A la hora de escoger en la vida, se puede elegir entre lo fácil y lo difícil. Si se opta por lo segundo, “tendrás que prepararte mejor”, pero sentirás sensaciones “muy importantes” como la emoción, el miedo y la alegría que se verán reducidas si se elige lo fácil, indicó ayer a los alumnos del colegio Nuestra Señora del Prado (Marianistas) el alpinista madrileño César Pérez de Tudela, que habló de algunas de sus múltiples aventuras y transmitió a los escolares, respecto a su actividad en deportes de riesgo, la importancia de valores que también son muy relevantes en la formación juvenil como la superación, la ilusión, el esfuerzo, la tolerancia y la perseverancia.
Para afrontar retos hay que estar fuerte y para eso hay que “estar entrenado”, indicó Pérez de Tudela, que resaltó que es fundamental la fortaleza psicológica y espiritual, la cual está por encima de la física, la cual se logra “a medida que se va uno entrenando y preparando”.
La dificultad, la hostilidad, las bajas temperaturas y la falta de oxígeno por la altura en una práctica deportiva como el alpinismo en la que el ser humano debe enfrentarse a las máximas exigencias son las que más curten en la vida de un aventurero, así como el propio fracaso que “te hace más fuerte”, comentó el reconocido deportista, que también subrayó como esencial “saber llevarse bien con uno mismo”. No sólo en las montañas, en expediciones peligrosas o entornos hostiles, “en la vida cotidiana, de cada día, conocerse a sí mismo es fundamental”.
Considerado uno de los mejores deportistas del país y uno de los grandes divulgadores del montañismo, Pérez de Tudela es uno de los alpinistas pioneros, “de los que abren camino”, en un deporte extremo que pone al ser humano al límite, destacó, por su parte, el director técnico de la Agrupación Deportiva Prado-Marianistas, Manuel López Cavada, en el encuentro con los estudiantes celebrado en el salón de actos del centro, con la presencia del director del colegio, Gregorio Pérez, y el director de Secundaria, Ángel Rivero.
Belleza y riesgo
Pérez de Tudela mostró a los alumnos un vídeo de resumen sobre sus distintas expediciones y su pasión por el alpinismo, una actividad de “gran belleza y riesgo” que ejemplifica que “nada se consigue sin esfuerzo y voluntad” y que para lograr los objetivos hay que superar los miedos.
Grandes precipicios, climatología adversa y menos oxígeno conforme se sube son algunos de los componentes de esta práctica deportiva en las montañas, las cuales son “la unión de la tierra con el cielo”, de ahí que muchas se sacralicen, y en cuya ascensión la dificultad no siempre se corresponde con la altitud, ya que “a veces la mayor altura no coincide con la mayor aventura”.
“La belleza de la vida y los paisajes”, así como del sacrificio y la superación, se pudieron presenciar en las instantáneas de las escaladas y expediciones que mostró Pérez de Tudela, que recordó cómo en varias ocasiones estuvo a punto de morir y cómo hace décadas le querían cortar los pies por los empeines, debido a cómo los tenía tras sufrir congelaciones. “Menos mal que me cambié de clínica”, apuntó con aire afortunado el alpinista, que confesó que retirarse sin ascender a la cumbre es “como morirse un poco” pero a veces es mejor regresar para “seguir sin caerse”.
El equilibrio y la audacia participan de forma activa en el alpinismo, donde “hay que aprovechar todo” como las fisuras que deja la piedra para poder escalar y llegar arriba, a la cumbre, donde se obtiene la satisfacción de una vez más haber vencido a los miedos y el paso del tiempo, agregó Pérez de Tudela, que resaltó que es preciso prepararse y tener conocimientos para “orientarse en la niebla de la vida” y subrayó que lo importante es “estar a gusto con lo que has hecho y tener respuestas sobre lo que has hecho”.