E l nuevo desafío de César Sánchez Expósito le llevó recientemente hasta Costa Rica. Allí, el ultramaratoniano ciudarrealeño conocido como ‘Ultraviviente’ fue uno de los solo 43 participantes de 19 nacionalidades en la Jimbee Volcano Ultramarathon Extreme Race de ese país, una prueba de 250 kilómetros, divididos en seis etapas, y con un desnivel positivo de 12.200 metros. A esa enorme dureza se unía, además, una obligación que dificultaba todavía más la prueba: la autosuficiencia completa. Es decir, durante los días de la misma los corredores no recibían ningún tipo de abastecimiento alimentario o logístico. Con lo que portaban de inicio en sus mochilas era con lo que debían de terminar. Un reto que César pudo terminar.
“Al acabar, las sensaciones que tuve fueron espectaculares. Yo empecé a correr hace cinco años y por entonces corría 5 o 6 kms y me reventaba. El conseguir acabar esta carrera, una de las más difíciles del mundo, con lo que conllevan las etapas, la alimentación, el transportar la mochila que te parte la espalda… Para fue algo brutal, una satisfacción tremenda. No todas las personas pueden ir ahí y yo tengo mucha suerte. Arropado también económicamente por la Diputación Provincial y mis patrocinadores, como Nexter”, cuenta a Lanza.
No sólo logró finalizar después de cinco durísimas etapas, ya que una de las seis previstas, concretamente la quinta, fue suspendida por la lluvia. César ‘Ultraviviente’ finalizó en el puesto número 18, con un tiempo total de 41 horas, 20 minutos y 3 segundos. Un top-20 que para el corredor “está muy bien”, más todavía cuando “había muchos profesionales, el más amateur era yo”. El ganador fue el marroquí nacionalizado español Zaid Ait Malek, con un tiempo de 26h:55.07, por delante del gran Chema Martínez, segundo con 28h:02.27 y con el costarricense Ashur Youssefi en la tercera plaza, con 29h:11.50. Unos competidores que muestran el gran nivel de la prueba, a la vez que la extrema durerza como reflejó el propio Chema Martínez al cruzar la última línea de meta, después de muchas caídas y tras sufrir un esguince: “Ha sido lo más impresionante que he hecho en mi vida”, dijo.
También una fuerte caída durante una de las etapas sufrió César Sánchez, que le llevó a temer una lesión muscular en el cuádriceps. “Al final fue solo una contractura, pero me asusté y bajé mucho el ritmo”, explica, y cree que, si no hubiera sido por ella, podría haber hecho una mejor posición en la clasificación general.
Con una mochila de 13 kilogramos
Era la primera vez que César se enfrentaba a una prueba de este tipo. Y esta primera experiencia le ha aportado una consigna clara: “Tú te programas lo que vas a hacer y, sobre el papel, está muy bien. Pero en carrera la cosa cambia”. En su mochila, de 13 kilogramos de peso, llevaba la comida liofilizada (en sobre a la que se le echa agua hirviendo, que sí aportaba la organización, para convertirla en comida contundente), además de algo de jamón, frutos secos, lomo, dátiles, barritas, geles y 2’5 litros de agua, junto al saco de dormir, ropa de abrigo, linterna, brújula y botiquín. Todo ello con etiquetas marcadas con rotulador y con una planificación prevista en cuanto a su comida. No salió, sin embargo, como él esperaba. “La segunda etapa fue durísima y me comí parte de la del tercer día. Ese día entonces comí muy poco y pasé mucha hambre, porque decidí no avanzar la comida de la cuarta etapa. Fue un poco agobiante el tener que controlarme, tener comida en la mochila y no poder comerla me fastidiaba. Lo pasas mal, a lo que se unía la humedad en la tienda de campaña. Sabes las calamidades a las que vas, pero cuando te enfrentas a ellas es muy difícil”, sentencia.
A esas calamidades se juntó un imprevisto: la climatología. Salvo en la primera etapa, que tuvo algo de sol, el resto se llevaron a cabo en alerta amarilla por lluvias, algo inusual en Costa Rica en esta época del año. “La gente de allí nos contaba que no había tenido una semana así en esta época. Corríamos preocupados y nuestros familiares desde la lejanía también”. Esa lluvia, además de la ya apuntada suspensión de la quinta etapa, produjo muchas dificultades durante la carrera y el descanso: “Todo estaba lleno de barro, tienes las zapatillas y los calcetines mojados, que no se secan al día siguiente por la humedad. Eso te lleva a tener ampollas en los pies, a ser todo más difícil junto al desnivel y la distancia”, recuerda César.
Selva salvaje y volcanes
La Jimbee Volcano Ultramarathon de Costa Rica lleva a sus participantes a terrenos de pura aventura, con un recorrido que cruza selvas, ríos, bosques y volcanes, de ahí su denominación. “Es impresionante”, asegura César ‘Ultraviviente’, todo un amante de la naturaleza. “Vas por una selva tan verde y, de repente, subes un repecho y te encuentras con la ladera de un volcán toda quemada de haber estado en erupción, todo calcinado, con ceniza en el suelo. Es todo un contraste, dejas de correr, te paras y lo disfrutas. Es algo que no creo que vuelva a ver nunca más”.
Por esas zonas selváticas, de auténtica selva salvaje, los participantes también tenían la peligrosidad de cruzarse con animales. Entre ellos César pudo ver serpientes, tucanes, loros, la rana más venenosa del mundo, que pudo grabar en vídeo, o monos aulladores. Al mismo tiempo se cruzaban también ríos a los que había que cruzar con el agua hasta la cintura, nadando si la profundidad era grande o agarrado con una cuerda. “Es una experiencia muy salvaje, sitios a los que no se puede pasar y que la organización tiene que pedir permisos para ello”, señala, y asegura que allí en Costa Rica, en donde no hay helicóptero de rescate, “te planteas que, si te pasa algo, quién va a poder ir allí a rescatarte”.
Momentos duros fueron muchos para el ultramaratoniano ciudarrealeño, pero recuerda uno en concreto, en el que estuvo a punto de abandonar la prueba. Fue en la última etapa, una ‘locura’ de 83 kilómetros de distancia que transcurría por un sendero de 10 kms rodeado de selva virgen y que había que cruzar de ida y de vuelta. “He ido a carreras muy difíciles, pero como ese tramo tan complicado no había pasado nunca. Fueron los kms más duros que he hecho y al cruzarme con unos compañeros les comenté que iba a abandonar, no podía volver por donde había atravesado. Estaba roto”, admite, pero a la vez explica que esos compañeros “me animaron a seguir. Comí, bebí, estuve media hora parado para recuperar el cuerpo y decidí volver como podía”.
Cosas del deporte, y de las carreras, curiosamente fue después de ese momento tan crítico cuando llegaron las mejores sensaciones que vivió en la prueba. Algo que ni él mismo puede explicarse. “Fue increíble, se me hizo de noche y a mí, aunque la noche me encanta, era peligroso ir así y solo. Empecé a tirar y pasé por uno de los puntos de control con el octavo mejor tiempo de todos. Tuve esa recaída y terminé reaccionando, haciendo uno de los mejores tramos de todas las etapas”, relata.
Así terminó César ‘Ultraviviente’ la Jimbee Volcano Ultramarathon de Costa Rica, con una satisfacción muy grande pese a las ‘penurias’ vividas, algo que asegura engrandecerle más todavía como corredor y como persona. Al mismo tiempo echa la mirada atrás, hacia la durísima preparación, y ve cómo tuvo también que superar numerosos obstáculos, entre ellos el cierre perimetral que le impidió entrenar bien las largas distancias, más todavía cuando su residencia está en el municipio de Pozuelo de Calatrava: “Tenía que dar vueltas por los caminos a un circuito de 5-8 kms. Para hacer unos 40 así tienes que trabajar mucho la cabeza. También con la bicicleta llegaba hasta el límite con Almagro, 2-3 kms para hacer unos 80”.
Dos días en España, y a Sierra Nevada
Con el enorme cansancio en el cuerpo, César volvió a correr una prueba Ultra apenas tres días después de regresar a España. Aterrizó el martes a las 22 horas y el viernes comenzó la Ultra de Sierra Nevada de 100 kms de distancia, una participación que llevó a cabo como acompañante de un amigo para ayudarle a cruzar la línea de meta, algo que consiguió con ilusión dentro de las 23 horas en la que estaba establecido el límite.
Ahora ‘Ultraviviente’ tiene un nuevo reto. De Costa Rica pasará a Islandia, el escenario dentro de dos meses de la segunda prueba incluida en el Jimbee Volcano Ultramarathon, con 285 kms en seis días y un desnivel de 9.000 metros. Allí, y tras el resultado conseguido en el país centroamericano, tiene claro que su objetivo “será darlo todo y conseguir el trofeo al más regular de las dos pruebas”. “Será otro terreno diferente, quiero correrla y disfrutarla”.
Un nuevo desafío para César Sánchez, que sigue sumando así retos desde que hace pocos años comenzara a correr. Porque ‘Ultraviviente’ no se cansa de hacerlo, sea cuales sean los obstáculos.
