Plaza de toros de Las Ventas (Madrid). Corrida de toros. Menos de media entrada.
Se lidiaron seis toros de El Montecillo, bien presentados. Encastados primero, tercero y cuarto, aplaudidos en el arrastre. Con menos fuelle el resto.
Curro Díaz: ovación con saludos y vuelta al ruedo.
Sergio Serrano: ovación con saludos en ambos.
Tomás Campos: silencio con aviso y silencio.
Sergio Serrano: ovación con saludos en ambos.
Tomás Campos: silencio con aviso y silencio.
Corrida bien presentada y de juego interesante la enviada ayer Domingo de Resurrección a Madrid por parte de los nuevos ganaderos de El Montecillo, sobre todo el ofrecido por primero, tercero y cuarto. En ella Curro Díaz dejó un puñado de carteles de toros, ni muchos ni pocos; suficientes para dejar regusto sabroso, aunque no redondeó triunfo grande.
Curro Díaz
El primero fue un ejemplar encastado, que embistió con todo aunque con buen embroque. Faena importante de Curro Díaz, que le plantó cara con firmeza de plantas y haciendo brotar el «bien » en fases aisladas en las que se descolgó de hombros por el pitón derecho. Lástima que un desarme y la tardanza en cuadrar enfriara los ánimos después de dejar estocada entera desprendida al primer viaje.
En el cuarto, tras un arrebatado recibo a la verónica y un inicio de faena preñado de torería, aliñado con fases de toreo roto por el pitón derecho, la faena se desinfló levemente en su segunda mitad. Aún así, de no haber caído baja la espada, la vuelta al ruedo de Curro Díaz habría sido portando una oreja del buen toro -venido a menos- de El Montecillo. Fue una pena, porque la plaza rugió por momentos.
En el cuarto, tras un arrebatado recibo a la verónica y un inicio de faena preñado de torería, aliñado con fases de toreo roto por el pitón derecho, la faena se desinfló levemente en su segunda mitad. Aún así, de no haber caído baja la espada, la vuelta al ruedo de Curro Díaz habría sido portando una oreja del buen toro -venido a menos- de El Montecillo. Fue una pena, porque la plaza rugió por momentos.
Sergio Serrano
La seriedad y la entrega presidió la labor de Sergio Serrano en el segundo, desde el recibo a porta gayola hasta la buena estocada a la primera (aunque requirió de tres golpes de descabello). El de El Montecillo fue tardo y rebrincado, impidiendo el lucimiento.En el quinto el albaceteño comenzó vibrante en los medios de rodillas, con su antagonista embistiendo colocando la cara para deleite de los tendidos. Sin embargo el nivel decayó y la faena fue de más a menos, igual que el ímpetu del toro, con demasiados tiempos muertos que hicieron desconectar ligeramente a los tendidos. Terminó su labor con media arriba.
Tomás Campos
No llegó a entenderse Tomás Campos con el tercero, un toro encastado que persiguió la muleta con codicia por el derecho cuando Campos acertó con la colocación correcta para ligar, lo cual se produjo menos de lo recomendable. Hubo naturales aislados de muy buen trazo, pero el toro fue aplaudido y el torero silenciado (con aviso) tras dejar una entera desprendida.
El que cerró plaza se apagó muy pronto y apenas permitió a Tomás Campos dejar algunos naturales (sin ayuda) garbosos por ambos pitones. Requirió de un pinchazo hondo y tres descabellos para tumbar a su oponente.
El que cerró plaza se apagó muy pronto y apenas permitió a Tomás Campos dejar algunos naturales (sin ayuda) garbosos por ambos pitones. Requirió de un pinchazo hondo y tres descabellos para tumbar a su oponente.
Óscar Castellanos
En cuanto a lo realizado por el banderillero Óscar Castellanos cabe señalar sus dos efectivos pares en el primero, el magnífico quite de peligro que realizó a su jefe de filas en el segundo al ir éste a socorrer a Sergio Serrano en trance peliagudo al irse a porta gayola. También notable resultó su templada lidia en el cuarto.