La Fundación Médicos sin Fronteras se puso en contacto con Marta Francés para dar visibilidad a algún problema social a través de un reto solidario deportivo. La paratriatleta de Puertollano vio así la oportunidad perfecta de ponerse como reto clasificarse para los Juegos Paralímpicos de París de 2024, siempre había sido un sueño para ella y, además, estaba preparándose, ya que está en el año clasificatorio.
En Triatlón, la clasificación depende de un sistema de puntuación de Ránking Mundial. Los triatletas tienen que competir en todas las pruebas puntuables de modo que, al acabar el periodo de clasificación que en el caso de Marta acabará el 1 de julio de 2024, las 9 primeras personas de cada categoría serán las clasificadas para los Juegos.
Según la etapa de competición en la que Marta se encuentre, prima más la intensidad o el volumen de los entrenamientos. Ahora va a comenzar la etapa más importante debido al Mundial, que se celebrará en septiembre. En este momento, la prioridad es la intensidad del entrenamiento, más que el volumen. Cuando acabe el Mundial, tendrá unos 15-20 días de descanso antes de comenzar con la pretemporada 2024, la cual es la más importante de cara a los Juegos Paralímpicos.
La preparación de la triatleta para los Juegos es dura, entrena los siete días de la semana entre dos y tres sesiones al día. Dependiendo del día, tiene un plan en el que entrena las diferentes modalidades de un triatlón. Le dedica 5 horas al día, lo cual puede llegar a ser duro de compaginar con otros compromisos de su vida personal y estudios, pero como dice Marta “me ha tocado vivir una vida de retos, problemas y de superación, pero al final te curtes de tal manera que afrontar retos y nunca estar quieta se ha convertido en mi forma de vida”.
Marta escogió dar visibilidad a través de su reto a la desnutrición infantil, ya que para ella “las personas más inocentes que hay en este mundo son los niños” y, además, considera que estos problemas son muy reales y que los medios no muestran todo lo que deberían para concienciar a la sociedad.
“Me mandaron imágenes de estos niños con desnutrición y se me saltaban las lágrimas, nosotros tenemos la suerte de ir a la cocina, abrir la nevera y tener comida. Ellos pasan días sin comer hasta que llega alguien que les puede dar comida” explicaba finalmente la puertollanense.