Publica su décimo quinto poemario ‘Poeta el llamas’, en el que se confiesa epicúrea y escriloba, dispuesta a no perderse lo bueno de la vida y a luchar por “el derecho a ser feliz”. Con portada de Antonia Valero, presentó el libro a primeros de enero en el Archivo Histórico Nacional en Madrid y prevé más puestas de largo en distintos lugares, entre ellos La Mancha.
Pregunta.- ¿Por qué ‘Poeta en llamas?
Respuesta.- Me preguntas por el título de la obra. Me encanta dar títulos y estructurar los libros de cualquier materia que sea. No me gusta un libro todo de seguido. Hay que dar pautas a la mente, al propio cerebro.
Aquí, me ha encantado el hallazgo de este título ‘Poeta en llamas’. Como cinéfila que soy, me quedé prendada de la película a ‘La mujer en llamas’, una de las películas que, en mi opinión, más belleza visual desprende. Me lo apropié con ciertos cambios felices. Le quité el artículo, y le puse el hermoso nombre de poeta, un sustantivo que vale tanto para hombres o mujeres: poeta, curioso caso en nuestra lengua, tan marcada por el género.
P.- ¿Cómo se estructura el libro? ¿Cuáles son los ejes de cada apartado?
R.- Las partes de este libro de poemas (no me gusta el término poemario) son las siguientes:
La primera es ‘El mundo iluminado y yo despierta’. Es una frase felicísima de Sor Juana Inés de la Cruz.
La segunda parte, titulada ‘Soy un lugar de encuentro’. Siempre la poesía destila biografía, y ahí están las personas con las que mi yo se ha ido encontrando.
La tercera parte ‘Entre el cielo y la tierra’, es una parte bucólica, que entronca con Kierkegaard, y recuerda aquel sentimiento suyo de la maravilla de existir entre el cielo y la tierra.
La cuarta, la titulo ‘Siento el tibio aliento de la vida’, pues de eso trata la poesía.
La quinta tiene unos poemas que podríamos llamar metapoéticos, es decir, la reflexión del propio poeta sobre sobre el acto de escribir, sobre su quehacer.
Y por último, con un título en francés, ‘Sois toujours poète, même en prose’ (que es una cita del gran poeta Charles Baudelaire) es una innovación para mí, que siempre he escrito en verso mis libros de poemas.
El libro se cierra con la valoración de poetas que han leído el manuscrito. La verdad es que me siento muy honrada por sus opiniones.
Veo que tú mismo has destacado en tu lectura las opiniones de Francisco Caro, que califica mi obra como una “celebración de la vida”, a Cristina Galán, como una defensa del “derecho a ser feliz”, y la entusiasta afirmación de Manuel Juliá: “Según mi opinión hay dos tipos de poetas: los que lo son y los que pretenden serlo. María Antonia es de los primeros”. Figúrate qué piropo. Los tres son reconocidos poetas de La Mancha.
P.- ¿Por qué está dedicado a Conchi Sánchez?
R.- Me gusta que me preguntes por Conchi Sánchez Hernández, a la que he dedicado este libro. Esta gran profesional, esta querida amiga que hemos perdido dramáticamente este verano.
Realmente, su muerte fue un aldabonazo en el mes de agosto, que nos dejó anonadados. Yo quiero luchar contra el desvanecimiento de su memoria. Quiero que todos los que la hemos conocido sepan que sigue viviendo en nuestro recuerdo, en nosotros.
P.- En el libro hay un abrasador amor por la palabra ¿Es un “fuego purificador” como indica el escritor Eduard Lopez-Hortelano en la valoración de tu obra? ¿La literatura insufla vida?
R.- En efecto, la palabra escrita es mi pasión. A ella me entrego. Este es mi decimoquinto libro de poemas, además de entregas diversas en libros colectivos, entre las que destaco mi devoción por los libros anuales que publica el Grupo Oretania.
P.- ¿Por qué escriloba?
R.- Alude a un manifiesto que he escrito, inserto al final del libro. En él va mi aliento feminista por un mundo mejor, que es una constante en mi biografía, tanto personal como intelectual.
Tampoco he olvidado mi pasión por América, que es otro eje más de mi obra. Estas son dos temáticas siempre presentes en mi obra.