” y ha citado unas palabras del propio poeta para explicarlo. “Se puede dejar de ser poeta un mal día, la inspiración sigilosamente se va”.
También ha tenido que concluir la deliciosa conferencia, que la profesora del departamento de Lengua y Literatura, Rosalía Galera; el director del centro, Pablo González y los alumnos han agradecido al ponente. “Quien sabe si en hueco que deje este complicado y extraño mundo de las redes, Eladio nos está guiñando un ojo ahora mismo”, así ha rematado el conferenciante su magistral lección.