Disfrutas y te concentras tanto con el encaje que “no le hacemos caso ni a los maridos”, confiesa María Martínez, de La Puerta de Segura, que acudió este domingo junto a cinco amigas de la Sierra del Segura al X Encuentro Nacional de Bolillos y Bordados de Ciudad Real. El encaje de bolillos “relaja mucho”, quita la ansiedad y hasta “el mal humor”, aseguran sus compañeras, que recomiendan aficionarse porque ejercitas las manos y la mente y “se te olvida tó”, los problemas lo primero.
Una de ellas, Luisa Pérez López, de la localidad jiennense de Puente de Génave, recibió el Premio de la Diputación de Ciudad Real por la creación más original del encuentro, un mundillo instalado en una caja que facilita el trabajo. Pérez López, junto con otras nueve compañeras aprendieron a elaborar encaje gracias a una mujer de 80 años que les transmitió sus conocimientos y, para ellas, ahora es un placer dedicar el tiempo que puedan sacar a esta artesanía. “Al que le gusta, lo deja tó para hacer bolillos”, agrega Josefina Escobar, también de La Puerta de Segura.
Se trata de un ‘enganche’ sano y creativo, gratificante por lo que relaja a la hora de hacerlo, pese a su complejidad, y también cuando vas viendo “lo bonito que va quedando”, apunta María Rosa Sánchez Prieto, que acudió al encuentro con otras 24 valdepeñeras y se alzó con el premio del Ayuntamiento de Ciudad Real a la labor ‘más trabajada’ por su laborioso encaje, “muy antiguo” y con hojas de guipur, de parte del embozo de un juego de cama. “Sabes cuándo te pones a hacer encaje pero no cuándo te quitas”, indica Sánchez Prieto, a lo que añade Consuelo Cuadra, también de Valdepeñas, que si estás realizando un trabajo placentero, estás deseando “tener un huequecito para coger la almohadilla” y “te quitas tiempo de otras cosas para, porque te gusta, hacer encaje”.
Un total de 504 mujeres en 32 grupos llegados de múltiples localidades de la provincia, así como de municipios de Jaén, Córdoba, Almería y Cuenca participaron en la décima edición de este encuentro nacional celebrado en los Salones del Torreón de Fuensanta y organizado por la Asociación de Vecinos y Cultural Santo Tomás de Villanueva, cuyo presidente, Jaime Vélez, resaltó el objetivo de colaborar en mantener esta antiquísima tradición con reuniones en las que se aprecia la incorporación de nuevas mujeres, también algunos hombres, y gente joven.
En nuestras manos
Es “un patrimonio en nuestras manos que hay que valorar”, subrayó Vélez, que resaltó la “masiva” participación en este consolidado encuentro, en el que no se pudo dar cabida a otro centenar de mujeres que querían asistir por falta de espacio. A la entrega de premios y clausura, acudieron la concejal de Igualdad, Manuela Nieto, y el diputado provincial responsable de Cultura, Dionisio Vicente, quienes expresaron sus deseos de que para la próxima edición estén finalizadas las obras del Pabellón Ferial y el encuentro regrese a este emplazamiento para así acoger a todas las encajeras interesadas en participar.
Nieto expresó el apoyo del Ayuntamiento a la puesta en valor de “nuestras tradiciones y el patrimonio”, destacó la organización desde la Concejalía de Igualdad de cursos y talleres de encaje y elogió la labor del equipo organizador de este encuentro, al que también felicitó Vicente por el “éxito” de congregar a más de 500 mujeres en torno a “una tradición tan importante” en la provincia como el encaje.
Berenjenas, patatas, pipirrana, fideúa y postre integraron el menú que degustaron las participantes que pudieron adquirir productos relacionados con la elaboración del encaje en los 25 puntos de venta instalados procedentes de, entre otras provincias, de Cádiz, Granada, Tarragona, Barcelona y La Coruña.
El encuentro incluyó un sorteo de regalos y la organización entregó como presente a cada una de las participantes una bolsa con un picao y una botella de cristal de aceite de oliva virgen extra de la Denominación de Origen Campo de Montiel.