Carmenchu Ortíz, viuda de Manuel Marín, agradeció muy emocionada que el reconocimiento hacia la figura de su marido sea un parque, “porque era muy chiquero, enseñando a todos los niños a montar en bici, a nadar…”
Se había prometido no llorar, pero no pudo impedir que las lágrimas se le escaparan al recordar a su marido al que expresó su gratitud “por haber querido compartir cuarenta años conmigo”.
En el acto de homenaje Carmenchu Ortiz rememoró el lado más personal de ‘Manolo’, que fue también un gran profesor que enseñaba que “para la vida era necesaria la calma, así como ponerse siempre frente al adversario o de quien discrepa, porque cada uno tiene su verdad y todas las verdades pueden ser buenas”.
Nacido en 1946, “se nos fue pronto”, lamentó Ortiz, quien se mostró segura de que “hoy está con nosotros, y es que nos enseñó tanto que convive con nosotros”.
Además, como le transmitió un amigo, Ortiz indicó que “si realmente exista la cosa del cielo, Manolo estará organizando aquello”.
Recordó como planificaba minuciosamente todo y relató aquel día en el que lo conoció, cuando a las dos de la mañana en una Comisión de Estatutos en un Congreso Extraordinario del PSOE le pidieron que llamara a Manuel Marín para que pusiera orden. Lo encontró y Marín consideró más acertado no ir directamente y esperar a que discutieran y estuvieran más calmados después. “Así era él, una persona sensata y equilibrada, orgulloso de su tierra y manchego de pro”, concluyó Carmenchu Ortiz abrazando a sus hijas.