Sonia Carrero expone en la Casa de Baños de Puertollano, hasta el próximo 15 de abril, un total de 18 fotografías sobre las cicatrices que quedan marcadas en la piel pero que también son un recuerdo de los hechos vividos y un impulso para seguir hacia el futuro. Carrero estudió Bellas Artes en Granada pero también ha completado su formación en Alemania, Brasil o India, actualmente reside en Palma de Mallorca y diez años después ha querido volver a mostrar a sus paisanos de Puertollano esta obra artística que de la mano de la Asociación Santa Águeda se ha instalado en este emblemático edificio.
Aunque ahora Sonia Carrero se encuentra más inmersa en el mundo de la ilustración, estas fotografías también se consideran como el arte en todo su proceso terapéutico, aunque reconoce que “si volviera a hacer este trabajo lo haría de otra manera, de un modo mucho más abierto, es una forma también de sanar las heridas, y esto también cambia”, añade.
Es mucho más que 18 fotografías, porque fue “apasionante” hablar con gente que no conocía de nada y tener con ellos una “vinculación íntima” cuando comparten contigo sus historias, “en una cicatriz hay tanta información, en las cicatrices internas también la hay, nos cuesta integrar las cicatrices externas, nos recuerda esas heridas, pero en la cicatriz interna preferimos mirar hacia otro lado”, apunta en la inauguración de esta exposición y esgrime “una cicatriz que no está bien cerrada no nos permite vivir bien”.
El alcalde de Puertollano, Miguel Ángel Ruiz, agradecía a Sonia Carrero que compartiera su obra con los puertollanenses y afirmaba que “estas cicatrices también son un camino de esperanza, las cicatrices abren una puerta a la esperanza, a creer en la vida y en el futuro”. Ruiz añadía que “para mí cicatrices es encerrar un pasado que queremos olvidar, cerrar una puerta que no queremos volver a abrir y abrir una ventana hacia el futuro”.
El primer edil puertollanense transmitía a Ana Valderas su agradecimiento por ser promotora de esta iniciativa y “por el esfuerzo que hace diariamente en la lucha de tantas mujeres y tantos hombres que lo están pasando mal y que no ven un futuro, dar un mensaje de optimismo, que la vida sigue adelante”.
Junto a cada fotografía y cada cicatriz se puede leer un texto que cuenta la historia de cada una de esas cicatrices, la que más impactó a Carrero, un hombre de Granada que mostró sus cicatrices, era yonki y había intentado suicidarse.