Con el crisol de colores de luto en las túnicas, adornadas con contrastados bocamangas, símbolos bordados, cíngulos, capirotes o capillos, peinetas y mantillas, guantes y calzado negro, las cofradías que componen la procesión del Santo Entierro de Ciudad Real han lucido su fervor este Viernes Santo por el centro de la capital en la única estación de penitencia que ha podido procesionar desde el Domingo de Ramos a causa del tren de lluvias y las fuertes rachas de viento registradas en los últimos días.
Para aprovechar el margen dado por la situación de inestabilidad climatológica, que continuará durante el resto de Semana Santa, las hermandades han adelantado unos minutos su cita en la calle y han comenzado el cortejo entregadas al recogimiento y la reflexión, junto a varios miles de personas congregadas entre los distintos puntos de salida. Había ganas y las bajas temperaturas no han enfriado la asistencia de ciudarrealeños y visitantes para ver y orar ante los titulares que representan la Pasión y Muerte de Jesucristo.
Alrededor de las 19,45 horas ha salido la Hermandad del Cristo del Amor en su Descendimiento desde la Capilla de los Remedios y ha sido recibida por un trío de música de cámara (un óboe, un clarinete y un fagot) y por la Coral Polifónica de Ciudad Real, que ha interpretado ‘Signore delle cime’ y ‘Popule meus’también delante del templo. Estos músicos e intérpretes han acompañado toda la procesión al conjunto imaginero de la cofradía -con la Virgen con Jesús tras bajar de la Cruz-, originaria del siglo XVII, que ha iniciado la carrera con sus 48 costaleros y al son de una saeta.
Ha sido el primero de los cinco pasos de la salida penitencial más nuclear de la Semana Santa capitalina, que ha llenado de vida y música religiosa las calles, con vecinos y visitantes deseosos de disfrutar de las manifestaciones cofrades, desaparecidas casi en su totalidad por el mal tiempo.
El Cristo de la Piedad ha sido el segundo en consumar la tradición y dar solemnidad pública al Viernes Santo y lo ha hecho desde la catedral, ante decenas de fieles ubicados en los Jardines del Prado, que han seguido sus pasos inmortalizando el momento con los móviles a los acordes de la banda de tambores y cornetas ‘Santo Tomás de Villanueva’.
Ha desfilado sobrio y grave sobre una cama de claveles rojos que ha sobrecogido a muchas familias que han disfrutado con ganas unos instantes esperados junto a sus imágenes adoradas.
La Hermandad de la Virgen de las Angustias también ha cumplido con la expectación de los devotos con una salida espléndida desde la Parroquia de la Merced, acompañada por la AMC Banda de Música de Puertollano que tras la marcha real, ha tocado ‘Ad Iesum per Mariam‘, la composición estrenada recientemente, compuesta para la cofradía por José Manuel García Pozuelo, director la corporación puertollanera, y la Marcha Fúnebre de Chopin.
La escultura, regia y vistosa, representa el dolor de una madre al acoger en su regazo el cuerpo de un hijo muerto, y ha ido adornada con un suelo de friso de clavel cardenal. Las esquineras y las ánforas iban decoradas por por cardos, rosa lila, limonyum teñido morado, clavel cardenal y flor de cera morada.
La solemnidad de los hermanos se ha manifestado por el negro de sus hábitos y cririos, en un cortejo que ha contado con una representación militar.
Por su parte, el imponente grupo escultórico del Santo Entierro, también del siglo XVII, ha cruzado el umbral de la Merced en cuarto lugar, con el negro como dominante en una comitiva que está íntimamente unida a la muerte de Jesús. El cuerpo muerto sobre el sepulcro es la última estación en el camino del hombre mortal y así lo representan los hermanos de la cofradía, que visten de luto con la capa blanca donde llevan bordadas en rojo las cruces de Jerusalén. El paso de Castillo Lastrucci ha ido acompañado, como es tradición, de una representación de la Policía.
La última en salir ha sido Nuestra Señora de los Dolores (Ave María), pasadas las 21 horas desde la catedral, acompaña por la banda de música de Miguelturra. Tras las operaciones para sacar al paso al atrio del templo, la agrupación ha entonado el himno nacional y posteriormente ‘Madrugá de canela y clavo’.
Es una imagen de palio muy querida en Ciudad Real, que simboliza los siete dolores de la Virgen y ha ido vestida con la saya de terciopelo negro bordada en oro y manto, y la lucido la corona.
Por delante iba el cortejo de niños que iban repartiendo estampas de la imagen mariana y por detrás las autoridades civiles, religiosas y militares.
Presidencia
La categoría de esta salida procesional tiene reflejo en la presidencia, encabezada por el obispo Gerardo Melgar, con la participación de la presidenta de la Asociación de Cofradías, Yolanda Gómez, y otros componentes de la Comisión Permanente, y representantes institucionales como el alcalde de Ciudad Real, Francisco Cañizares, el primer teniente de alcalde, Ricardo Chamorro, la concejal de Festejos, Fátima de la Flor, el portavoz del equipo de Gobierno, Guillermo Arroyo, junto a representantes de varios grupos políticos de la Corporación Municipal; Pilar Zamora, senadora nacional del PSOE; Luis Blázquez, diputado regional de Vox; Manoli Nieto, delegada provincial de Igualdad, y miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.