Dicen de las grandes superficies que “no han fallado a la gente, pues nosotros tampoco hemos fallado a nadie, lo que pasa es que pasamos desapercibidos”, asegura Juan José, que ha visto cómo en su tienda, Pescadería-Frutería Santiago, la venta presencial ha bajado bastante, ya que “la gente quiere reservarse en casa”, mientras que se han incrementado los encargos, en especial de personas mayores, que luego en muchas ocasiones recogen familiares como “sus hijos o yernos”.
“Escasez de género no hay” y “todo el golpe” de la pandemia “lo hemos pasado abiertos atendiendo a la gente”, que, al principio del estado de alarma, por la incertidumbre, realizaba unas compras “un poquito más compulsivas”, pero ahora que ven que no hay desabastecimiento, se llevan lo que les hace falta, quizás con algo más de previsión que antes de la llegada del coronavirus.
También del barrio de El Perchel, David Crespo, de la Charcutería Los Sabores, indica que “se ha vendido más o menos igual, pero de otra forma, con muchas más horas” de trabajo. Durante el confinamiento, ha realizado “mucho encargo a domicilio” y “veías en la gente miedo, desconfianza e indignación por las noticias de una parte y otra”. Los clientes se han portado de forma “muy respetuosa” con las medidas de seguridad y se ha tenido que “trabajar mucho para poder cubrir los gastos” ya que un pedido no muy grande, entre que “explicas lo que tienes, apuntas, preparas y llevas”, puede ser una hora y media, y así varios al día, con lo que, en lugar de la habituales “doce o catorce horas cada jornada, unas sesenta semanales, he hecho muchas más”, incluidos los domingos y festivos para preparar encargos.
Con ganas de hablar
Así mismo, ‘encerrados’ en casa, los clientes llegaban a los comercios con “muchísimas ganas de hablar” y esa labor que dicen que hacen los camareros en unos bares que estaban cerrados de escuchar la han hecho en ocasiones los responsables de los comercios de proximidad. “Se ha hecho de psicólogo, aunque ahora quien casi lo necesita soy yo ya”.
En los pequeños comercios, ha habido que “desdoblarse, trabajar más para poder seguir funcionando”, expone Crespo, que asegura que con el ritmo tan intenso con el que ha vivido las distintas fases de la alarma sanitaria se le ha “pasado volando” con “muchas vivencias diferentes”. Aunque personalmente reconoce seguir en ‘Fase 0’, “del trabajo a casa”, percibe que esta semana se está avanzando en “volver más a la normalidad”, tras una etapa que a él le ha dejado “exhausto”, de mucho estrés e incluso de ‘un plus’ de responsabilidad, por si acaso sucedía algún contagio en torno a su actividad, ante lo que varios de sus clientes sanitarios le han dicho ‘Quédate con que están viniendo los mismos abuelos que hace sesenta días’, lo cual es buena señal”.
Atención personalizada
En Droguería-Perfumería Dori, en activo más de 50 años, han notado que clientes que “se habían desvinculado un poco del pequeño comercio han vuelto por la atención más personalizada y, sobre todo, porque encontraban productos específicos sin las aglomeraciones que en otros sitios había”.
“Aquí, porque los grandes supermercados quedaban lejos o tenían muchas aglomeraciones, se han recuperado clientes que han regresado al pequeño comercio”, donde prima la confianza, se aconseja cómo debe utilizarse cualquier producto y que éste sea bueno, de calidad, comenta Ángel Arcos Navarro, responsable junto a su hermana y hermano de Droguería-Perfumería Dori, y que destaca la importancia que tiene para una ciudad como Ciudad Real el pequeño comercio que, ante las dificultades, cada vez tiene que “pelear más para mantenerse a flote”.
En la misma calle, Jacinto, se encuentra Don Pan, donde, pese a que las ventas han sido “un poco más flojillas”, los clientes del barrio de Santiago se han mantenido fieles, lo que le ha permitido a esta panadería “seguir a flote”, señala José María Notario, que valora haber podido abrir porque otros negocios que “han estado dos meses cerrados han sufrido de forma mucho más acentuada las circunstancias”.
Bombillas, pilas y ventiladores de techo
Al lado, se encuentra ElecTrorralba, tienda de electricidad donde, desde que abrió, se han vendido “muchísimas pilas y bombillas”, así como tubos fluorescentes circulares de las cocinas, por ser uno de los puntos de iluminación que más se utilizan, más aún si se está mucho tiempo en casa como ha ocurrido con el aislamiento en el hogar.
Hubo “un pequeño arreón” de ventas al principio de la reapertura de este establecimiento, pero luego se ha estabilizado para seguir con una tónica similar a la de antes del confinamiento, relata Rubén Orovio, propietario de una tienda en la que, como ocurre en los últimos años por estas fechas, se constata el auge de los ventiladores de techo. “Veintitantos para montar tengo ahora”, indica Orovio, que resalta la creciente preferencia, por cuestiones de gasto en la adquisición, consumo y salud, de instalar estos ventiladores en la habitación donde se duerme frente a los aires acondicionados.
