22 voluntarios (seis hombres y dieciséis mujeres), además de dos capellanes, desarrollan diversas actividades en los dos centros penitenciarios de la provincia: en Herrera de la Mancha (Manzanares) con más de cuatrocientos reclusos y en la cárcel de Alcázar de San Juan con unos ochenta reclusos.
La Pastoral Penitenciaria dedica sus esfuerzos a la atención de las personas privadas de libertad y a sus familias, como explica su responsable, el delegado diocesano de Pastoral Penitenciaria y capellán en el centro penitenciario alcazareño, Ambrosio León.
También tiene una dimensión de sensibilización y de prevención, intentando evitar que, sobre todo los más jóvenes, se alejen del riesgo de entrar en prisión. Por este motivo han intervenido en varios institutos con charlas.
La Pastoral Penitenciaria desarrolla, sobre todo, su acción en el acompañamiento a los presos dentro de los centros penitenciarios y, también cuando, una vez fuera, comienzan un nuevo camino de reinserción en la sociedad.
Talleres
En el centro penitenciario de Alcázar de San Juan realiza un taller de manualidades los lunes y un taller de valores humanos y cristianos los viernes.
En Herrera de La Mancha los viernes desarrollan el mismo taller de valores humanos y cristianos y el sábado se ofrece un taller de ocio y tiempo libre. Además se celebra la eucaristía en ambos centros, los sábados y domingos en Herrera y un sábado cada quince días en Alcázar.
Ambrosio León destacó que la labor de los voluntarios es fundamentalmente de escucha y de acompañamiento a las personas que están en situación de privación de libertad. Es un servicio gratuito y voluntario de tremenda humanidad que sirve no solo a los presos, sino también a ellos mismos porque “reciben mucho más de lo que dan y aprenden mucho de ellos”.
Destacan ellos mismos que aprenden mucho de la vida: “la cárcel es una auténtica escuela de vida”, afirma León a raíz de las impresiones de los voluntarios.
Concluye el delegado diocesano afirmando que el papa Francisco ha dicho que Dios está presente en la cárcel por medio de su Iglesia, a través de los capellanes y de los voluntarios. “Dios está detrás de cada reja”, como dice el Papa.
En este sentido destaca León que en los dos centros penitenciarios de la provincia la asistencia a la eucaristía es superior al 25%, con lo que es superior a la media que existe en las parroquias, y con una participación en las celebraciones muy activa.