Quien más y quien menos tiene su vocación, la cual se puede ver satisfecha en mayor o menor medida en función de mil circunstancias personales.
Raras veces se alinean vocación y profesión, por lo que quien se ve en la tesitura de acomodar ambas facetas tiene que hacer no pocos malabarismos de muchos tipos para no desatender otros aspectos también importantes.
El caso del protagonista del presente texto se vio desde joven impulsado –casi empujado- a hilvanar su profesión, su familia y su vocación/devoción por la figura de Manuel Rodríguez Sánchez “Manolete”, aquel circunspecto torero que marcó una época a mediados del pasado siglo a pesar de morir en el ruedo cuando tan solo tenía treinta años.
Aunque nacido en Écija, Paco Laguna pronto se trasladó a vivir a Barcelona, donde entró en contacto con la figura de Manolete, pues fue en aquella plaza en la que más tardes actuó el diestro cordobés.
Desde entonces, por casualidades o causalidades de la vida, la cual Laguna insiste en denominar como “un misterio”, este sevillano de nacimiento pero cordobés de adopción ha ido acumulando la mayor colección mundial de memorabilia y objetos relacionados directa o indirectamente con Manolete. Así pudimos apreciarlo in situ y así quedó reflejado en la charla que ofreció a finales del pasado año en la Peña Taurina de Antonio Linares, en Tomelloso, donde presentó su enciclopédica obra de cinco volúmenes sobre el considerado cuarto califa del toreo cordobés.
Casa-museo
La casa de Paco Laguna en Villa del Río es una verdadera joya que alberga un conjunto de objetos de toda índole que no tiene valor por lo incalculable de éste. Cabezas de toros a los que se enfrentó Manolete, capotes, muletas, trajes cortos, vestidos de torear, la piel de la vaca Islera, madre del toro que hirió mortalmente a Manolete en Linares el 28 de agosto de 1947, zapatos, gafas, sombreros, carteles, entradas, facturas, documentos de todo tipo, autógrafos, cuadros, miles de fotografías (las cuales se pueden encontrar en su obra La Tauromaquia de Manolete antes citada)… Una verdadera gozada para aquel que sepa apreciar la importancia de este arsenal sin sentirse apabullado.
Pero lo que es más de agradecer, sin duda, es la generosa vocación expositora de Paco Laguna, quien no escatimó tiempo para atender a Lanza en la visita que hicimos a su casa-museo hace escasas fechas, a pesar de tener distintos proyectos en marcha y viajar constantemente para dar conferencias sobre Manolete en el año que se cumple el centenario de su nacimiento.