La alcaldesa de Fontanarejo, María Juliana Alcaide, destaca el comportamiento de sus vecinos durante la crisis sanitaria del coronavirus, una situación que “se veía de lejos”, pero que también afectó al pueblo con la muerte de una persona afectada.
En declaraciones a Lanzadigital.com, la alcaldesa no obvia que, en algunos momentos se pueda haber vivido la situación de forma “expectante” por circunstancias sobrevenidas a un pueblo de algo más de 200 habitantes.
“La mayoría –dice- se ha comportado muy bien, siempre hay algún caso excepcional, pero la mayoría la verdad es que se confinó y estuvo y está respetando las normas, todavía ves a gente en las calles con sus mascarillas y, sobre todo, la gente más mayor, la que mejor se está comportando, la que mantiene la distancia y las medidas que se nos exigen”.
“Los jóvenes –indica- siempre destacan, se van un poco de madre, no hacen tanto caso, pero, dentro de lo que cabe, yo lo entiendo, necesitan algo de espacio y esparcimiento, pero deberían de tomar más medidas”.
Cambio con el paso del tiempo
Alcaide señala que, con el paso a la fase 2 de la desescalada, empezó a llegar gente al pueblo, gente que tenía segunda vivienda allí o con familiares en la localidad.
“Cuando se abrieron las terrazas de los bares, las primeras dos semanas fue una locura porque de Ciudad Real venían y venían como si esto estuviera libre de coronavirus, gente sin mascarillas, gente en las terrazas en corro, aunque ahora ya parece ser que está más controlado”, cuenta la alcaldesa.
Son gente que “han venido y han ido los fines de semana” y “venían un poco más libre porque aquí se pensaban que estábamos más libre de virus y eso, a mí, no ma ha gustado y tuve que hacer una recomendación a la gente para que utilizaran mascarillas cuando estuvieran en las terrazas”.
Tampoco, añade, “ha sido para destacar como incidencias graves, pero si para ser conscientes de que esto no se ha acabado. Yo he hablado ya con varios médicos y aunque estamos ya en unas situación que parece más estable, no nos podemos fiar de este virus, que no sabemos ni quién lo tenemos ni quién lo puede traer o quiénes son asintomáticos o no”.
Buscarse la vida
En relación a la desinfección de calles y espacios, la alcaldesa indica que “el Ayuntamiento tuvo que buscarse la vida”, con el único operario que hay ahora. El otro está de baja- que se servía con una carretilla preparada para fumigar, que se encargaba de desinfectar todos los días las zonas comunes, tienda, farmacia, consulta médica, vivienda tutelada de mayores, entre otras.
Así mismo, la alcaldesa agradece la colaboración de un agricultor de la población, que también ha colaborado en las tareas de desinfección con su tractor.
Por su lado, señala Alcaide, las patrullas de Geacam han acudido todas las semanas para desinfectar las zonas interiores de la consulta médica o de la vivienda tutelada, donde se ha actuado en tres ocasiones en cada caso.
Dado espacio
En el caso de la vivienda tutelada de mayores, Alcaide señala que a los usuarios, cuatro de forma permanente durante la crisis sanitaria, cuando ha ido pasando el tiempo “se les ha dado espacio” para que pudieran salir un poco, recomendándoseles que los fines de semana, cuando venía gente de fuera, los paseos no los hicieran.
También se les ha recomendado que los días que salen respeten las distancias y “lo están llevando bastante bien, aunque los primeros días lo llevaron bastante con la muerte del señor fallecido”.
Elementos de protección
En cuanto a los elementos de protección, la alcaldesa señala que, de partida, usuarias y trabajadoras recibieron mascarillas de una familia de la localidad, para después, ser dotadas por mascarillas adquiridas por el Ayuntamiento.
Posteriormente, el Ayuntamiento, explica, compró mascarillas para todos los habitantes y también se han ido produciendo donaciones por parte de dos familias, una donó mascarillas y la otra guantes, para todo el municipio.
Otro familia originaria de Fontanarejo cuyo padre murió en Madrid por el virus, también donó gel, mascarillas, batas, pantallas.
Por su parte, la Diputación ha entregado mascarillas, guantes, impermeables y todo ello “yo lo he repartido, tanto a los trabajadores de la vivienda tutelada, como a los propios trabajadores del Ayuntamiento”.
Ayuntamiento
El Ayuntamiento, cuenta Alcaide, no se ha cerrado en ningún momento. Además de la alcaldesa, hay un administrativo, que hace las funciones de secretario accidental y dos operarios de calle.
La alcaldes señala que ella y el administrativo han estado en el Ayuntamiento, guardando las distancias, “hay espacio suficiente”, dice, y se ha atenido a la gente por teléfono o correo electrónico, aunque siempre se ha mantenido abierta “la ventanilla” para atender en persona a quien lo necesitara.
El edificio está dotado de los elementos de seguridad: mascarillas, mamparas, pantallas, geles-, señala la alcaldesa.
“En el interior del edificio –remata- la limpieza la hago yo, yo soy quien higieniza los espacios para que todo esté correcto”.
