“Dejar una buena obra para ser feliz, descubrir, investigar y compartir con los demás”, ya que compartir “nos hace mucho más sabios y tolerantes”, ha sido el propósito en su larga trayectoria como fotógrafa de Cristina García Rodero, que se convertirá este miércoles en la primera mujer en ser investida Doctora Honoris Causa por la Universidad de Castilla-La Mancha.
La creadora puertollanera, que participó este martes en un encuentro con alumnos y profesores en la Facultad de Letras, agradeció el cariño que está recibiendo y que le está haciendo “volver más” a su tierra. “No me lo esperaba y me hace sentirme más de Ciudad Real, de Puertollano”, comentó García Rodero, que achacó a la edad o la casualidad lo de convertirse en la primera mujer en ser doctora honoris causa por la UCLM y confía en que haya pronto “muchas más” puesto que hay “muchas mujeres muy capaces” en todos los ámbitos y “nos toca” porque “llevamos retraso” en cuanto a presencia y reconocimientos.
Acompañada del rector, Miguel Ángel Collado, que afirmó que para la UCLM es un orgullo y honor contar en su claustro de honoris causa con una autora tan destacada a nivel mundial y que con su presencia se empieza a corregir esa “deuda” con respecto a las mujeres, García Rodero recordó que ella nació “con la mitad del siglo, han pasado muchos años y España ha cambiado mucho. La vida se ha modernizado muchísimo, los estudios han llegado a todo el mundo y eso hace justicia” ya que “poder estudiar da posibilidades y fuerza a muchas personas”.
A los alumnos, les aconsejaría que aprovechen el tiempo de estudio y que asimilen que nunca se termina de aprender, de estudiar. Eso sí, “cuanto más mayor te haces, más solo estás y todo se complica mucho más”, agregó la fotógrafa manchega, que subrayó que “hay mucho que aprender” y también muchas posibilidades “no sólo en este país, sino en cualquier otro” en función de lo que se quiera ampliar la formación.
Y respecto a su amplia trayectoria, si tuviera que elegir, se quedaría con “la lucha. Es lo más hermoso, comenzar un camino que no sabes ni a dónde te va a llevar pero sacas fuerzas de donde sea porque, aunque tienes muchas lagunas, intuyes que puedes”. Para García Rodero, cuando alcanzas la meta ésta se diluye porque lo importante ha sido “todo lo que has vivido antes de llegar, todo lo que has aprendido y todas esas nuevas rutas en la investigación que a lo mejor no contabas con ellas y te han hecho cambiar un proyecto que con ello se va enriqueciendo”.
Primer fotógrafo español en ingresar en la Agencia Magnum, García Rodero calificó la fotografía de “grandiosa”, muy útil en todas las ciencias, cada vez más cercana y fácil técnicamente, disciplina que le ha permitido “ser feliz” y profesionalmente “encontrar lo que quería”. Por ello, recomienda a los jóvenes que “escojan un trabajo que les apasione porque van a pasar tantas horas de su vida en ello que si no les gusta va a ser un sufrimiento”. Sin embargo, “si te gusta lo que estás haciendo pasa el tiempo, no te das cuenta que estás haciendo un trabajo, forma parte de tu vida, no sabes cuándo es el principio, el final o cuándo hay que hacer un intermedio”.
Ella se siente “muy afortunada”, más aún con los reconocimientos, de haber encontrado lo que le ha gustado hacer, al tiempo que reconoció que el camino ha sido “muy duro”. Mucho tiempo en la carretera y medios económicos para realizar los proyectos fueron algunas de las dificultades, empezando por el hándicap de dónde poder formarse y estudiar as finales de los sesenta y setenta, época en la que no había nada en España respecto a esta disciplina. “Todo era difícil” en esa época, narró, aunque también citó cosas buenas como que si llegabas a un pueblo puede que fuera la primera vez que lo visitaba un fotógrafo y “disfrutabas de la hospitalidad que te daba la gente. No tenías ni dónde dormir ni sabías cómo llegar, pero estabas sola y era el pueblo para ti”. A lo mejor, en esa época, estaba el fotógrafo del pueblo o algún aficionado, pero, ahora, cuando vas te encuentras con “miles de teléfonos, vídeos y cámaras de televisión”. En este sentido, estimó que es “más difícil trabajar ahora”. Como ejemplo, puso el de las fiestas que se han hecho “mucho más ricas, vistosas y multitudinarias”, pero puede que en determinadas ocasiones “pierdan un poco esa intimidad que antes tenían” y la sensación compartida de “vivirlas de verdad”.
García Rodero, que considera que Castilla-La Mancha es una tierra con “un tremendo horizonte que da muchos artistas” y cuya intervención en Letras fue presentada por el decano de la Facultad, Matías Barchino, y la directora del Centro de Estudios de Castilla-La Mancha, Esther Almarcha, aseguró que está inmersa en múltiples proyectos como ‘Entre el cielo y la tierra’, que versa sobre la espiritualidad y la carnalidad, y otro titulado ‘Ángeles y Demonios’, así como otros trabajos sobre India y sobre América, además de sobre el agua, el fuego, el carnaval y la máscara.