Carmen Aranda, profesora de matemáticas en la academia Ábaco, explica que cuando más alumnos nuevos tiene es en septiembre y en enero pues “las personas se replantean un poco su vida y se proponen nuevos retos, entre ellos aprobar la oposición”. De igual manera, ella no cree que tenga mucho sentido dar clases en verano puesto que “la gente se relaja muchísimo (a no ser que el examen sea en septiembre y tengan, sí o sí, que ponerse las pilas)”.
Reforma educativa
Como consecuencia, la mayoría de las academias cierran en agosto, especialmente después de la última reforma educativa, que ha cambiado los exámenes extraordinarios de septiembre a julio. Verónica Jurado, gerente y profesora en Paréntesis, piensa que esto es un error pues en menos de un mes no da tiempo a estudiar correctamente las materias pendientes. “No favorece el aprendizaje del alumno, que busca el aprobado. Se pasa de curso sin tener el nivel suficiente.”
El impacto de la pandemia
Tras la pandemia, ha aumentado el número de matriculados en academias extracurriculares como Impulsa, Ábaco y Paréntesis. Esto se debe, en palabras de Rebeca Díaz, profesora de idiomas en Impulsa Academia de Estudios, a que “la cuarentena ha sido un año perdido. Han faltado por aprender conceptos y, a raíz de esto, muchos han necesitado refuerzo”.
No obstante, los colegios e institutos no han recuperado el nivel que tenían antes del año 2020 por lo que la mayor parte del alumnado “necesita apoyo extra debido a las carencias del sistema educativo”, según Jurado.
Problemas del sistema educativo
Opinión que comparte Aranda, quien, además, añade que dichas carencias ya existían antes del coronavirus, solo que ahora están más agravadas. “Las academias no deberíamos existir. No tiene sentido que, con un sistema de educación público donde tú pasas bastantes horas de tu vida en el aula, necesites un refuerzo. Estos deberían de ser puntuales”, expresa la profesora “¿Por qué hay tantas academias de inglés? ¿Por qué cada vez más personas necesitan ayuda en física, química y matemáticas? No tiene sentido. Hay algo que está fallando y yo creo que es el sistema”.
Nuevas tecnologías
Por otro lado, las clases privadas parecen estar adaptándose rápidamente a las nuevas tecnologías. Los tres centros mencionados dan clase tanto de forma telemática como presencial. “Siempre había trabajado presencialmente (aunque de vez en cuando grababa mini explicaciones y las colgaba en una plataforma propia). Sin embargo, al llegar la pandemia los profesores no estábamos preparados. Tuvimos que hacer todo deprisa y corriendo”, dice Aranda.
A pesar de las ventajas de la digitalización, la profesora de Ábaco no cree que la clase online pueda sustituir a la formación presencial: “Cuando imparto los cursos online, los chicos a veces no están. Deben tener una gran capacidad de trabajo y fuerza de voluntad. Sobre todo, los más pequeños necesitan dar clases cara a cara para ver en qué se equivocan”.
Los testimonios confirman que la demanda de academias va en alza y que, por el momento, no parece que este crecimiento vaya a detenerse. Estas son capaces de adaptarse a las necesidades de sus estudiantes más rápidamente que los colegios e institutos y de ahí viene el rotundo éxito.