La almagreña Galería Fúcares reabrió este sábado con la premiada serie fotográfica ‘Crónica de un confinamiento’, del almagreño Juan Palomino, que iba a culminar el 6 de febrero y se prorrogará hasta el 22 de marzo tras la previa paralización de la actividad en las instalaciones motivada por las medidas de seguridad sanitaria.
Distinguida en los Premios Lux y en el Certamen Premios Quijotes 2020, la colección de fotografías en blanco y negro de Palomino muestra el día a día de una familia como la suya que podría ser cualquier otra durante el confinamiento. “Lo que empezó como un juego de imágenes se convirtió en una historia de cómo fue” ese período. La muestra se puede visitar de martes a sábado, de 17.30 a 20 horas.
El responsable de la galería, Norberto Dotor, indicó que a esta exposición le sucederán muestras del autor gallego Manuel Bouzo, cuyos trabajos se mueven entre la poesía visual, el arte conceptual y la propia historia del arte; y del dúo de exploración en el arte de acción Los Torreznos, que realizan un interesante “arte social, político y de actualidad”.
La propuesta de Los Torreznos, coincidiendo con el próximo Festival Internacional de Teatro Clásico, será “una exposición de sus trabajos performativos”, complementada con performances los viernes y sábados “en algún patio, espacio o plazoleta” de Almagro. Serán gratuitas y para ello “estamos intentando hacer un crowdfunding o buscando un espónsor”, además de la puesta a la venta que está haciendo Dotor de piezas de su colección personal.
Así mismo, para octubre, la galería presentará la obra del joven artista leonés Antonio Guerra que “trabaja con la fotografía de una manera efectiva y maravillosa”.
“Pasando fatigas”
La galería Fúcares, la más longeva de la región con una amplísima trayectoria, lo está “pasando mal”, al igual que los artistas de Castilla-La Mancha que se encuentran “sin ayudas” en su Comunidad Autónoma, mientras que en otras se han presupuestado importantes fondos para respaldar las artes plásticas y el talento de sus creadores en “los tiempos del Covid”, expone Dotor, que aboga por la apertura de un debate a nivel de la gestión para favorecer una cultura que “tiene que servir a la ciudadanía” del territorio regional y cuidar de sus valores para que no tengan que huir, “en el mejor de los casos” porque continúan con su actividad, a otras zonas del país o el extranjero.
Ante el “deteriorado panorama del mercado de arte en la actualidad, el cual es un desierto, prácticamente no existe en La Mancha”, Dotor está sacando desde octubre a la venta obras de pequeño y mediano formato de su propia colección para evitar el cierre de la galería Fúcares. “Estamos pasando fatigas. Tengo una colección bastante importante que es la historia de mi galería de 47 años y lo único que no voy a hacer, aunque tenga que vender mi casa, es cerrar la galería porque es y ha sido mi vida siempre”, asegura.
La aprobación del Código de Buenas Prácticas en Cultura a nivel regional es una de las reivindicaciones de Dotor, así como del Instituto de las Artes y la Plataforma Mancha Contemporánea, recuerda el galerista, que sostiene que consideran, por otra parte, que son prácticamente todos los autores de la región los que están ausentes en el Centro de Arte Moderno y Contemporáneo de Castilla-La Mancha, el cual, a su juicio, debería ser un centro de arte en “el epicentro geográfico o en un lugar adecuado del territorio castellano-manchego con circuitos de pequeños centros de arte” en la Comunidad Autónoma para, por su estructura geográfica, vertebrar el territorio y favorecer la difusión cultural.
El Código de Buenas Prácticas Culturales “se publicó hace doce años, está firmado prácticamente en todo el país por todas las instituciones”, pero aquí no, señala Dotor, que se pregunta por los motivos que no llevan a suscribirlo, al tiempo que lamenta que “no haya simposios de arte para que la gente de la zona se acerque y contacte con el pensamiento, impulso y enseñanza de artistas, críticos, filósofos y pensadores” ni becas que “merezcan la pena para creadores de familias sin muchos recursos”. A este último respecto, indica que “uno de los logros” de su galería ha sido ‘sacar’ a muchos nuevos artistas, que en gran parte de las ocasiones no proceden de familias “con grandes posibilidades, sino de familias normales y corrientes porque son los que mejor terminan pulsando la realidad y transmitiéndola”, aunque, reconoce, “también muchos intentos se han ido al carajo” porque, ante la falta de apoyos, contexto e infraestructurales culturales, han tenido que aparcar su actividad artística ya que tenían que ganar dinero “colocándose en algo”.
“Y eso se lo pierde la región, la gente debería tener el progreso en su Comunidad Autónoma”, subraya Dotor, que critica el destino de importantes fondos a determinados coleccionistas, cuando con ese dinero se podrían hacer “siete colecciones de una manera pertinente, coherente, en su momento” y representando realmente a la región, mientras “muchos artistas lo están pasando fatal o no pueden ni pintar o esculpir”.
Entre las propuestas de Dotor, se encuentra la organización de un encuentro nacional sobre el estado de las artes plásticas en la región, atendiendo a “la realidad de lo que aquí hay y sucede”.