Decís en la presentación de “El amor enamorado” que “la fórmula secreta vuelve a no ser secreta: una buena historia que contar, y un equipo profesional que la levante”. ¿Cómo es un día normal dentro de vuestra gira?
El bolo empieza mucho antes de salir de casa. Hay un equipo técnico y de producción de cinco personas que se coordinan para que todo cuadre: horarios, hojas de ruta, planos, etc. La compañía viene desde diversos puntos de España: Galicia, Madrid o desde donde estén trabajando en ese momento. La salida suele ser desde Madrid, y ahí empieza el verdaderamente el bolo del elenco, porque donde hay compañía, hay teatro, y en este caso es una gran compañía de profesionales que nos hemos apoyado en el buen rollo, en la generosidad, en el pedir las cosas por favor y con cariño, dejando el ego en la puerta y trabajando para levantar una historia cada día. Eso se nota encima del escenario y viene a hacer pegamento en esta obra tan coral.
En esta narración nos encontramos con un pueblo que “lucha contra la adversidad que lo devora”, ¿se echa de menos esa lucha en la sociedad actual?
La Humanidad entera nos acabamos de juntar para luchar contra el coronavirus, esto dialoga estrechamente con el gran valor de nuestra función y responde directamente a la pregunta, pero también hemos asistido y asistimos al sinsentido de terraplanistas, negacionistas, antivacunas, antisistemas y antitodo: hemos llegado a ver gente que se ha metido lejía en las venas, y lo más tremendo de todo es que fue porque lo dijo el presidente de EEUU; es decir, en situaciones tan extremas, la grieta que se deja entrever, nos hace pensar que “hay gente pa tó”, y que el casting del Mundo fue muy complejo y a veces parece que lo hizo hecho alguien a quien le faltaba una siesta, pero con textos como el de Lope, volvemos a repensar las cuestiones más básicas de esperanza y amor por la vida.
El teatro siempre es un lugar donde se crea la magia, ¿qué tipo de público os está disfrutando con esta obra?
Todo tipo de público. Estamos muy contentos, porque tenemos más de un 80 % de ocupación en los teatros donde vamos (en los festivales gozamos del 100%), y eso es una alegría para nosotros, porque nos dice que –influencers y televisivos aparte- si tienes un buen proyecto, y lo has hecho bien, puedes mantenerte con alegría y seguir apostando por la calidad.
La provincia de Ciudad Real se ha convertido en un referente para la dramaturgia internacional, ¿qué tiene esta tierra de especial?
Esta tierra siempre ha estado muy abierta al exterior, sobre todo por la gente castellanomanchega que trabaja en todos los lugares de España y en otros países, y nos vamos encontrando. Sin ir más lejos, yo soy de Puertollano, y fuimos casi 40 personas las que nos dedicamos al Arte Dramático y ahora vivimos diseminados por España, el Mundo y La Vía Láctea (y parte del extranjero). Es la manera que encontramos de hacer sostenible esa internacionalización de la dramaturgia.
Al final, recurrir a la reinterpretación de los clásicos es habitual. ¿Tenemos nostalgia o es que no hemos encontrado la fórmula para reinventar el teatro?
Es porque tenemos la certeza de que esos textos, si son clásicos, es por algo: porque nos siguen haciendo preguntas a través de los siglos, y nos siguen cuestionando como seres humanos. Como dijo el maestro: “hay más de vida en un minuto de buen teatro, que en seis horas en una barra de bar.”
Entre los actores y actrices de toda la vida y la nueva hornada que está apareciendo, ¿existen muchas diferencias de recursos?, ¿han sido atraídos hacia las tablas por la misma pasión?, ¿cómo lo observas desde tu posición de director?
Observo que las actrices y actores evolucionan con la sociedad. Hay mucha gente que se queda atrás por falta de motivación (como ocurre en otros ámbitos), y su falta de preparación les saca del camino. Otros están en la cresta de la ola porque, simplemente, salen en la tele. Llenan la programación y llenan los teatros; pero también se llena McDonalds y no es referente precisamente de lo que es gastronomía. Estamos hablando de teatro.
Para mí “teatro” es otra cosa, se trata de una especie de preparación humanística en todos los sentidos, para poder entregar al público algo que no puedan ver en sus casas, y ahí la actriz o el actor juegan un papel imprescindible; ver a Blanca Portillo, por ejemplo, (o a cualquiera de los intérpretes de “El Amor Enamorado“, por supuesto), es una experiencia donde se aprecia que nuestro trabajo es una formación total, humanística como digo, una actitud ante la vida, que no se hace desde lo casual o anecdótico, sino que tratamos de calar hasta la raíz al espectador que caiga en nuestras manos, dando infinidad de puntos de vista en un solo gesto, en un microsegundo.
Para hacer honor a la verdad, debo decir que también hay una hornada de actrices y actores jóvenes preparadísimos, que se entregan con absoluta pasión, compromiso y sabiduría al teatro de verdad, y que sostienen con honestidad trabajos con verdadera maestría.
Siendo de Puertollano, ¿en Ciudad Real ponen el listón más alto para el director?
Los cómicos no somos de ningún sitio y lo somos de todos a la vez. Para mí Ciudad Real también es “casa”. Cuando voy a Andalucía (donde viví diez años) me emociono al ir enfilando el Valle de Alcudia, y al pisar la Playa de San Lorenzo en Gijón me siento también en mi sitio, como en Valladolid, en Vigo, en Puente Genil, en Murcia, etc. En Ciudad Real siempre me han tratado bien, he estado como actor, como dramaturgo, y como director. Te diré como anécdota que hace unos meses que ya no voy a las funciones de “El Amor Enamorado“, pero a la de Ciudad Real he pedido a producción asistir, entre otras cosas, por ver la función con Jacinto Díaz (responsable técnico del Quijano), que ahí sí que tenéis el listón bien alto, podéis estar contentos.
El verano siempre fue tiempo para bicicletas y para disfrutar del teatro. ¿Cómo encaráis el calendario?
Podemos decir con mucha alegría que no tenemos ni un solo hueco en todo el verano, con algún breve paréntesis para irnos de vacaciones, pero que a este paso, nos quedaremos sin playa. “El Amor Enamorado” ha desbordado todas las expectativas y vamos a hacer en un año de vida todos los festivales que a los que el calendario da de sí (Almagro, Alcalá, Olmedo, Cáceres, Almería, Veranos de la Villa de Madrid, Chinchilla, etc. Esperamos que festivales como el de Torralba o Manzanares se unan pronto a la fiesta.)
