El libro ‘Espacios y paisajes del vino en Castilla-La Mancha’, de Diego Peris, ofrece un interesante y riguroso recorrido por un esencial sector económico y social de la Comunidad Autónoma como el vitivinícola, del que “dependen directamente 83.000 familias en la región, sin contar lo que representa desde el punto de vista de la industria agroalimentaria, las bodegas, el sector empresarial, el tejido social y la vertebración del medio rural”, ya que “sin viñedo no hay medio rural y sin medio rural no hay Castilla-La Mancha”, destacó el consejero de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural, Francisco Martínez Arroyo, que felicitó al arquitecto ciudarrealeño por este trabajo que refleja “en forma de compendio” lo que representa esta actividad fundamental en la región.
Martínez Arroyo, que resaltó que esta publicación surge con el respaldo de la Junta y la Diputación de Ciudad Real para favorecer un mejor y mayor conocimiento de la importancia del sector vitivinícola a nivel cultural, social, económico, arquitectónico y hasta paisajístico, expuso que este miércoles se ha conocido el positivo dato interanual de que las exportaciones de vino de la región alcanzaron desde el 1 de febrero de 2017 al 31 de enero de 2018 los 658 millones de euros.
Se trata de “la cifra más alta de la historia”, “nunca antes Castilla-La Mancha había exportado más vino ni conseguido generar más riqueza” con la exportación de un vino que llega a todos los rincones del mundo y, particularmente, lo hace “en forma de producto embotellado y con alguna de las nueve Denominaciones de Origen de la región, que son sin duda la mejor bandera para presumir de Castilla-La Mancha en el mundo”.
Toda esta riqueza y potencial están “en el libro de Peris, están en Castilla-La Mancha y forman parte de lo que somos y vamos a ser en el futuro”, agregó el consejero. También para el presidente de la Diputación, José Manuel Caballero, la publicación ‘Espacios y paisajes del vino’ es “una referencia obligada” tanto para quienes disfrutan de un producto esencial de esta tierra como para conocer mejor “nuestra economía y potencial de desarrollo, lo que somos y sentimos como pueblo”. Las actividades económicas y culturales en torno al vino están en “nuestros genes” desde hace ya más de 2.000 años e impregnan “nuestra realidad”, agregó Caballero, que resaltó que si al sector vitivinícola le va bien sin duda también le irá bien a una tierra de vinos como Castilla-La Mancha y, en especial, a la provincia de Ciudad Real.
En este sentido, consideró muy positiva la colaboración del Gobierno autonómico y la institución provincial para favorecer el fomento de la cultura del vino con un volumen muy “elaborado y riguroso” como el de Peris sobre una actividad estrechamente vinculada a la economía, la demografía, la ocupación del territorio y la arquitectura, lo que ayudará a “saber más de nuestros orígenes para conocer mejor nuestras posibilidades y potencialidades”.
La puesta de largo también contó con la presencia de la alcaldesa, Pilar Zamora, que elogió a Peris, “una persona de la que siempre se aprende”, y la importancia de un libro en la ciudad que acoge la celebración de Fenavin y para una tierra en la que la cultura del vino está estrechamente ligada a nuestras costumbres.
Cultura, paisaje y arquitectura
Autor hace doce años del libro ‘Arquitectura y cultura del vino’, Peris indicó que ha seguido visitando bodegas, haciendo fotografías y levantando planos de los edificios, lo que le ha permitido elaborar esta nueva obra que busca que “todo el mundo pueda disfrutar y ver la realidad del vino en la región”, un producto que está enraizado en la cultura de la Comunidad Autónoma, que es parte importante de nuestro paisaje y que ha generado una arquitectura de bodegas realmente “espectacular”.
Cerca de 500 bodegas aparecen citadas en el libro, lo que da muestra del relevante potencial de este sector de la región, apreció Peris, que realiza en el extenso volumen un recorrido por las diferentes Denominaciones de Origen y de Pago y muestra cómo ha evolucionado, por ejemplo arquitectónicamente, esta actividad desde las cuevas con tinajas de barro donde se fermentaba el vino hasta la entrada de “la tecnología del frío, los encamisados, los depósitos de acero inoxidable” y grandes instalaciones industriales, sin obviar cómo han evolucionado los distintos modelos de comercialización y gestión con cooperativas y grandes firmas, al tiempo que contempla el modelo château de “pequeña bodega en el interior de una finca”.
Estructuras de madera, de hormigón y de nuevos materiales de arquitectura contemporánea conviven en una región en la que el viñedo le reporta una importante singularidad ya que, con cerca de 500.000 hectáreas, ocupa el seis por ciento de su territorio, con la particularidad de que en la provincia de Ciudad Real hay municipios, sobre todo en su zona este, donde alcanza el 80 por ciento de su superficie. Pero, al mismo tiempo, las nueve Denominaciones de Origen y ocho Denominaciones de Pago, más la Denominación de Vinos de la Tierra, proporcionan pluralidad, diversidad, riqueza paisajística e incluso de variedad en la producción del vino, subrayó.
Planos, gráficos y un amplio número de fotografías, tanto actuales como antiguas de las bodegas y actividades relacionadas como la vendimia, ilustran el libro sobre un sector que reporta una riqueza importante a la región, del que “presumir y sentirse orgullosos” y en el que se apuesta cada día para ser competitivos a nivel mundial por una mejor producción y calidad, en lo que incide desde la reconversión varietal hasta las mejoras realizadas por las bodegas.
Para apreciar cómo ha evolucionado el mundo vitivinícola, Peris propone un recorrido que incluya la visita a tres bodegas de diferentes características. Una parada sería, como bodega histórica, las Bodegas Bilbaínas de Valdepeñas que luego se convirtieron en Sancti Pauli, con estructuras de madera, donde se llegó a fabricar vinagre y que tiene una cueva “muy interesante”. Como bodega contemporánea, Finca Antigua en Los Hinojosos, en Cuenca, donde se acometió un proyecto de arquitectura moderna, citó como ejemplo Peris, que también recomendó visitar Félix Solís en Valdepeñas, que posee una “instalación industrial realmente espectacular” con “una sala de embotellado capaz de producir 150.000 botellas a la hora”.