La feria es una evocación del recuerdo ilusionado de la niñez, eran tiempos de romper la hucha y gastarse los ahorros de prácticamente todo un año. También eran tiempos de ir a pedirle “la feria” a abuelos y familiares cercanos y, como es natural, los padres también aportaban algo en dinero o en algún juguete.
Eran días de ir “arreglado” a la feria, porque a la feria había que ir bien vestido. Eran días de siestas largas y calurosas propias del mes de agosto, porque luego se hacía tarde, aunque salvo el día festivo, los padres tenían que madrugar.
Las sensaciones a los días anteriores de la feria por el solo hecho de ir a ver de montar las atracciones resultaban indescriptibles. Los niños disfrutábamos tanto como luego en la propia feria. Los días se hacían interminables hasta que llegaban los fuegos artificiales y, a partir de ahí, todas las tardes y noches a la feria, porque la feria era y sigue siendo una fuente inagotable de sensaciones, aunque la feria cada uno la cuente según le va.
Yo quisiera que la ilusión de la feria no se acabara nunca, que mantuviéramos esta añeja tradición, aunque solo sea por los que ahora son pequeños en los que nosotros nos vemos reflejados cuando, si la ocasión tercia, nos desplacemos al recinto norte que es donde ahora se instala la feria de agosto de Valdepeñas.
La feria de agosto es la gran deseada por los niños y niñas, ya que en ella viven momentos inolvidables. Las atracciones de todo tipo en las que se suben y disfrutan, las chucherías, el algodón, la bolsa de patatas fritas, el helado que no falta, porque los padres serán más condescendientes al estar en feria, y si la cosa no está muy mal, algún juguete tendrán, o algún regalo de la tómbola.
Huele a feria en Valdepeñas, el sabor a feria es la evocación de la etapa infantil o adolescente, cuando la feria se montaba en el Paseo de la Estación y en la Feria del Vino, lo que dio paso ya en los años jóvenes a su desplazamiento al interior del parque municipal, que luego pasó a la zona exterior, y que más tarde se desplazó a la Avenida del Sur, y luego al Parque del Este y desde el año 2012 a la zona norte.
Cada época ha tenido su encanto, aunque siempre en el recuerdo permanece ese Paseo de la Estación repleto de casetas con juguetes y puestos de turrón, de algodón, de trozos de coco, de cartuchos de marisco, de calabazote y de tantos olores y sabores hasta llegar a la Feria del Vino y encontrarse con los bailes para los adultos y menos jóvenes, con la tómbola, con el carrusel, la noria, los coches de choque, un tren de la bruja o dos, el látigo, los coches para los más pequeños, los caballitos y todo tipo de atracciones como el laberinto de los espejos.
Y al inicio del paseo de la Estación, el fotógrafo dispuesto a inmortalizar ese recuerdo en “Villa Ratita”, como podemos comprobar en la imagen que acompaña esta colaboración para LANZA.
Pues yo les deseo que pasen una buena feria. Que solo pensemos que estamos en feria y que disfrutemos de ella en su intensidad con los distintos actos programados y con todo lo que encierra el recinto ferial.
Buena feria de agosto.
