Luz Pintado / Directora del Centro de Yoga Dipawaly, Ciudad Real
Hiperactividad, autismo, estrés, obesidad… Estos son algunos de los retos a los que se enfrentan los niños de hoy en día en nuestras sociedades que solo conocen una dirección y una velocidad: siempre hacia delante y a 200 por hora.
Las prácticas escolares y extra-escolares habituales tampoco colaboran ya que suelen estar encaminadas a reforzar las mismas capacidades, casi siempre exaltando una competitividad ciega que no deja hueco al individuo (al niño) para parar, cerrar los ojos, respirar… en definitiva, para estar un rato a gusto consigo mismo; simplemente,
“estar”, sin hacer nada (no tarea, no consola, no deporte, no tele…).
Frecuentemente observamos cómo el deporte convencional, que debería ser manejado
como herramienta de desarrollo personal del niño, no tarda en convertirse una fuente de competitividad/rivalidad y por lo tanto, de estrés y ansiedad. Finalmente ese estrés y ansiedad derivan en frustración y si no se remedia, en trastornos físicos y psíquicos (TDAH, obesidad, trastornos obsesivos-compulsivos, etc.).
En el Centro de Yoga Dipawaly incorporamos las clases para niños hace 8 años, dando respuesta a la demanda surgida a partir de las recomendaciones de profesores, psicólogos, psiquiatras y también de las investigaciones llevadas a cabo en centros educativos de EE. UU.
El Yoga para niños no solo revierte en su bienestar, sino también en el de padres y profesores… El Yoga para niños que desarrollamos en Dipawaly se basa en:
– Ejercicio físico: a través de las asanas o posturas se trabaja la fuerza, el equilibrio y
la elasticidad de forma suave y metódica. Además, se toma consciencia de cada parte del cuerpo, lo que aporta un mayor control a la hora de mejorar la coordinación.
– Respiración: practicando una serie de ejercicios específicos (pranayama) se incrementa la energía vital. La oxigenación adecuada del cerebro aumenta la capacidad de concentración y el rendimiento intelectual.
– Relajación: unida a la respiración, la relajación activa nos permite reducir los niveles
de estrés y ansiedad, mejorando problemas como el trastorno por déficit de atención e hiperactividad. También ayuda a superar los problemas del sueño.
– Dieta adecuada: se estudian los distintos tipos de alimentos buscando posibles desequilibrios de la dieta del niño y previniendo así los trastornos alimenticios tan comunes hoy en día.
– Pensamiento positivo: como actitud ante la vida para afrontar con éxito cualquier situación o problema. Son lo que hoy en día se denominan “competencias emocionales” o “inteligencia emocional”.
Estos pilares de la práctica del Yoga suponen una sólida cimentación para el desarrollo
del niño, traduciéndose a corto plazo en una mejora de la capacidad intelectual (rendimiento escolar), una mayor facilidad para socializar con los compañeros y profesores, y una mejor disciplina y autocontrol.
El Yoga también es divertido… Obviamente, al trabajar con niños tenemos que adaptarnos a la rapidez de su pensamiento y revestir las actividades de un modo que
les resulte atractivo y ameno. No se trata de ponerse en la postura del loto y cantar “Om” durante una hora… Por eso el juego es una parte fundamental de las clases de Yoga para niños.
En Europa ya hay países que incorporan el Yoga como asignatura en el CV escolar; por eso, animamos a las AMPAS y centros educativos a que se pongan en contacto para participar en nuestras clases a través de colaboraciones para grupos.