Después de la visita de los reyes Juan Carlos y Sofía de los días 8 y 9 de noviembre de 1978 a Ciudad Real, Puertollano y Almagro, la provincia volvió a la normalidad, centrada en actos culturales de menor importancia y las referencias de información nacional e internacional que cubrían el hueco de lo que no parecía pasar en lo más cercano.
Un atentado terrorista en Madrid, en todo caso, trae a la primera página un tema que parecía cobrar fuerza apenas a tres semanas de que se votara la Constitución.
En aquellos días se ponía en marcha el Instituto Social de las Fuerzas Armadas, del que se destacaba que unos 1.900 ciudadrealeños se integrarían en él.
El único toque de tinte político lo ponía la visita del ministro de Industria, Agustín Rodríguez Sahagún a Ciudad Real, Puertollano y Daimiel. Era la visita a Puertollano la que levantaba una confrontación política entre UCD, entonces en el Gobierno, y el PSOE, en la oposición.
La polémica venía por la ampliación del complejo industrial, en aquel momento, “refinería de Empetrol”. Los centristas acusaban a los socialistass de hacer juego sucio al interesarse por la ampliación de la refinería, cuando, decían en una nota, esa ampliación ya estaba decidida por el Ejecutivo.
Esta era una primera ocasión en la que se sembraban dudas sobre este complejo industrial que, a lo largo de los años, ha pasado por diversos contratiempos en los que también se ha cuestionado su desarrollo y futuro.
Como echando en falta la visita real, llegaba un último eco de la visita de la Reina a Albacete y de un viaje de los dos monarcas a México, viaje que tenía un significado especial por ser un país que acogió a buena parte de la emigración política española tras la Guerra Civil del siglo pasado.
El alcalde de Almagro, por su parte, daba a las gracias a los reyes y a los vecinos por el resultado de la visita de días anteriores, un poco eclipsada por la repercusión de la misma, centrada sobre todo en las estancias en Ciudad Real y Puertollano.
Quevedo, Espartero
La provincia seguía rindiendo homenaje a sus clásicos. Así, se continuaba con el homenaje a Francisco de Quevedo en Villanueva de los Infantes, mientras que en la capital se celebraba el centenario del General Espartero.
En la capital, la Ásociación de Amigos de la Capa elegía nueva Junta Directiva y el Club de Campo, sociedad en la que se reunían parte de la clase más adinerada de la capital, elegía a Andrés Cañadas como presidente.
En Malagón, lo que se venía anunciando se cumplía. Se anunciaba la clausura dela asilo de ancianos desamparados.
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