La crisis está haciendo tambalearse a la práctica totalidad de las estructuras de negocio de este país. En mayor o menor medida todos nos hemos visto afectados por esta pesadilla que, según nos cuentan, dejará de serlo paulatinamente poco a poco en los próximos años. Falta hace.
Sin embargo, hasta que eso ocurra hay que seguir viviendo, e ingeniándoselas para subsistir. Y eso es precisamente lo que algunos ganaderos de toros de lidia están haciendo; agudizando el ingenio y buscando las mañas para hacer que su actividad económica no desaparezca. No perezca.
En el caso de los ganaderos de toros de lidia llueve sobre mojado, ya que la viabilidad económica de su actividad era más que complicada incluso antes de que la crisis se manifestara en toda su crudeza. El precio de los piensos se ha disparado en los últimos años, al igual que los costes de producción en general que conlleva la cría de un ganado cuyo desarrollo y cuidado es tan particular, mientras que el precio de venta de sus novillos y toros ha descendido a niveles que en algunos casos tocan la indignidad.
Varios estudios han afirmado que el coste medio de producción de un toro de lidia hasta que éste es lidiado en una plaza con cuatro años de edad es de alrededor de 3.500 euros. En esta cantidad se incluyen aspectos como son la alimentación, cuidados veterinarios, mayoral, vaquero, instalaciones, etcétera. Si multiplicamos esa cantidad por seis, que son los animales que generalmente componen un festejo taurino mayor, la cantidad resultante alcanza los 21.000 euros.
Esa cifra sería un precio en el que apenas habría beneficio neto para el ganadero. Pues bien, en los últimos años el precio de venta de muchas corridas de toros de vacadas de renombre no ha llegado a los 10.000 euros. Si echamos cuentas, los números no salen.
Reinventarse
Es por ello que algunos ganaderos están intentando obtener ingresos al margen de la venta de sus novillos y toros para las plazas. Una de las opciones adoptadas por un buen número de ganaderos es la de abrir las puertas de sus fincas a grupos de aficionados que quieran conocer más de cerca la crianza del toro de lidia.
En Ciudad Real tenemos un buen ejemplo en el caso de la ganadería de Javier Gallego, en pleno Valle de Alcudia, un paraje que cuenta con la denominación de Parque Natural, y una gran tradición ganadera de manso, aunque no de bravo hasta la llegada a mediados de la pasada década de la familia Gallego a estos pagos.
En la finca Pulido, en el término de Brazatortas, tanto Javier Gallego como sus hijos Enrique y Macarena, están empeñados en sacar adelante lo que ha sido la tradición familiar de varias generaciones, y para ello, además de vender sus animales para festejos de todo tipo, también organizan visitas guiadas para enseñar sus camadas de utreros y cuatreños, hacen exhibiciones de manejo del toro en el campo, organizan comidas para grupos, capeas y tentaderos públicos, con los que apoyar la maltrecha economía de un sector que está teniendo que reinventarse para subsistir.
De momento la iniciativa está teniendo una buena acogida, y grupos de aficionados y peñas taurinas ya han disfrutado del campo bravo ciudarealeño. Y es que hasta el momento no era tan fácil que los ganaderos abrieran las puertas de sus fincas a grupos numerosos. De este modo se cumple una doble misión, como es la de dar a conocer la vida y crianza de un animal tan especial como es el toro de lidia, y al mismo tiempo se dinamiza un sector económico que no está atravesando su mejor momento.
Por cierto, para posibles interesados, la dirección de contacto de la familia Gallego es macagv80@hotmail.com .