En poblaciones de 800 habitantes, como Almuradiel, poca gente necesita un taxi. El negocio en este y otros pueblos de la provincia de Ciudad Real subsiste por el transporte escolar y servicios como el de asistencia en carretera en caso de avería para mutuas o particulares.
Este año la Asociación Provincial del Taxi de Ciudad Real (APTCR) ha premiado a un taxista de la zona, Alfonso Márquez, como Quijotaxi 2019, por la trayectoria de su empresa, Taxi y Ambulancias Alfonso S.L. (ahora solo taxi) que Márquez heredó de su padre, fallecido de forma repentina en 2015.
El espíritu del taxi rural
Este taxista, con licencias en Almuradiel, Castellar de Santiago y Viso del Marqués, representa el espíritu del negocio del taxi en el medio rural, que no tiene nada que ver con el conflicto que mantiene el sector y las plataformas de vehículos de alquiler con conductor (VTC) en ciudades como Madrid y Barcelona. “Claro, que si las VTC se introducen en el transporte escolar o el de asistencia en carretera en nuestra comarca no podríamos convivir”, dice.
Márquez, preocupado como todos los taxistas por el futuro del sector, ha recogido hoy en Ciudad Real el premio Quijotaxi 2019, de manos del presidente de la Aptcr Manuel García.
En Castilla-La Mancha el nuevo reglamento del taxi autoriza desde el año pasado las licencias de taxis de siete plazas, adaptadas a servicios de transporte escolar de pequeñas poblaciones u otros servicios de transporte de viajeros en grupo.
Área de prestación Campo de Calatrava
La asociación también impulsa la zona única de prestación conjunta de servicio de taxi del Campo de Calatrava, un proyecto en el que trabajan con los quince ayuntamientos mancomunados de la comarca desde dos años, y que podría ver la luz en breve. “Yo creo que si se le pone voluntad y ganas se puede hacer antes del verano”, apostilla Manuel García.