En esta temporada deportiva marcada por la pandemia, Fernando Cerrato González se enteró el pasado viernes 2 de abril, a pocos kilómetros de llegar a Almería, que el encuentro que tenía que arbitrar de semifinales de la Superliga Masculina de División de Honor entre el Unicaja Almería y el CV Teruel era suspendido por un positivo en la plantilla local. El ciudarrealeño se quedaba así sin pitar el fin de semana, pero al día siguiente, una llamada desde ahora su federación, la murciana, le pedía el favor de arbitrar un encuentro regional. “Yo lo hago encantado. No voy por el dinero que me puedan dar, sino porque me gusta y para que dos equipos no se queden sin jugar. Voy, arbitro y me entretengo. Yo lo llamo un hobby remunerado”, dice.
Sí que ser árbitro de voleibol internacional y de las máximas categorías masculina y femenino de España tiene esa remuneración, pero Fernando Cerrato no descubre nada asegurando que este deporte “está por desgracia a un mundo del fútbol o de otros deportes, a nivel arbitral no te permite vivir de esto”. Nacido en Ciudad Real hace 44 años, salió de la capital hace trece años por motivos laborales con destino a Barcelona y ahora, desde hace ocho meses está residiendo en Murcia trabajando en la multinacional Pepsico que, por suerte como él confiesa, le permite compaginar su actividad deportiva: “Tengo la suerte de que, incluso cuando hice el curso internacional, no me pusieron pegas. Al revés, fueron todo facilidades. Es una multinacional muy relacionada con el deporte y cuando tengo que coger vacaciones para arbitrar ellos lo saben. Pero, evidentemente, tengo que trabajar, no puedo vivir solo del arbitraje”, reitera.
Desde pequeño Fernando Cerrato tiene el voleibol como su gran pasión y su gran deporte. Primero como jugador, empezando en su colegio, el Ferroviario en el antiguo edificio a la entrada del Parque de Gasset. Allí, su profesor de Educación Física, Don Jesús, cambió en sus clases el clásico fútbol por el voleibol y eso comenzó a generar en él la afiición por esta modalidad deportiva.
Después continuó jugando en el entonces Club Deportivo Popular, en las categorías de cadetes y juveniles, antes de pasarse a la Universidad. En esos años de universitario fue cuando llegaron sus comienzos en el arbitraje. “Para sacarme un dinerillo y seguir ligado al voleibol, hice un curso”, explica Fernando, que recuerda que tras la Universidad “ya solo me dediqué a arbitrar”. Primero fue en las categorías provinciales; luego, tras pasar un examen, pasó a las regionales y ya con 21 años se marchó una semana a Getafe pasa sacarse el curso nacional. “Lo aprobé y directamente me metieron en la segunda categoría de España. Fue con 31 años cuando me ascendieron a la Superliga”.
Doce temporadas lleva Fernando Cerrato arbitrando partidos en las primeras categorías masculina y femenina del voleibol, durante las cuales también se convirtió en árbitro internacional después de certificar este curso en el 2016 en Doha (Catar). Eso le ha llevado a pitar fases finales del Campeonato de Europa sub-18 y el clasificatorio para el Europeo sub-17, además de encuentros de la Challenge Cup, ahora mismo la tercera competición europea. “Este año tenía una designación para estrenarme en la Copa CEV, la segunda competición de Europa, pero por el COVID me la anularon”, lamenta.
En España, el ciudarrealeño es un habitual como primer o segundo árbitro en los encuentros ligueros de Superliga, además de haber estado en finales de Campeonatos de España juveniles, cadetes e infantiles. Hasta este pasado miércoles 7 de abril tenía una espinita clavada, ya que no había podido pitar ninguna final de Liga, ni tampoco asistir a alguna Copa del Rey o Copa de la Reina. Pero ese reciente día recibió la noticia de que arbitrará la próxima semana en Alcobendas un partido de la final de la Superliga femenina entre el conjunto local y el CV CCO 7 Palmas. Un paso más hacia adelante en su trayectoria. Y esa espina ya quitada.
Como objetivos más allá de nuestras fronteras, Fernando asegura tener “los pies en el suelo”. “Hay mucho nivel en el arbitraje en Europa. En la vida nada es imposible, pero estar en un Mundial o en unos Juegos Olímpicos lo veo muy difícil. En un Europeo sénior, podría ser. Sí que es más posible poder arbitrar un Mundial o un Europeo en categoría júnior”. Eso a nivel de selecciones, porque a nivel de clubes para él “sería fantástico poder pitar un partido de Champions, la máxima categoría de Europa”. Aun así, si no lo consigue, tiene claro que “voy a disfrutar igual, que es para mí lo importante”.
Ese disfrute no está exento de la responsabilidad que el árbitro tiene en todo deporte. Y él se la impone “haya 3.000 o 300.000 personas en el pabellón. Cuando pito un partido, lo que me importa es bajarme de la silla y que todo haya ido correctamente. Esa responsabilidad va en uno mismo, en querer hacer las cosas bien”.
Para que todo salga perfecto en cada partido, Fernando Cerrato asegura prepararse todos los días. No es una preparación física, “en esto intento mantener la línea, porque no es algo importante para nosotros (sonríe)”. Es más algo mental, especialmente de concentración: “Los grandes errores en los partidos llegan cuando pierdes la concentración. A veces, el partido está siendo más fácil de lo habitual, te relajas un poco, y llega el error. Yo en ellos siempre hago ejercicios para no perder esa concentración”, apunta.
Ese fundamental factor mental del árbitro, el estar siempre metido en el encuentro y en lo que ocurra en la pista, es clave para apreciar lo que para el árbitro de Ciudad Real es la acción más complicada de observar en una deporte tan rápido y explosivo como el voleibol, “esos balones tocados que casi ni se ven. Entiendo que es lo que más cuesta. Un balón dentro o fuera, aunque a gran velocidad, lo acabas viendo, pero esas pequeñas tocadas en bloqueo son lo más difícil de apreciar”.
Pese a vivir ya tiempo fuera, Fernando siempre se siente un ciudarrealeño y un manchego como el que más. Y por eso afirma estar muy pendiente de nuestro voleibol provincial, con el CV Kiele Socuéllamos a la cabeza en la máxima categoría femenina. “Estando en Barcelona le he pitado varias veces. Al tener licencia de fuera puedo hacerlo. Le deseo lo mejor”, señala, y recuerda que hace poco también arbitró a la ADV Miguelturra en un choque en tierras murcianas.
Sobre la silla como árbitro principal o a pie de pista como segundo, Fernando Cerrato sigue disfrutando con una labor arbitral en el voleibol en la que lleva mucho tiempo, pero en la que continúa dando pasos hacia adelante. Una satisfacción plena para él a la vez que practica su gran hobby.
GRAN NIVEL DEL ARBITRAJE ESPAÑOL |
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El árbitro ciudarrealeño Fernando Cerrato lamenta que el voleibol en España tenga una poca repercusión mediática. “Tuvo su ‘boom’ en nuestro país en los Juegos Olímpicos de Barcelona, con el mítico y conocido Rafa Pascual. Pero, quizá, no se supo aprovechar ese momento y ese tirón que tuvo, porque luego, además, fuimos campeones de Europa”. Al respecto asegura que “te das cuenta de la importancia de este deporte cuando sales fuera. En países como Serbia o Italia es un deporte importante”, a la vez que confía en que “en el futuro esto cambie y desde la Federación se sigue trabajando en ello”. La contradicción que apunta “es que el nivel arbitral de voleibol en España es de los mejores del mundo. Hay figuras como la albaceteña Susana Rodríguez o José María Padrón en voley playa. Es raro no ver a algún español en finales europeas o finales de Mundial, hay un gran nivel”. |