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12 septiembre 2024
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Greccio, Nochebuena de 1223

Imagen del belén municipal de Ciudad Real
Imagen del belén municipal de Ciudad Real
Fermín Gassol Peco
Un belén que plasma con admirable y auténtica similitud, la sencillez del Misterio del Nacimiento de Jesús

…”Animó a todos los vecinos de la comarca a acercarse aquella noche con antorchas y velas encendidas hasta el lugar. Según cuenta la tradición, milagrosamente, en medio de la celebración religiosa, de la talla del niño se escapó el débil llanto de una criatura recién nacida…A partir de entonces, los frailes consolidaron la tradición de representar la escena del Nacimiento del Señor en todas las iglesias franciscanas, recreando pesebres vivientes e iniciando así el antecedente de los primeros belenes”… 

Así reza uno de los paneles que anteceden a la recreación del Belén “vivido” en Greccio, una pequeña aldea ubicada entre las regiones italianas de Lacio y Umbría, hace ahora ochocientos años. Unos paneles que recogen de manera ordenada y didáctica la historia que movió a S. Francisco, fundador de la orden franciscana, a “vivir” en una cueva de ese lugar el primer belén. 

 Antes, un vídeo explicativo muestra la gran complejidad técnica y artística que ha supuesto la realización de esta obra de arte. Un trabajo minucioso, meticuloso de taller y montaje al que los miembros de la Asociación de Belenistas  de Ciudad Real cada año dedican meses, llevados de una admirable vocación y de una gran capacidad imaginativa y estudio; todo ello para deleitar a los miles de visitantes que en estos días de Adviento, previos a la Navidad se acercan, no pocos varias veces, a contemplar este Belén Monumental Municipal. 

Un belén que plasma con admirable y auténtica similitud, la sencillez del Misterio del Nacimiento de Jesús. Como acaeciera mil doscientos años antes en la aldea de Belén de Judá, el “poverello” de Asís, quiso escenificar en otra cueva la celebración de la Navidad; para ello pidió a un amigo una mula y un buey, colocó un pesebre y convocó a los habitantes del lugar para la celebración de la misa en la que serían testigos del tierno milagro; el llanto salido de la imagen de un Niño Jesús allí mostrado.  

El fundador de la orden franciscana, tras su visita a los Santos Lugares, quiso reproducir de esta manera la escena del nacimiento del Señor tal como la relata Lucas (2, 4-7), en su evangelio.  

Tras la estética, belleza y singularidad que encierra cada uno de los belenes que se exponen, bien en lugares públicos, belenes más o menos monumentales, o aquellos que cada año se “ponen” en el seno de miles de hogares en el mundo como ancestral tradición, existe una teología, una catequesis que explica la esencia de la Fe cristiana y también la clave para todas aquellas personas que desean encontrar el sentido y la felicidad profunda en sus vidas de una manera más o menos exigida: La pobreza. La teología de la pobreza, del desasimiento, de la sencillez, de la humildad que muestra en su culmen, el abandono de sí mismo. San Francisco de Asís así lo entendió y así vivió. Mimetizó tanto su vida con la de Jesús, abrazó de tal manera su estilo de vida, que dos años antes de morir recibiría los estigmas en pies, manos y costado, como los que Jesucristo padeció en la Cruz.  

 Fue del crucifijo ante el que Francisco rezaba en la iglesia de S. Damián cerca de Asís, medio derrumbada, de donde salió la revelación por la que el Señor le pedía que arreglara esa iglesia. Después “el hermano universal” comprendería que esa petición no era para un templo, sino para la Iglesia como institución.  

Terminando la visita de este artístico belén y tras la escena del Nacimiento, que cuatro franciscanos contemplan, (síntesis de Belén y Greccio), figura un escrito que expresa el sueño que Dios le confió: 

  “Yo el hermano Francisco, quiero recordaros el sueño de Dios: ¡que seamos una gran familia de hermanos en el amor!. Dios se ha hecho uno de nosotros y eso es lo más grande que nadie haya podido soñar. Se ha hecho hombre, hermano de cada hombre y mujer. De los de allí y de los de aquí, de los de cerca y de los de lejos. ¡Es la fraternidad universal!. El niño de Bethlehem os ha nacido. Paz y bien”. S. Francisco de Asís 

Un deseo, el de Paz y Bien, el deseo de la fraternidad universal, que hoy sigue siendo necesario recordar y obligado proclamar con más fuerza y esperanza en algunos lugares concretos del mundo. 

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