Lloramos sin gemidos ante la muerte
olvidamos que es un viaje evolutivo
el cuerpo regresa a la madre tierra.
En el ayer lejano y olvidado amábamos
los árboles sintiendo su savia y su latido
al abrazar su tronco debajo de sus ramas.
Aquellos celtas perdidos en la noche
del tiempo aseguraban que morir
es un viaje evolutivo para regenerarnos.
Lloramos en mitad del vacío actual
sin creencias y faltos de esperanzas
sin sentir la música celeste del orbe.
Olvidando de donde procedemos
del alma de una estrella suspendida
en el sin fin del infinito llamado cielo.
Rotamos en el eje invisible del planeta
trascordando su rotar cíclico y continuo
a través de los miles y millones de años.
Fuimos concebidos por un cometa
itinerante somos luz de galaxias
procedentes de misterioso mundos.
Sueños de dioses que siguen invisibles
al lado de nosotros los humanos amantes
de la vida por encima de mil muertes.
Y lloramos y sufrimos hasta morir de pena
y dolor cuando se van los nuestros al río
del olvido y de las eternas sombras.
No ignoro que somos raíces de árboles
genéticos con herencias de derrotas
repetidas y múltiples en nuestra Historia.
No lo ignoro ni niego ni reniego de ella
somos fuerza y belleza de voluntad
férrea y decidida a pesar de fracasos.
Pero estamos aquí de pie y sin temor
a seguir avanzando a pesar de la muerte
sabedores de que nada se pierde…
Amor es fuerza ilimitada de energía
desde tiempos remotos perduran nuestras
huellas trasmitiendo la vida existente.
Metamorfosis; soy viento, lluvia, sol,
frío, nieve y desierto , llanura y monte,
cordillera y río, mares y océanos helados
por donde viajo eternamente…
Estoy aquí, permanezco, no me he ido.
Poema inédito