Seis cruces de Mayo reciben en la residencia de mayores Nuestra Señora del Carmen la llegada del nuevo mes como tradicionalmente se ha hecho durante los últimos años en este centro. En la confección y colocación de las cruces, han participado decenas de residentes, tal como explica el trabajador, Ángel Sánchez.
En el taller de costura y en los tiempos muertos, decenas de residentes se han afanado para dar vida a las nuevas cruces de Mayo, que se han sumado a las cuatro que ya teníoan y que durante más de una quincena llenarán de color las calles de la Ciudad de Matrimonios. “Elaborar las cruces supone que, durante semanas, los mayores puedan colaborar y trabajar en equipo. Ellos se lo pasan muy bien y además se enriquecen estando juntos”.
Sánchez expone que “lo mejor es verlos cuando ya están instaladas y disfrutan del resultado final y se las presentan a sus familiares”.
Con las dos nuevas cruces que se han sumado este años,”y quizás nos hayamos pasado”, bromea Sánchez, que no osbtante, se felicita de “una tradición que ya está asentada y que supone mucho bien para los residentes”.
Corcho, tapones, flores de lana, madera o panes, son algunos de los elementos que sirven para dar vida y configurar las seis cruces de la Ciudad de Mayores, que están expuestas en los diferentes rincones resindenciales, para que todos puedan sentirlas cerca e identificarse con un trabajo que ha sido comunitario.
Para bendecirlas, las cruces mayeras, contó con la presencia del grupo folclórico de María José Melero, que cantaron sus mayos, que perdurán ya en la memoria colectiva de los residentes, esperando poder seguir sumando cruces en próximas ediciones.