El proyecto que estará listo la próxima primavera, surgió de manera casual en agosto de este año a lo largo de una comida que el escritor y el nieto de Mónico, Eduardo Estébanez Sánchez, amigos desde los tiempos salesianos, mantuvieron sobre la idoneidad de escribir una historia sobre Mónico, más allá de su faceta más conocida, mientras el autor comentaba aspectos de su último trabajo publicado El esplendor y la ira.
Valero, que ya está en las correcciones del original, ha indicado que el enfoque humano y familiar es igual de insólito que el científico.
Material impagable
La aportación de documentación privada y la información de la propia familia constituye un material impagable para relatar los episodios más importantes de la vida de Mónico Sánchez desde que en 1894 se marchó del pueblo en busca de su destino. “Lo que tuvo que soportar ese hombre es increíble y aun así continuó adelante con una voluntad de hierro.
El curso que siguió por correspondencia, primero en Madrid y luego en Piedrabuena, porque se le acababa el dinero de la venta de la tienda que regentó en San Clemente (Cuenca), su aventura norteamericana, el regreso triunfal, los contenciosos por el suministro de la luz al pueblo, su amistad con el general Aguilera, su apoyo político al Partido Regionalista y sus amores y desamores están presentes en la biografía novelada que tiene como trasfondo histórico la España que le tocó vivir.
Recurrir a la ficción
“La mayor parte de la historia está documentada, aunque hemos tenido que recurrir a la ficción, una ficción coherente con la realidad -recalca Valero- sobre aquellos años en los que no hay documentación escrita .
Mónico Sánchez Moreno nació en Piedrabuena en mayo de 1880. En 1913 comenzó los trámites para construir el Laboratorio de Rayos y otros componentes en Piedrabuena con la compra de los terrenos, razón por la cual, el Ayuntamiento le rindió un homenaje en 2013 con motivo del primer centenario de tan insólita industria.
Hombre excepcional
En esencia fue un hombre tan excepcional que nada ni nadie pudo abatirlo, y eso que lo intentaron. Solo la muerte a los 81 años de edad en noviembre de 1961. Hoy cuenta con una sección permanente en el Museo Nacional de Ciencia y Tecnología de La Coruña con material donado por sus familiares.
