La campaña de almendra en la provincia de Ciudad Real, ya abierta, está consignando las grandes pérdidas de producción estimadas tras las fuertes heladas de primavera.
Las mermas, en general, se sitúan entre un 40% y un 50%, aunque en zonas del Campo de Montiel, y las comarcas de Calatrava y Mancha hay fincas totalmente lastradas y reducciones de “casi hasta el 100%”.
En distintas valoraciones, productores consultados prevén un desarrollo de la recolección con bajísimos volúmenes, aunque con un margen de rentabilidad económica, por el mantenimiento de buenos precios, a tenor de la coyuntura del mercado internacional (fuerte sequía en California –EEUU-, la zona productora por excelencia).
A nivel regional, el aforo previsto es más favorable, pero también a la baja, con un 48,7% menos respecto a la campaña anterior (21.474 toneladas), según las estimaciones de Cooperativas Agroalimentarias Castilla-La Mancha. El descenso también se debe a la climatología, a pesar del aumento continuado de superficie: 87.803 hectáreas en secano y 14.830 ha en regadío, tras sumar en global 16.267 h en el último año.
Albacete es la mayor productora de almendra, con el 50% de extensión, y Ciudad Real, en segundo lugar, copa alrededor del 10%.
Pero el crecimiento no garantizará que se alcance el promedio de 107,3 kilos por hectárea previsto en la región.

Casi todo perdido
Es el caso del productor de Villanueva de la Fuente Juan Miguel Requena, quien ha perdido prácticamente toda la cosecha de sus 14 hectáreas de producción, de las variedades comuna y lauranne. Se vieron afectadas, comenta, por las heladas de marzo y abril, incluso de “mediados de mayo”, al estar ubicadas en una zona “extrema”, con una altitud por encima de los 1.000 metros.
La gran pérdida es, según señala, la tónica general en toda la comarca de Montiel, donde el almendro se ha convertido en el cultivo estrella, en sustitución de los tradicionales herbáceos.
Requena calcula unas 120 hectáreas la extensión de frutos secos -almendra y pistacho- recién incorporada, respecto a las 800 h de cereales, cultivo tradicional pero con menor rendimiento.
Ni para probar
En similar tesitura, las seis hectáreas de almendras guara y lauranne de Justo Fernández, productor de Miguelturra, han sido otras ‘víctimas’ de las heladas, que “nos han fastidiado bien” y “no tenemos ni para probar”.
Mejor comportamiento, sostiene, ha tenido sus pistachos, que estos días recoge con paraguas vibrador.
Mejor suerte
Más suerte ha tenido el joven agricultor Juan Jiménez, a cuyas producciones de almendras en Torre de Juan Abad y Villanueva de los Infantes, -18 hectáreas en total-, de las variedades soleta y marinada, apenas han sentido los efectos del hielo. Se debe, explica, “a la intensidad de las heladas y a la ubicación y orientación” de cada parcela.
Jiménez celebra su fortuna, aunque habla de las importantes consecuencias de las anomalías climáticas en este territorio, con una caída estimada de entre el 40% y 50% respecto a una campaña media. Por zonas, el impacto ha sido “más heterogéneo”, con parcelas sin apenas daños y otras “con tres cuartas partes perdidas”.
La sequía, agrega el también olivarero, ha sido otro factor negativo para la almendra de secano, y ha contribuido a que el rendimiento del grano haya bajado entre un 25% y un 27%.
La presencia de plagas, como el mosquito verde y el tigre, han sido otros elementos negativos para la actual campaña productiva de almendra, tal y como asegura Jiménez.

Almendrun compra en otras zonas productoras
El bajo balance de producción en campo también se ha notado en la industria provincial, a la hora de hacerse con almendras para su procesado y posterior comercialización en canales alimentarios nacionales e internacionales.
La tomellosera Almendrun es un ejemplo y, en plena actividad, ha tenido que acudir a otras zonas de la península -Albacete, Andalucía, Aragón o Badajoz- para adquirir almendras de todas las variedades, tanto ecológica como convencional.
En conjunto, según Faustino Picazo, gerente de la empresa familiar, la previsión para esta campaña es comprar doce millones de kilos de grano en cáscara (el objetivo a corto plazo para su estabilidad como industria es alcanzar entre 12 y 15 millones), que recepcionan tanto en campo como en sus instalaciones. El 90% del volumen de almendra va sin capota, posteriormente pasa por el prelimpiado, la partición de la cáscara y la obtención de la pepita -3,6 millones de kilos este año- para ser envasada en varios formatos.
La mayor parte se comercializa en el mercado español, frente a una exportación «mínima» a Marruecos, Francia o Alemania. Pretenden ampliar, comenta Picazo, esta actividad internacional a «mercados potenciales» como Suiza.
Respecto a los precios, Picazo destaca sus valores rentables, a 4,5 euros el kilo de convencional, un euro por encima del precio de 2020, y hasta 8,50 euros el kilo de ecológica.
Almendrun nació hace cuatro años en una apuesta empresarial de la familia Picazo para diversificar su actividad agraria. Uno de sus objetivos es procesar el 80% de la almendra que procesan «en ecológico», con parte procedente de cultivo biodinámico. Su desarrollo y tecnificación como industria también ha traído empleo a la comarca tomellosera, pues actualmente cuentan con una platilla de 14 trabajadores, al 50% hombres y mujeres.