El acto estuvo divido en dos partes. En la primera, Huertas y Alcedo, además de José Manuel Treviño, presidente de la asociación organizadora, participaron en un coloquio moderado por nuestro compañero Francisco Navarro. Durante cerca de treinta minutos, en un ambiente distendido, se debatió sobre la importancia de la zarzuela como género netamente español que poco a poco se está incluyendo en programas y repertorios de fuera de nuestro país. Miguel Huertas, aclaró que se llama “género chico” por la duración de las obras, de una hora. Celia Alcedo incidió en que somos los propios españoles los que tenemos que valorar un género tan nuestro.
Ambos músicos pusieron en valor la labor de la asociación anfitriona, Amao, a la que auguraron un futuro prometedor. Alcedo quiso destacar la gran cantidad de buenos cantantes que está dando Tomelloso, una circunstancia sorprendente, también recordó la cantante que no era la primera vez que venía a la ciudad, ya estuvo en otras dos ocasiones gracia a la Asociación Pro-música Guillermo González..
La cantante vizcaína y el pianista tomellosero ofrecieron a continuación un soberbio recital de canción española. Con una gran cercanía al público y mucha complicidad, los músicos ofrecieron un breve —algo más de media hora— pero intenso recital, que, como decimo, hizo vibrar al público que aplaudió cada uno de los números.
Comenzaron con dos piezas de, Canto a Sevilla de Turina, “Las fuentecitas del parque” y “El fantasma”. Los músicos continuaron con “Canciones populares” y “En el pinar” de Obradors. El recital continuó con dos romanzas de zarzuela, de La del manojo de Rosas, de Sorozabal, “No corté más que una rosa” y la Romanza de Rosa de “Los claveles” de Serrano. Los interpretes recibieron una gran ovación del respetable lo que les hizo ofrecer un bis, “La rosa y el sauce”, de Gustavino. En definitiva, fue una gran velada musical en la que quedó patente la maestría de los dos grandes intérpretes.