El almagreño José Ángel Castro Díaz ha recorrido con su bicicleta de carretera y unas alforjas una distancia de alrededor de 5.5000 kilómetros con el punto de partida en Cabo Norte (Noruega). La aventura tuvo lugar este verano, durante más de un mes, desde el 20 de agosto al 28 de septiembre.
Este verano, José Ángel quería hacer un viaje en bicicleta por Europa, un viaje en solitario acompañado únicamente de su bicicleta y unas alforjas para llevar todo lo necesario. Finalmente, después de sopesarlo, decidió comenzar desde Cabo Norte (Noruega).
El día que llegó al Aeropuerto de Alta ya tuvo el primer susto: “Estaba esperando a recoger mi equipaje que sí salió por la cinta, pero la bicicleta no salía, aunque afortunadamente al día siguiente la recuperé”.
José Ángel tenía perfectamente distribuido el tiempo, un planning que al final pudo cumplir: “Hacía unas 8 horas de bicicleta, descanso, ocio, comer y 8 horas de sueño, esa pauta la he cumplido durante todo el viaje. Cuando se acercaban las 6 de la tarde ya iba buscando donde descansar, preguntaba en alguna gasolinera o con las aplicaciones que hay ahora para los móviles me buscaba el alojamiento. Tampoco ha sido tarea fácil, porque he estado por zonas muy deshabitadas”, comentaba.
El momento más crítico de José Ángel fue el primer día de todos, cuando se subió a la bicicleta y dio la primera pedalada: “Eso me gustó, iba muy contento, pero cuando pasó media hora me dio un bajón, quizás fue el momento más duro del viaje. Hacía mucho viento, tuve que ir con la bici al lado, agarrado al quitamiedos de la carretera porque el viento me llevaba, pero cuando el viento amainó pude continuar y llegué a un túnel submarino. Cuando estaba dentro pensé en volverme a casa, porque veía que no eso no era para mí, pero cuando salí del túnel el tiempo había cambiado hacía un sol espléndido y me topé con Noruega en su estado más salvaje y bonito a la vez. En ese momento decidí continuar”.
Sobre los kilómetros que recorría diariamente, José Ángel, cuenta que entre 170 y 200 “en ocho horas a una velocidad de entre 20-25 kilómetros por hora que es un ritmo cómodo podía hacer esa distancia”. El recorrido que hizo comenzaba en Noruega, atravesó Finlandia, Suecia, pasó por el estrecho que separa Dinamarca de Suecia donde cogió un ferry desde Suecia a Dinamarca, llegó al este de Dinamarca y otro ferry para llegar a la isla alemana de Fehmarn. Después cruzó el norte del país germano y pasó por Holanda, Bélgica, Francia hasta llegar a España.
José Ángel recuerda algunos paisajes que en sus 31 días pudo disfrutar mientras pedaleaba: “Noruega me impactó mucho, también recuerdo un día en Suecia con una niebla muy tranquila, no me crucé con nadie en todo el día y no escuché ningún ruido, fue un día especial, no vi nada, pero fue como estar todo el día en una nube. Y cómo no, en la llegada a España desde San Juan Pie de Puerto hasta Roncesvalles fue muy bonita”. Además, también destaca una de sus ‘etapas’ favoritas, que “fue al llegar a Francia, al entrar por Bélgica está la provincia de Norte-Paso de Calais donde hay muchos cementerios de guerra y la verdad es que me dio paz atravesar esa zona y además me hizo buen día, que es muy importante”.
Con más de 5.000 kilómetros en este viaje, la bicicleta de José Ángel aguantó bien en general, algunos pinchazos que eran previsibles y un pequeño percance, “ya que tuve que cambiar la rueda de atrás, fue en Holanda. La ubicación es importante y muchas veces por esquivar autovías me metía por caminos de tierra y la bici que he usado es de carretera, así que al final la tuve que cambiar, pero en general la bici ha estado bien”.
De vuelta a España, el almagreño, lo primero que pensó fue “en irme a la Feria de San Mateo en Logroño, llegué y me fui directo a ver una corrida de toros. Ya me relajé un poco, los siguientes cuatro días en España fueron mucho más relajados, ya me podía defender con mi idioma, cuando llegué a Logroño, llevaba un mes sin hablar castellano”.
A la llegada a Almagro, José Ángel no esperaba la sorpresa que le tenían preparada sus familiares y amigos: “Estaban todos en la calle esperándome, la verdad es que lo vi con normalidad”.
A modo de conclusión después de más de un mes fuera de casa y pedaleando durante más de 5.000 kilómetros, José Ángel comenta que “tengo que encontrar una fórmula mágica para dedicarme a esto. Podría vivir así por temporadas largas yendo en bicicleta y estando en soledad”. Hablando del tema de la soledad, José Ángel confiesa que “en ningún momento me he sentido mal por estar solo, al contrario, me daba paz y libertad, al menos en este viaje ha sido así”.
En cuanto al próximo reto, el almagreño cuenta que “tengo varias cosas en la cabeza que me gustaría hacer. Me llama la atención ir a América, no sé si de Alaska a México, de México a Argentina o ir de costa a costa en los Estados Unidos, hacer algo allí”.