Alberto de Pinto (Alameda de la Sagra -Toledo-, 1953) ha estado casi 40 años al frente de la Asociación de Parapléjicos y Grandes Minusválidos (Aspaym), de la que es miembro fundador, y también comenzó a finales de los años 70 a desempeñar su labor en el Hospital Nacional de Parapléjicos.
Dos labores de las que se siente muy orgulloso, por lo que ha pedido a la región que el próximo día 31 le distinguirá como Hijo Predilecto que cuide el “buque insignia, uno de los mejores sitios para el tratamiento de las lesiones medulares”, como es Parapléjicos.
Ha resaltado que “si desapareciese, España perdería mucho, porque en lugar de reinsertar gente potencialmente útil a la sociedad, tendríamos lastres y personas que tienen que vivir de una ayuda permanente”.
En este sentido, ha abogado por concienciar a la sociedad entera para que entienda que “ayudarnos a nosotros (los grandes discapacitados físicos) es ayudarse a sí misma, que no somos una lacra social, sino que se pueden aprovechar las valías de mucha gente”.
Por ello, tras fundar ASPAYM hace casi 40 años, De Pinto defiende que una de las facetas que le hace sentir más orgulloso en la labor de la asociación es “todo lo relacionado con la educación infantil: los campamentos donde conviven niños con grandes discapacidades con otros que no sufren ninguna discapacidad, las charlas? porque si somos capaces de en la solidaridad, en que un discapacitado no tiene por qué ser diferente a ellos, tendremos muchísimo ganado”.
Colaboración de las instituciones y mayor sensibilidad social pide también Francisco Luzón (El Cañavate -Cuenca-, 1948), que padece Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) y ha creado una Fundación para “lograr una mejora de calidad de vida de los pacientes y un impulso a la investigación” sobre esta enfermedad.
Como paciente, Luzón considera “imprescindible que aumente la sensibilidad social con estas enfermedades que, por ser menos frecuentes, acaban siendo invisibles frente a otras, a pesar de ser muy exigentes y duras para los pacientes y su entorno. Por el hecho de que seamos menos no nos merecemos una atención de menor calidad”.
Ha indicado que su Fundación está trabajando para crear una Comunidad Nacional de la ELA, que ya apoyan 13 hospitales y cinco comunidades autónomas, y ha reconocido que “me encantaría que mi comunidad, Castilla-La Mancha, se sume también a esta iniciativa y ayude a construir esta Comunidad Nacional de la ELA, tan necesaria”.
Luzón ha subrayado que desde la Fundación quieren trabajar para que los investigadores puedan acceder a una información de calidad y “actualizada”, que los afectados conozcan “qué recursos disponen para su tratamiento y dónde pueden encontrarlos”, y especialmente que la sociedad “empiece a conocer esta enfermedad y las necesidades que tienen estos pacientes”.
Poco más de 500 metros tendrá que caminar Antonio Pérez (Sigüenza -Guadalajara-, 1934) desde su casa en la calle de San Pedro, en pleno Casco Antiguo de Cuenca, hasta el Teatro Auditorio para ser nombrado Hijo Predilecto de la región en la que ha vivido 60 de sus 83 años.
El resto los pasó en su “querido París”, donde trabó amistad con artistas como Antonio Saura, quien reconoce que fue el artífice de que acabase viniendo a Cuenca, ciudad en la que lleva más de 40 años.
En el ámbito cultural, Pérez ha lamentado que no exista una mayor solidaridad, y considera que “los mismos artistas tendrían que moverse más por los lugares culturales; ahora hay muchas galerías, espacios de exposición, porque cuando viene hace 40 años sólo había dos galerías? y la gente se queja de que hay poca oferta, pero no va a los sitios a disfrutar la que hay”.
A Antonio Pérez, coleccionista incansable -“porque me gusta encontrar objetos”- se le nota orgulloso e ilusionado con el reconocimiento que le dispensa Castilla -La Mancha, “que me nombra Hijo Predilecto, qué más quiero”.
Sin embargo, Pérez ha mostrado su tristeza por el momento “difícil” que está pasando otro de los grandes centros de arte de la ciudad de Cuenca, la Fundación Antonio Saura, del que él ha presentado su dimisión como patrono que era desde el año 2007.
Sobre la Fundación Antonio Saura, que lleva más de un año cerrada por problemas económicos y cuya sede ha vuelto a manos municipales, Pérez ha reconocido que “es una pena porque Antonio Saura ha sido el hombre más importante que ha tenido esta ciudad como pintor”.
