“Es necesario considerar el hecho de que la situación actual podría prolongarse y que, por lo tanto, hay que organizarse para el futuro y saber discernir las oportunidades que esta crisis nos ofrece”, ha señalado este organismo del Vaticano que coordina las escuelas católicas, las facultades eclesiásticas y las universidades católicas.
Problemáticas ligadas a la pandemia
En el texto, firmado por el cardenal Giuseppe Versaldi, y por el Prefecto de la Congregación, Angelo Vincenzo Zani, se apunta a la “serie de problemáticas” ligadas a la pandemia de las que la “primera es la salud y todas las precauciones que se adoptan para preservarlo”.
De este modo, el Dicasterio ha evidenciado que este “evento repentino” no ha concedido el tiempo para una “adecuada preparación en todas las instituciones” y ha constatado que no se ha podido prever la “continuidad de las clases” y “las transformaciones necesarias para la educación a distancia”.
Las familias, directamente afectadas
Así, se incide en que la emergencia ha afectado “directamente a las familias” que, mientras desarrollan su propia labor, deben adaptarse a la necesidad de acompañar a los hijos que estudian en casa. Además, en el comunicado dirigido a los directores, los rectores, los presidentes, los decanos, los docentes y al personal administrativo y de servicio, se da cuenta de que no todas las familias “están dotadas de los relativos instrumentos informáticos y preparadas para afrontar la presencia continua de los hijos en casa”.
La Congregación para la Educación Católica ha expresado finalmente su cercanía a todas las escuelas católicas, las facultades eclesiásticas y las universidades católicas por la “gran labor” que están realizando garantizando el desarrollo de las actividades escolares y académicas a través de la modalidad a distancia asegurando la continuidad de los estudios.
